Claves del día

Economía Dominicana: Arroz con muchas habichuelas

Después de las dos últimas décadas, la República Dominicana se define como una de las economías de más rápido crecimiento en el continente americano. Su tasa de crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) real es de 5,4% entre 1992 y 2014.

2016-05-23

Por: Daniel Suchar Zomer*

Al llegar Cristóbal Colon a la Isla que bautizó como La Española, nunca hubiese pensado que algún día, esas tierras "conquistadas" pasarían a ser el modelo económico a seguir para todo el planeta. Atracando sus carabelas en suelo quisqueyano, el navegante más famoso de la historia estaría poniendo los pies en un suelo fértil, que no solo serían granos de arroz ni tampoco de habichuelas.

El lado derecho de la isla, conocido hoy en día como la República Dominicana, ha efectuado elecciones presidenciales ratificando el liderazgo del actual presidente Danilo Medina y volviendo a permitirle nuevamente, la oportunidad de conducir al "mejor país" de la región.

Y es que no es para menos. Los números desde el punto de vista económico y financiero hablan por sí solos. Después de las dos últimas décadas, la República Dominicana se define como una de las economías de más rápido crecimiento en el continente americano. Su tasa de crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) Real es de 5,4% entre 1992 y 2014.

La economía quisqueyana sigue siendo la más rápida en la región en 2014 y 2015, con un PIB que se sitúa por encima del 7%. El crecimiento del país que más beisbolistas aporta a las Grandes Ligas (luego de Estados Unidos por supuesto) es impulsado por el sector construcción (18,2%), la industria manufacturera (9,0%) y obviamente, por el turismo (+9,2%). Solo pensar en Punta Cana, Puerto Plata, Santiago de los Caballeros o la capital Santo Domingo, es digno de ir preparando maletas para las próximas vacaciones.

Por el lado de la demanda agregada de los productos, el consumo privado está en alza, pues basada en un entorno económico de poseer una inflación baja (por debajo del 1%, en promedio, en el 2015), se han creado más fuentes de empleo como también, se ha elevado el alto nivel de remesas.

La nación de las bachatas, merengues y la salsa; ha sabido jugar en un entorno hostil rodeado de una competencia feroz en términos de intercambio comercial se refiere. Los dominicanos han sabido cómo mejorar la competitividad empresarial y el clima de inversión. Para esto, aseguran fuertes sucesiones y crecimientos en su cadena de valor desde turismo y las zonas francas de exportación; hasta los sectores más necesitados como lo son la manufactura y la agricultura.

Los dominicanos también han sabido manejar su política monetaria, siendo de los pocos países en la región que mantiene una estabilidad de su moneda local (peso dominicano) frente al dólar estadounidense, sin tantas variaciones. Prácticamente la devaluación en los últimos tres años, ha alcanzado un 6%, lo cual refiere una medición bastante conservadora a niveles de intercambio comercial y financiero.

A su vez, una de las "manos derecha" de Medina (Sr. Roberto Rodríguez Marchena) ha asegurado que el fortalecimiento de la calidad de la educación (con inversión del 4% de PIB), extendiendo las jornadas estudiantiles y la aplicación de políticas de capacitación laboral, ayudan a crear más y mejores puestos de trabajo en todo el país.

Mientras un sector de la población dominicano aún recuerda felizmente la trompeta de Wilfrido Vargas, otros han optado por suavizar la melodía fiscal haciéndola más equitativa, eficiente, transparente y sobre todo, sostenible en el tiempo. El gobierno de turno ha sabido bailar el merengue fiscal, más que todo, enfocado en la buena administración del gasto público sin estrujar al inversionista en materia de impuestos. Un enfoque hacia el logro de resultados de calidad y el fortalecimiento de los sistemas públicos de gestión financiera, logran convertir al país de Romeo Santos, en un atractivo obligatorio para la inversión extranjera directa (IED). En 2015, esta IED superó los US$23.000 millones, alcanzando un 35% del PIB.

Y aunque los números de la República Dominicana parecen ser altamente envidiables, aún hay sectores que los Sammy Sosa, David Ortiz, Juan Marichal o hasta los Pedro Martínez; han vivido desde su lugares de nacimiento y faltan por mejorar. El ejecutivo nacional ha adoptado medidas importantes en los últimos años para ampliar la cobertura de las redes de seguridad social, mejorar la focalización y transferencias condicionadas y mejorar la educación y la salud. La cobertura también se ha expandido significativamente en términos de servicios clave, tales como el Servicio Nacional de Salud y medicamentos esenciales. Esto último, aun con planes de fortalecimiento en un mediano y/o largo plazo.

El trabajo se está viendo en las calles de las ciudades de la Isla, pero todavía hay retos importantes que el segundo gobierno de Medina debe mantener y fortalecer. El acceso a los servicios públicos básicos sigue siendo desigual en ese país y de calidad muy dudosa, sobre todo para las personas que viven en la pobreza (40% de los dominicanos).

Cuando la banda de Juan Luis Guerra y su 440, componían la canción del Niágara en Bicicleta, mostraban de forma metafórica como el surrealismo quisqueyano sufría fractura en todos sus niveles sociales, políticos y económicos para finales del siglo pasado (Año 1998). El ganador de varios Premios Grammy no escapaba de la realidad que vivía (o mejor dicho, sobrevivía) el territorio que hoy en día lidera las opciones para colocar su inversión extranjera. Capitales apalancados mayormente por estadounidenses, venezolanos e incluso, de sus socios de Centroamérica que han detectado un gran potencial para poder entrar al mercado norteamericano, desde suelo dominicano.

Para el economista, ingeniero químico y actual presidente en segunda ocasión, Danilo Medina; el reto ya no es de ubicar a la República Dominicana en el radar comercial del planeta. La tarea de lograr objetivos altos ha sido realizada y ahora queda por parte de su gestión "reloaded" de mantener ese ritmo abrumador que ha conseguido en los últimos años. Bien canta Juan Luis cuando pide que ojalá llueva café en el campo, pero en estos momentos lo que se quiere, es que sus indicadores económicos repercutan en los sembradíos de arroz, para poder comerlo con muchas más habichuelas que las habituales.

*Analista Económico. Profesor Universitario.

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