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Expertos: En Guatemala, las mafias siguen vivas

Open Society Justice Initiative advierte: “Aunque es probable que los casos de alto impacto de la Cicig hayan sacudido a las mafias políticas y estructuras político-criminales de Guatemala, las viejas conductas siguen presentes y las redes corruptas siguen actuando. El éxito de Cicig es una cosa muy frágil”.

2016-06-07

Por Velia Jaramillo, estrategiaynegocios.net

El pasado 26 de abril, Open Society Justice Initiative presentó el informe: "Contra todos los pronósticos: la Cicig en Guatemala". El estudio, desarrollado por el experto Patrick Gavigan y presentado por Liliana Gamboa, representante de la organización, hace un recuento de los 11 años de Cicig. Concluye que los resultados, modestos y un tanto ambiguos que la Cicig tuvo hasta 2007, se dispararon a partir de la llegada de Iván Velásquez como comisionado, en 2013.

"Velásquez se enfocó en enderezar el rumbo incierto de Cicig y desarrolló una nueva estrategia en la que atacó los nexos entre la corrupción política y la actividad criminal en las instituciones de integridad cuestionable del Estado guatemalteco".

Para los expertos de Open Society "Iván Velásquez cambió el enfoque de la Cicig, centrándose en un conjunto de investigaciones sobre las fuentes de corrupción política en el gobierno, el Congreso y las municipalidades rurales, así como en los vínculos entre la malversación de los recursos del Estado, el financiamiento ilegal de las campañas políticas y el crimen organizado, en un contexto caracterizado por la debilidad del sistema judicial y de seguridad". Cuando todo ello convergió con una población harta de la corrupción y el sólido respaldo de Estados Unidos, se produjo el terremoto político de 2015.

Cicig tuvo que ejercer desde sus primeros años presión sobre las redes de impunidad en el poder judicial que en los primeros años fallaba en contra de los casos que presentaba y ha enfrentado la reticencia del Congreso para aprobar reformas que fortalezcan la independencia del Ministerio Público y Poder Judicial, plantea el informe. Velásquez optó por denunciar junto al Ministerio Público los actos ilícitos y de corrupción de representantes de ambos poderes. No obstante, dice el estudio "las presiones acumuladas de las intervenciones de Cicig, a menudo junto a un Ministerio Público de renovado dinamismo y una ciudadanía hastiada de la corrupción, se han combinado para crear una coyuntura en que una reforma política de amplio alcance es una posibilidad real, por primera vez desde la firma de la paz, hace 20 años".

Pero advierte "Aunque es probable que los casos emblemáticos y de alto impacto de la Cicig hayan sacudido a las mafias políticas y estructuras político-criminales de Guatemala, las viejas conductas siguen presentes en un aparato estatal incapaz de ocupar los espacios temporalmente rectificados debido a las actividades de Cicig y el Ministerio Público. Las redes corruptas siguen actuando en los servicios de aduana, los nuevos grupos del crimen organizado se mueven rápidamente para ocupar los espacios vacíos dejados por los arrestos del Ministerio Público, y los contratistas privados con conexiones gubernamentales todavía se aprovechan de los contratos estatales".
Con todo, destaca, Cicig tendrá al menos otros cuatro años "para trabajar junto a un Ministerio Público popular y revitalizado para desarticular las redes político-criminales-clientelistas que están sofocando las instituciones guatemaltecas y promover agresivas agendas reformistas en los planos judicial, político y de seguridad".

Foto: Estrategia y Negocios

ONCE AÑOS DE CICIG: LAS LECCIONES

"Los resultados de esta investigación pueden ser útiles no solo para la sociedad y el Estado guatemaltecos sino para todos aquellos Estados que luchan por prevenir, reparar y prevenir crímenes graves", destaca Liliana Gamboa, representante de Open Society Justice Initiative. "Guatemala ha demostrado que si bien es difícil, es fundamental y posible enfrentar la impunidad y garantizar la responsabilidad de los perpetradores de crímenes graves", sostiene en entrevista.

El objetivo del informe, plantea, es determinar si Cicig ha sido un instrumento útil y un catalizador de cambio para el proyecto de combatir la corrupción y la impunidad. "Hoy día más que nunca en la región las discusiones sobre mecanismos heteredoxos institucionales para combatir la impunidad en Honduras, El Salvador, México y otros países hacen que una evaluación de los éxitos y desafíos de la Cicig sea muy relevante", afirma.

La Cicig fue una respuesta novedosa, innovadora y riesgosa de la ONU para el pedido de ayuda del Estado de Guatemala contra las poderosas mafias político-criminales incrustadas en las instituciones del Estado. Los obstáculos para su éxito eran enormes, desde retos relacionados con el marco normativo, la falta de herramientas apropiadas de investigación, problemas internos de administración y hasta la oposición de varios sectores relevantes, apunta.

"Teniendo en cuenta este contexto extraordinariamente difícil, no podemos dejar de destacar los éxitos que ha tenido Cicig, entre ellos, las más de 200 investigaciones llevadas a cabo que han dado lugar a la imputación por delitos de poderosos delincuentes y más de 160 funcionarios o ex funcionarios de gobierno, ha colaborado en investigaciones de la fiscalía en contra de redes contra el crimen organizado y la corrupción, y ha contribuido o elaboró varios proyectos de reforma de leyes esenciales para contar con un marco legal que permita aplicar la ley, sirviéndose de instrumentos más modernos", hizo notar.

Hoy Cicig es percibida como ser uno de los programas más innovadores entre las herramientas de ONU que han producido resultados trascendentales. "Gran parte del éxito de Cicig se debe a las instituciones locales, la Cicig no tiene capacidad para presentar casos de manera independiente por lo que la colaboración con el MP y el apoyo de los fiscales generales como Claudia Paz y de la fiscal Thelma Aldana ha sido esencial sin ellas y sus equipos hoy podríamos estar contando una historia diferente", expone Gamboa. Con todo, advierte: "El éxito de Cicig es una cosa muy frágil, hubo muchos momentos en que parecía que la organización cerraría sus puertas. El trabajo de la comisión no ha terminado, todavía hay corrupción, todavía hay quienes se benefician de ella y que quieren que Cicig se vaya tan pronto como sea posible. Pero ahora que la Cicig tiene un historial de éxito esperamos que sea más difícil".

Plantean la fragilidad de los éxitos de Cicig y MP, ¿Se pueden fácilmente caer?
Si, los llamamos éxitos frágiles, porque si bien se han desmantelado redes, se han expuesto casos, la corrupción sigue ahí. El mismo comisionado Velásquez ha dicho que las redes están vivas y el trabajo continúa. En un futuro el objetivo principal seria que haya un cambio de las élites y en cómo entienden un Estado de derecho. Una de las recomendaciones del estudio es que es necesario que cualquier entidad parecida que se forme tenga una ruta estratégica clara desde un comienzo y que no se deje tan abierto el campo de acción porque se puede perder el objetivo.
Ciertamente fueron una sorpresa las movilizaciones masivas en Guatemala. Había un letargo o un acostumbramiento a la impunidad, y por ahí es donde va la gran contribución de Cicig, inyectar una sensación de que los intocables no son tan intocables.
¿Qué tiene que acontecer para que esto sea sostenible, como hacerlo parte del ADN de país?
Con la misma creatividad que la sociedad propone Cicig, debe pensar en cómo cambiar el comportamiento de las élites que controlan al país y ajustarlo a un estado de derecho. No es de la Cicig ese desafío, sino de la sociedad guatemalteca.

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