A finales de 2014, el Gobierno salvadoreño impulsó varios impuestos al sector financiero. Entre esos: el Impuesto a las Transacciones Electrónicas y Cheques, que grava las operaciones que superen US$750 con una tasa de 0,25%, y el Impuesto para el Control de la Liquidez que tasa con 0,25% a las transacciones en efectivo que superen los US$5.000. Este último grava N cantidad de veces cada operación bursátil.
Como resultado, todas las transacciones de reventa de los títulos valores cayeron un 47% en 2014. Los titulares de la Bolsa de Valores atribuyeron esta baja al impacto del nuevo impuesto a las operaciones financieras, publicó La Prensa Gráfica en febrero de este año.
En el marco de los 50 años de la Asociación Bancaria Salvadoreña (ABANSA), el secretario técnico del Gobierno salvadoreño, Roberto Lorenzana dijo que el impuesto al mercado bursátil se reduciría para favorecer las inversiones. Se trata de eliminar el pago o retención del impuesto a las operaciones financieras en este mercado, y además bajar la tasa del Impuesto Sobre la Renta (ISR) que se aplica a los inversionistas extranjeros que quieren participar en el mercado de capitales local.
El patrimonio total de la banca afiliada asciende a casi US$2.000 millones. Proveen empleo a cerca de 14.000 personas, de las cuales el 57% son mujeres. En 2014 los bancos pagaron más de US$150 millones en impuestos al Estado.
El Gobierno ha presentado varias iniciativas a la Asamblea Legislativa, dijo Lorenzana y habló de reformas al Código Tributario para estandarizar el impuesto a los inversionistas extranjeros. 'Vamos a modificar la Ley de Impuestos de Operaciones Financieras para excluir las operaciones del mercado de valores (…). Esas reformas las vamos a promover entre las fracciones legislativas'.
¿Por qué? Para evitar una salida de capital salvadoreño similar al del año pasado. A junio del 2014, las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) en El Salvador habían invertido US$590 millones en títulos valores extranjeros. En esa época, AFP Crecer y AFP Confía tenían invertidos US$125 millones en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, en Panamá, US$239 millones más en el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y otros US$84 millones en la refinadora costarricense de Petróleo (Recope). También invirtieron US$70 millones en el Banco Internacional de Costa Rica y en el Global Bank Corporation, que han permitido al fondo de pensiones salvadoreño obtener una rentabilidad del 6% al 7 % por ese dinero.
"Vamos a hacer reformas al Código Tributario para estandarizar el impuesto a los inversionistas extranjeros", agregó Lorenzana sobre la segunda enmienda. El superintendente del Sistema Financiero, Ricardo Perdomo, dijo a Estrategia&Negocios que la idea es reducir del 20% al 5% la tasa del ISR que pagan los inversionistas extranjeros que participan en la Bolsa de Valores. "No es atractivo para un inversionista extranjero comprar un valor salvadoreño porque le van a gravar con el 20% de impuesto", reconoció Perdomo.
Por ejemplo, citó el funcionario, si El Salvador emitiera un título para construir una presa hidroeléctrica y emite bonos en el mercado, al llegar a las bolsas regionales no son atractivos porque llevarán el 20% de impuestos. "En cambio si viene un título de Panamá, del aeropuerto de Panamá, a la bolsa de valores de El Salvador, los salvadoreños compran esos títulos porque Panamá no les cobra impuestos y eso lo convierte en más rentables", concluyó Perdomo.
Temas urgentes de El Salvador que le afectan a la banca
1. Un crecimiento menor al 2% anual, el más bajo de Centroamérica, y la poca inversión extranjera que recibe El Salvador, son parte de los retos urgentes. "En 2014 el crecimiento económico fue de 2%, el menor de Centroamérica, que tiene un promedio de 3,7 % anual; la Inversión Extranjera Directa en el país es también la menor de toda la región y en 2014 esta fue negativa, tomando en cuenta que el Gobierno compró en varios cientos de millones de dólares la inversión de una empresa que se fue del país", explicó Arias.
2. También está en juego la calificación crediticia del país. "Se podrían cerrar espacios para seguir emitiendo deuda pública, lo que pondría mayor presión a la liquidez local en 2015. Si la liquidez del sistema continúa reduciéndose, los efectos para la economía y el Gobierno serán un menor acceso al crédito, una disminución en la recaudación fiscal por efecto de la disminución en el financiamiento a empresas y personas, y un menor crecimiento económico", dijo Arias.
3. Entre ellos: la fuerza laboral crece en 60.000 personas con necesidad de un empleo al año, pero sólo se generan 10.000 nuevos empleos anuales. El presidente de ABANSA, Armando Arias, también subrayó: 'La liquidez del sistema es determinante para la expansión del crédito. El ritmo de crecimiento ha sido inferior a la tasa del crédito'.
4. Insistió que el impuesto a transacciones financieras ha incrementado costos de operación. Esto deriva en: menor acceso al crédito, disminución en recaudación fiscal, menor crecimiento económico y baja o nula generación de empleo.
5. Los altos índices de criminalidad del país también inciden en una menor demanda de créditos productivos. Arias apuntó que la inseguridad limita la capacidad, y el interés, de las pequeñas y medianas empresas para continuar invirtiendo y solicitando financiamiento. 'Existe una baja demanda de crédito productivo. Para revertir esta tendencia el país debe trabajar en disminuir la criminalidad y garantizar la seguridad física', expresó Arias.
6. La inclusión financiera también es un gran reto para El Salvador. Rafael Barraza, presidente de Banco Agrícola y vicepresidente de la gremial, dijo las personas de bajos ingresos y los trabajadores por cuenta propia son quienes no logran acceder a financiamiento, métodos seguros de ahorro o a seguros de vida y riesgo.
Para Lorenzana, la Ley de Inclusión financiera ampliará la base de personas que tengan sus cuentas. Sólo el 24% de los salvadoreños cotiza en pensiones. 'El tema es cómo meterlos al sistema', dijo. Barraza alertó que la exclusión es crítica sobre todo en las mujeres. En El Salvador, sólo 29,4% de las mujeres accesan al sistema financiero. A eso se le agrega que los empresarios informales requieren de especial atención para manejo de riesgos y préstamos.
Barraza propuso que la inclusión financiera también significa agilidad. Instó a desarrollar una 'afiliación liviana': cuentas de ahorros y servicios de préstamos que tengan requisitos más flexibles para ciertos sectores de personas y pequeñas empresas, como usar el documento único de identidad en lugar del número de afiliación tributaria.
Inclusión es hablar de acercar la banca a todas las zonas del país. Y en esa línea, los microcréditos, tarjetas y servicios de monedero local son iniciativas que han tenido éxito en otros países para fomentar la inclusión y reducir la pobreza, explicó Barraza.
