Empresas & Management

Análisis: ¿Qué hacen las empresas que más facturan en Centroamérica?

Esta octava edición del ranking de las Empresas que más facturan en Centroamérica muestra un hecho novedoso en el podio de las tres primeras: Avianca arrebató a Walmart el primer lugar, con una facturación de US$4.700 millones en 2014 (2,2% más que 2013).

2015-09-16

Por Norma Lezcano, estrategiaynegocios.net

Walmart pasó al segundo lugar en facturación y asimiló el impacto de una caída de poco más del 4% en sus ingresos, para un total de US$4.239 millones. En tanto, al imperio de Carlos Slim, América Móvil, no lo mueven de su afianzado tercer lugar en la región, con ventas por US$3.964 millones.

Tres aspectos para analizar del desempeño de estas empresas:
1) La fusión Avianca-Taca definitivamente produjo su efecto en el segmento aerocomercial. La compañía que conduce Germán Efromovich consiguió el liderazgo al consolidar un portafolio de rutas que hoy llega a toda América. Más que duplica la facturación de su rival regional (Copa) y eso le da fuerzas para seguir impactando al mercado. Sin embargo (y esto lo anticipamos en esta edición porque lo habremos de ver plasmado el año próximo): el sector aerocomercial regional lejos está de asegurar a sus líderes una posición cómoda.

¿A qué nos referimos? Copa, con una facturación de US$2.705 millones, crece a una tasa que duplica la de Avianca (4% vs. 2%). Vale decir que sus turbinas siguen reaccionando poderosamente, a pesar de la competencia. Por otro lado, este 2015 estalló en Centroamérica el boom de las ofertas de servicios de compañías aéreas de bajo costo (low cost). Esto significa el inicio de una guerra de tarifas que podría cambiar nuevamente el mapa de las empresas del segmento.

En ese sentido, hay que empezar a observar los movimientos de una "tercera en discordia", la mexicana Volaris (facturación de US$954 millones en 2014), que este año empezó a desplegar su oferta en Centro-américa. En la próxima edición del Ránking se integrarán sus resultados a nuestro ranking.

Foto: Estrategia y Negocios

2) Por el lado del retail, los números de Walmart son un fiel reflejo de lo que analizábamos en torno a las debilidades de la macroeconomía regional. Sus ingresos totales cayeron poco más del 4%, aún cuando en 2014 inauguró nuevas tiendas en Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, con el objetivo de ampliar un 5,4% su piso de ventas. Caídas en el monto promedio de compra y el número de transacciones erosionaron sus resultados.

En esta industria lo que se anticipa, si bien no es una pérdida del liderazgo que por tamaño y poder de compra tiene el "tanque de Bentonville" (como se conoce a Walmart), es una agudización de la competencia a partir de la sofisticación de servicios, alta segmentación del mercado y estrategias de cercanía.

Un indicio de ello lo da PriceSmart con su modelo de club de compras, que en los últimos dos años no dejó de crecer (en 2014 lo hizo al 9% y el anterior al 12%). Pero también lo refleen otra escala, las panameñas Rey Holdings (US$687,5 millones de facturación) o Cochez y Cía. (US$220 millones) que no pierden ritmo de crecimiento.

3) En el sector de las telecomunicaciones se dio franco inicio a una muy competitiva carrera por la construcción de mercados a partir de valor agregado (redes 4G LTE, roaming sin fronteras, planes de tarifas combinados para varios países, servicios corporativos pymes, etc), y esa es la clave del éxito de Claro en Centroamérica.

En Contexto: Entre el éxito y el abismo

Al tiempo en que cerrábamos la edición del Ranking de las 100 Empresas que Más Facturan, un lector nos hizo llegar a la redacción esta consulta: "Quisiera saber qué es lo que pasa en Guatemala que su moneda tiene 15 años de estabilidad. Es un país con crecimiento moderado, recibe inversión extranjera, es productivo y sin embargo tiene un alto índice de pobreza".

¿Qué tiene que ver esto con un ranking de las empresas que más facturan? Probablemente, esta inquietud del lector sea la mejor síntesis del entorno en el que opera el conjunto del tejido empresarial de toda Centroamérica. Y ese contexto, según evolucione, habrá de impactar definitivamente en la facturación del sector privado en los pró-ximos años.

Durante un largo tiempo (décadas, tal vez) tanto el sector privado como la elite política y gubernamental de la región se acostumbraron a ver que la economía marchaba por un carril y la política por otro, sin influirse, sin molestarse, sin definirse mutuamente.

Y ¿qué sucede ahora? ¿Esto cambió? Dejemos de lado las opiniones e interpretaciones subjetivas y vamos directamente a los hechos: desde el 2011 a la fecha, la facturación de las empresas líderes de la región viene cayendo en picada. Hace cuatro años crecía en torno al 20% promedio, hoy araña el 3%. De seguir a este ritmo ¿qué les queda por delante? Es muy probable que algunas cuestiones estructurales de la realidad centroamericana comenzaron a cambiar y, efectivamente, ya empiezan a verse los primeros emergentes.

Desde nuestra perspectiva, los siguientes son los fac-tores que presionan hacia un cambio de escenario:

1) La flata de inversión (tanto pública como privada) en formación de capital humano está generando pérdidas de productividad y competitividad en las empresas.

2) La expansión de consumo interno sobre la base de remesas no tiene real sostenibilidad, más aún cuando el poder adquisitivo local, en varios países, se está deteriorando por efecto de la inflación. Y donde no hay inflación, los salarios paupérrimos (que compensan la caída de rentabilidad) no permiten que despegue la demanda doméstica.

3) Las crisis de institucionalidad que atraviesan todos los países (en diverso grado) empiezan a impactar sobre el contexto macroeconómico toda vez que se pone en juego la gestión de las finanzas públicas y, en particular, del gasto del Estado y sus resultados (o ausencias de los mismos), con lo que ello implica en términos de educación, salud, seguridad e infraestructura.

Foto: Estrategia y Negocios

4) La falta de internalización de una cultura que promueva el desarrollo equilibrado de la sociedad, está obstaculizando la búsquedas de consensos básicos e imprescindibles para generar políticas públicas de largo plazo.

5) La persistencia de la creencia que se puede seguir siendo "estable", a pesar de la pobreza y la desigualdad, retrasa la posibilidad de que se construyan mercados con bases sólidas para innovar, competir y crecer sostenidamente. Esto, básicamente, es un atentado para los ingresos de las empresas y es lo que las coloca hoy en la bisagra que divide al horizonte del éxito del que que lleva al abismo.

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