Por estrategiaynegocios.net
El grupo español Tefónica desembarcó en Centroamérica en 1998, con operaciones en El Salvador. Al año siguiente extendió su presencia hacia Guatemala.
"Centroamérica se había convertido a finales de los noventa, en una región con un altísimo potencial de crecimiento y se encontraba en pleno proceso de privatización del sector de telecomunicaciones, lo cual facilitaba significativamente la competitividad de nuestras operaciones y daba una gran proyección socioeconómica a todos los países", explicó Osman Rodríguez, CEO de Telefónica Centroamérica. Cinco años más tarde, en 2004, aprovechando la adquisición de las diez operaciones en Latinoamérica de Bell South, empezaron a operar en Nicaragua y Panamá, además de fusionar las dos operaciones en Guatemala.
Finalmente, en 2011, llegó la oportunidad de abordar un mercado muy apetecido: Costa Rica, el cual tardíamente se abrió a la competencia en la industria de las telecomunicaciones. "Definitivamente, hay políticas de Estado que nos motivan a invertir en los mercados centroamericanos", asegura Rodríguez. "En primer lugar, las políticas económicas, que sirven de fundamento para garantizar la estabilidad macro de los países; especialmente, aquellas que son referencia de indicadores clave del Doing Business", afirmó Rodríguez.
"Asimismo, están las políticas direccionadas especialmente al sector de telecomunicaciones, las cuales han sido sólidas y vanguardistas para garantizar las inversiones necesarias en red e infraestructura", reconoció el ejecutivo.
"Y más recientemente, también políticas de agenda digital, que proyectan condiciones favorables en materia de espectro disponible para Internet de cuarta y quinta generación", agregó. La presencia de Telefónica en Centroamérica, con sus fuertes inversiones y voación por desembarcar con tecnologías de punta, generó una importante actividad de negocios que vitalizó la economía de los países donde operan. "Esto se manifiesta en la contratación de proveedores locales, una cadena de distribución efectiva, transferencia de conocimiento, cultura de respeto a la legalidad, generación de empleo y, por supuesto, innovación y valor para nuestros mercados".
El grupo español Tefónica desembarcó en Centroamérica en 1998, con operaciones en El Salvador. Al año siguiente extendió su presencia hacia Guatemala.
"Centroamérica se había convertido a finales de los noventa, en una región con un altísimo potencial de crecimiento y se encontraba en pleno proceso de privatización del sector de telecomunicaciones, lo cual facilitaba significativamente la competitividad de nuestras operaciones y daba una gran proyección socioeconómica a todos los países", explicó Osman Rodríguez, CEO de Telefónica Centroamérica. Cinco años más tarde, en 2004, aprovechando la adquisición de las diez operaciones en Latinoamérica de Bell South, empezaron a operar en Nicaragua y Panamá, además de fusionar las dos operaciones en Guatemala.
Finalmente, en 2011, llegó la oportunidad de abordar un mercado muy apetecido: Costa Rica, el cual tardíamente se abrió a la competencia en la industria de las telecomunicaciones. "Definitivamente, hay políticas de Estado que nos motivan a invertir en los mercados centroamericanos", asegura Rodríguez. "En primer lugar, las políticas económicas, que sirven de fundamento para garantizar la estabilidad macro de los países; especialmente, aquellas que son referencia de indicadores clave del Doing Business", afirmó Rodríguez.
"Asimismo, están las políticas direccionadas especialmente al sector de telecomunicaciones, las cuales han sido sólidas y vanguardistas para garantizar las inversiones necesarias en red e infraestructura", reconoció el ejecutivo.
"Y más recientemente, también políticas de agenda digital, que proyectan condiciones favorables en materia de espectro disponible para Internet de cuarta y quinta generación", agregó. La presencia de Telefónica en Centroamérica, con sus fuertes inversiones y voación por desembarcar con tecnologías de punta, generó una importante actividad de negocios que vitalizó la economía de los países donde operan. "Esto se manifiesta en la contratación de proveedores locales, una cadena de distribución efectiva, transferencia de conocimiento, cultura de respeto a la legalidad, generación de empleo y, por supuesto, innovación y valor para nuestros mercados".
