Empresas & Management

¿Por qué ser una empresa socialmente responsable?

Un reciente estudio de PwC a CEOs y altos ejecutivos de América Latina, muestra que el 49% ya considera la sostenibilidad como parte de la estrategia central de sus compañías.

2015-03-13

Por: Pablo del Arco Fernández *

La primera responsabilidad de toda empresa sin duda es ser rentable, ya que sus operaciones generan empleo y fortalecen la cadena de suministro, contribuyendo al desarrollo socioeconómico. Respecto a la entrega de sus productos y servicios, la demanda de éstos crece además a medida que el entorno se empodera, siendo necesaria mayor inversión, que precisa a su vez de retorno económico como condición básica en la mayoría de los casos.

En el actual contexto competitivo que entrega la globalización y ante la creciente influencia sobre las compañías de los colaboradores, clientes y comunidades, garantizar la sostenibilidad empresarial pasa por la gestión de los aspectos sociales, ambientales y de gobierno (ESG). Lo que antes era visto como un gasto por los CEOs, así como los inversionistas y otros proveedores de capital, se torna ahora en inversión.

Ello va acompañado del cambio desde un enfoque reactivo a una actitud proactiva, considerando retornos en el medio y largo plazo en detrimento de la necesidad de resultados cortoplacistas. En este sentido, un reciente estudio de PwC a CEOs y altos ejecutivos de América Latina, muestra que el 49% ya considera la sostenibilidad como parte de la estrategia central de sus compañías, fracción que se incrementa al 80% si se incorporan además a quienes lo consideran un tema prioritario a pesar de haber llegado a ese nivel de integración (Encuesta PwC sobre Desarrollo Sostenible en América Latina, 2014).

El escenario se mueve ahora entre el posicionamiento de actuar en relación con los aspectos ESG para garantizar la estabilidad, mediante la gestión de riesgos, y otro más avanzado que considera aporta ventaja competitiva. éste último incluye la creación de valor para los diferentes grupos de interés, y por tanto el fortalecimiento de la relación con los mismos, como elemento clave en la diferenciación y éxito empresarial. Ante la pregunta de ¿por qué una compañía ha de ser socialmente responsable?, entendido como el manejo del desempeño social, ambiental y gobernanza más allá del cumplimiento legal, estos serían los tres titulares a entregar.

Considerando la responsabilidad social como la gestión de los impactos (positivos y negativos, presentes y futuros) de la compañía sobre sus grupos de interés, y la sostenibilidad como el objetivo al que aspira a través de ello, profundicemos en las ventajas que aporta trabajar al respecto. Por un lado, mediante el rediseño de procesos para un menor impacto ambiental, se puede conseguir mayor eficiencia operacional en el uso de la energía y los insumos materiales, con la consecuente reducción de costos (tras amortizar la inversión en los cambios). Respecto de los colaboradores, apostar por la atracción y retención de talento, potenciando el desarrollo de carrera y la comunicación interna, lleva a una mayor productividad y capacidad de innovación.

En relación con grupos de interés externos, en el caso de los clientes, una compañía socialmente responsable puede acceder a los mercados maduros, con consumidores más exigentes en sus criterios de compra, y a nuevos targets donde ya está presente. En este sentido, el incremento en la base de clientes se acompaña de una mayor fidelidad, asociada a una identificación con la empresa. Respecto a las comunidades, operar con la premisa de reducir y/o evitar los impactos negativos en el entorno en función del caso, así como en un estrecho diálogo con los vecinos, incluso a partir de la fase de proyecto, contribuye a obtener la "licencia social para operar", esto es, el respaldo comunitario.

Consideremos ahora a las autoridades ya que la responsabilidad social, al tener el cumplimiento legal como base, yendo más allá de los requerimientos establecidos, aporta a la compañía una ventaja en cuanto a su preparación ante futuras regulaciones.

Queda por señalar el ya avanzado respaldo de los inversionistas, que se traduce en mayor acceso a capital, costos más bajos de financiamiento, e incremento del atractivo como inversión, todos ellos estrechamente vinculados a un mejor rating de riesgo y la ventaja competitiva que adquiere la compañía. Prueba de ello es el crecimiento de la inversión socialmente responsable (SRI), que tiene en cuenta los aspectos ESG además de los criterios financieros tradicionales como liquidez y rentabilidad.

Un reciente estudio del PwC’s Investor Resource Institute, sobre un conjunto de inversionistas que representan más de US$ 7,6 trillones, muestra que el 80% de ellos consideran aspectos relacionados con la sostenibilidad al momento de la toma de decisiones (Sustainability goes mainstream: Insights into investor views, 2014). Si fijamos la vista en EE.UU., destacado mercado de inversiones en todo el mundo, observamos un crecimiento del 76% en dos años, desde los cerca de US$ 3,7 trillones a inicios de 2012 a US$ 6,6 partiendo el año 2014, según la US SIF Foundation (Report on US Sustainable, Responsible and Impact Investing Trends 2014).

La actuación socialmente responsable de las compañías va más allá de su propio desempeño, siendo esencial trabajar en la cadena de suministro, mediante un doble enfoque complementario en que exija el cumplimiento de requerimientos, pero además se apoye el fortalecimiento del desempeño ESG en los proveedores y contratistas, especialmente aquellos que sean pymes y estén localizados en países con legislación menos exigente y bajo desarrollo.

Los impactos que se generan en la cadena de suministro, como resultado de las actividades desarrolladas para el aprovisionamiento de una compañía, son también responsabilidad de ésta, como demuestra la jurisprudencia y la propia reacción de los grupos de interés, que puede afectar a la sostenibilidad del negocio. En este sentido, cabe destacar que en 2013 el 40% de empresas internacionales contaban con mecanismos de gestión de riesgos en su cadena de suministro, según un estudio de PwC y el MIT Forum for Supply Chain innovation (1), a más de 200 compañías (Making the right risk decisions to strengthen operations performance, 2013).

Llegado este momento, ¿por qué no hemos hablado todavía de reputación? Se trata de la cara visible de los esfuerzos señalados, el resultado de un desempeño socialmente responsable, que a la vez retroalimenta las ventajas señaladas de fidelización de mercado y atracción de talento, entre otras. Como bien señalaba Henry Ford, "no puedes labrarte una reputación sólo por lo que vas a hacer", es necesario actuar en el presente.

* Consultor Senior de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC Chile

1- Massachusetts Institute of Technology (MIT)

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