El presidente de Guatemala Otto Pérez Molina decidió en la noche del domingo dar una prueba a toda América Latina de hasta dónde puede llegar la inconciencia de la dirigencia que gobierna nuestros pueblos. (Lamentablemente, quizá él sea sólo el primero en turno… Maduro, Correa, Fernández de Kirchner estarían disponibles para el relevo en cualquier momento)
Primero anunció que hablaría a la población a las 8pm, luego a las 9pm, y finalmente a las 9,30pm. Y sí, no estaba fácil estructurar un discurso y, sobre todo, componer una actuación en la que había que asegurar al pueblo de la nación que las abrumadoras pruebas que se presentaron en su contra, no tienen nada que ver con él. Solamente con un alto grado de psicopatía de poder se puede llegar a representar una actuación semejante.
Pero, aquí es importante analizar qué hay en la trastienda de este drama que se desató en Guatemala.
¿Quiénes están asesorando a Pérez Molina para afianzarse en el poder? Ya ni siquiera tiene un gabinete de ministros que lo acompañe. ¿Le responden las fuerzas armadas de las cuales alguna vez fue su general?
Probablemente, un coro de pseudo demócratas latinoamericanos de cuño pseudo izquierdista le están planteando la hipótesis de que si él deja el poder sentaría un precedente de alteración de la democracia en la región.
¿Cuál democracia señor Pérez Molina? ¿Cuál? ¿La que usted pretende construir desde una estructura mafiosa en la que los únicos que salen gananciosos son su patrimonio y los de sus secuaces? Sinceramente, eso es faltarle el respeto a la democracia y a los pueblos que son los verdaderos garantes de que ella se haga efectiva.
Muy probablemente, también, algunos presidentes centroamericanos vecinos estén muy consternados por lo que sucede en Guatemala, porque advierten que los vientos de la "primavera chapina" pudiera inundarlos, y si eso ocurre se verían obligados a abandonar el "imaginario de poder" con el gobiernan, lejos de la calle, lejos de las penurias de la gente, lejos de la honestidad y la legitimidad de un poder ejercido con moral pública.
Señores políticos, no queda otra reflexión por hacer: ¡Qué manera de destrozar la democracia que tanto costó conseguir en la región! Se están rifando en la kermese más barata y corriente el esfuerzo de décadas de pueblos que han luchado para vivir dignamente. Y lo peor: usufructuando de los valores de la democracia.
Como el nivel de consciencia que manifiestan es de muy bajo desarrollo, es posible que no estén advirtiendo algo: la sociedad ya entró en un ciclo de consciencia de su propia realidad, que está dotada de una gran convicción y autoestima colectiva. ¿Están seguros de querer confrontar hasta dónde puede llegar ese poder social?
*Editora General, revista Estrategia & Negocios
