Claves del día

¿Cuáles son las preocupaciones y temores en Centroamérica por Trump?

La dependencia del Triángulo Norte de las remesas que envían sus nacionales desde EEUU (con un buen porcentaje de indocumentados), la Nica Act, inquietud en Costa Rica ante una posible renegociación del DR-Cafta, la preocupación del sistema financiero panameño…

2016-11-14

Por: Dardo J. Rodríguez - estrategiaynegocios.net

El triunfo del republicano en EEUU, esperado sólo por muy pocos, ha determinado que por esta región se extienda una ola de preocupación y temor o, para decirlo en términos populares, que corra un aire helado por las espaldas de gobernantes y gobernados.

Si Trump efectivamente cumple con sus promesas de campaña, la situación puede agravarse notoriamente, en especial en los tres países del Triángulo Norte: Guatemala, El Salvador y Honduras. Por varios motivos, son los más sujetos a los vaivenes de la política estadounidense.

Este martes 15, los presidentes de estas tres naciones se reúnen en Ocotepeque, departamento fronterizo de Honduras, para avanzar en la lucha trinacional contra las maras y el crimen organizado. Difícilmente dejen de platicar sobre las novedades que bajan desde el norte. A los tres les preocupan los eventuales efectos de las nuevas políticas de Washington.

Lo más importante, será dilucidar el destino de los ingentes fondos ya aprobados, aunque con condicionamientos, para llevar adelante el Plan Alianza para la Prosperidad. Los tres gobiernos dependen de ellos para minimizar sus situaciones locales respecto de la crisis social y económica que provoca éxodos cuasi masivos hacia Estados Unidos.

Hay que señalar que ni los más pesimistas observadores y analistas de la región, creen que la nueva administración "tumbe" este Plan, pero también es necesario recordar que muchos de ellos, auguraron "con seguridad" la victoria de Hillary Clinton.

La lucha contra la violencia, el crimen organizado y el desempleo, será afectada si esos fondos no llegan. Si Trump le baja el pulgar a la iniciativa, difícilmente en el Triángulo Norte se encuentre una opción; no por lo menos en el corto plazo. La Unión Europea está renuente a cooperar, y no se vislumbran otros donantes con decisión suficiente como para aportar a la lucha señalada.

Pero estos males no serían nada, si fijamos nuestra mirada en el problema central: las deportaciones masivas de migrantes irregulares. Los tres países dependen mucho de las remesas que estos giran periódicamente. Veamos algunos números.

La importancia de las remesas

El 20 % del producto interno bruto (PIB) de Honduras, que tiene más de un millón de sus 8.3 millones de ciudadanos residiendo en EEUU, de manera legal o ilegal, procede de sus remesas. La situación de muchos de éstos ha sido legalizada mediante un Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), muy similar al que, en estos días, el ¿agonizante? gobierno de Obama está anulando para Haití.

Este año ha sido particularmente grave en cuanto a deportaciones, pues unos 20.000 han sido embarcados compulsivamente desde EEUU hacia las tierras catrachas, además de otros 40.000 que fueron devueltos desde México y que ni siquiera llegaron a la frontera estadounidense.

Por su parte, El Salvador, cuya población apenas supera los seis millones de habitantes, tiene unos tres millones de sus connacionales viviendo en Estados Unidos, muchos de ellos autoexiliados desde los años de la guerra civil. Se calcula que dos tercios de los mismos, estarían en situación de indocumentados. El 16,4 % del PIB salvadoreño procede de la entrada de divisas a través de las remesas, porcentaje que podría disminuir dramáticamente si Trump aplicara algunas de las medidas que anunció en su campaña.

Guatemala no la pasaría mejor. Tiene unos dos millones de connacionales viviendo en Estados Unidos, de los cuales unos 800.000 están en situación ilegal. Las remesas representan el 10% de los ingresos guatemaltecos. Si bien es un porcentaje menor al de sus vecinos, eso no evitaría el colapso para un Estado agobiado por la extendida corrupción, cuyo combate, aunque ha resultado en la caída de un gobierno y el enjuiciamiento de muchos de sus funcionarios, incluido el dueto presidencial, todavía no ha recuperado los millones perdidos por ese delito. No son pocos, por otra parte, los recursos que el Estado ha destinado a la lucha contra las maras y el narcotráfico, lo cual ha determinado un agotamiento de las arcas estatales.

¿Y más abajo del Triángulo Norte?

Salgamos por un momento del atribulado Triángulo Norte. Nicaragua tiene sus problemas. Ya está en curso el proyecto de la congresista Ileana Ros Lehtinen, conocido como "Nica-Act", una ley que impediría desembolsos internacionales a la administración de Daniel Ortega. Esta iniciativa, ya aprobada por la Cámara de Representantes del Congreso, establece que las entidades financieras internacionales donde EEUU tiene voto, y el mismo gobierno estadounidense, congelen los préstamos a Nicaragua hasta que se celebren elecciones 'libres, justas y transparentes'.

Si bien el danielismo cuenta con dos aliados político-económicos de importancia -Rusia y China Popular- para suplir, eventualmente, la no contribución occidental, resta ver hasta dónde sus "socios" de oriente están en capacidad o voluntad para cubrir el eventual déficit.

En Costa Rica, cuyo problema de emigración es relativamente bajo, la preocupación de los empresarios difiere de la cautelosa actitud del gobierno del presidente Solís. Quizás el talante de la actual administración se deba más a prudencia que a una real tranquilidad de espíritu, pero en ambos sectores, las miradas se vuelven hacia el Tratado de Libre Comercio, el que, según las declaraciones del presidente electo, podría ser revisado o incluso descartado.

En este punto, es imprescindible tener en cuenta que EEUU es el primer inversor y el país de origen de la mayoría de los turistas extranjeros que llegan a Costa Rica, que centra buena parte de su economía en la llamada industria sin chimeneas.

Finalmente, en Panamá, históricamente tan dependiente de EEUU, las reacciones son contradictorias. Habría una profunda preocupación en el sector financiero, que viene golpeado por el escándalo de los Panamá Papers. Este sector ha logrado competir con éxito con los bancos de otras latitudes por su capacidad operativa y su discreción, lo cual ha sido afectado por el escandalete ya señalado.

Nuevas medidas de control desde EEUU podrían perjudicar aún más esta situación, pero la misma se ve soslayada por una aparente tranquilidad en la potente área logística del país, la cual podría vivir un relanzamiento de grandes proporciones. Los banqueros y empresarios panameños también recuerdan que, si bien Trump se opuso en su momento a la reversión del Canal, luego no tuvo problemas para invertir en el país.

En la ciudad de Panamá construyó su primer hotel fuera de territorio estadounidense, el 'Trump Ocean Center', una imponente torre en una de las zonas más exclusivas de una urbe en la cual la especulación inmobiliaria está destruyendo a pasos agigantados el patrimonio histórico y natural. Ya casi no quedan manglares ni playas vírgenes en sus alrededores, suplantados por mansiones, torres y autopistas.

Ante un futuro incierto, no queda más que recordar la frase de un conocido y muy querido entrenador de fútbol catracho: "nunca se sabe"… mientras corre agua helada por las venas y arterias de empresarios y políticos de la región, a la espera de las primeras decisiones del inesperado nuevo presidente estadounidense, el temido Donald Trump.

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