Centroamérica & Mundo

El juego

Hoy se aprende con juegos más que con educación tradicional. Se busca que los juegos asemejen en alguna medida a la vida y los que lo juegan aprenden de la experiencia.

    2016-06-13

    Por: óscar D. Rojas Morillo*

    Hoy no hablaré de futbol y el mundo empresarial como relación de estudio. Permítanme un cambio de tercio, como si se tratara de un texto taurino, que me encanta leer y jugar a descifrar por la poesía de a pie y la lírica barroca en términos doctos de la que está salpicada la crónica de las corridas.

    Así como me encanta leer artículos de corridas de miuras con muy mal carácter por el ánimo único de literatura, antes me daba por leer partidas de ajedrez, o al menos por intentar entender cómo a partir de un código alfanumérico posicional acercarme de soslayo a la mente prodigiosa de esas máquinas de recordar y cruzar millones de partidas en un solo movimiento que son los jugadores de elite de este deporte. Me atrevo a decir que ni siquiera el Gõ japonés, inmenso en variables tácticas tiene la riqueza de la escritura del ajedrez.

    Me sirvió y me sirve mucho "saber" ajedrez, que para variar me enseñó mi viejo, para conocer las variables o gambitos de apertura, para establecer estrategias no solo en los escaques sino en la vida; para entender movimientos y comportamientos; para ver cuándo pasar al ataque o cuándo asegurar el espacio del medio del tablero o simplemente cuando lo realmente importante es aguantar y ante la situación de no saber qué hacer, desarrollar el instinto precisamente de no hacer nada y esperar. Juego lateral o posicional, juego vertical o de ataque. Quizá intercambiar una pieza por otra. Atrincherarme. Ver el resquicio y si tengo las fuerzas atacar. Inclusive me ayudó (y mucho) para no atacar a lo loco o a lo desesperado, en no defenderme hacia adelante, en respirar. En conocer mis limitaciones con las piezas que tengo según qué momento y si estoy o no al ataque. En una palabra: me dio timing.

    Apertura Bird 1.f4 o ataque holandés

    El ajedrez tiene un solo inconveniente según yo lo veo y para mis propósitos: uno juega contra una persona nada más. Habrá quien se pregunte en este momento: ¿y para qué Oscar quiere más? Es cierto que centra toda la atención o el mindfulness en el juego, pero no es menos verdadero que también nos enfoca tanto que la dimensión tiempo nos puede parecer como los relojes de Dalí, algo genuflexo por la cantidad de concentración en una sola jugada, estrategia o contraestrategia. Nos encierra en un mundo aparte.

    Por muchos años pensar y graficar estrategia de negocios era remitirse mentalmente a un caballo, o la elegancia de un alfil, incluso las presentaciones de negocios se inundan aun de piezas de ajedrez para mostrar el ataque e intentar ganar bien sea cuota de mercado, posicionar marcas, establecer mejores relaciones con otros clientes, inventar la rueda, en fin: hacer doblegar al rey que está a no más de ocho escaques de distancia personificando nuestra competencia mediante variables de aperturas, transición y ataque.

    La leyenda de Paul Morphy

    Creo que por aquí comienzo a estructurar mi tesis esta vez. El rey sin corona del mundo de ajedrez de su época, vivió entre 1837 y 1884, solo jugó en serio a este deporte un año, cuando recién se graduaba de la universidad, pero reformuló todo. No dejó piedra sobre piedra.

    Jugó a la posición y este fue su legado y es quizá sin saberlo donde todos los aprendices confluyen para entender el juego. Fue quizá del que más hemos aprendido en los análisis de estrategias de empresa, pues nos predispone a que antes de atacar comenzar a reforzar o apertrecharnos en la zona del medio, en el campo de batalla, en lo que se llama la transición, a no salir a la desesperada, a ser ordenado y metódico dentro de todas las variables que el oponente nos presente pero sin embargo a pensar diferente, con la sorpresa, con creatividad, y ya listos a atacar, hacerlo rabiosamente, sin descuidar los flancos. Conceptualizó desde mi perspectiva el multioponente porque diseccionó los ataques o intentos de posesión del centro del tablero en diversos enemigos a batir o cuidarse. No jugaba contra uno como era hasta ese momento lo lógico, jugaba contra movimientos y sus consecuencias.

    Mímesis

    Hoy se aprende con juegos más que con educación tradicional. Se busca que los juegos asemejen en alguna medida a la vida y los que lo juegan aprenden de la experiencia. Mimesis aun siendo un concepto estético, me sirve para esta parte del artículo. Esta no es imitación puramente, porque la degrada como concepto a una copia burda y no es eso. El reflejo de algo que se reproduce para parecerse a otra cosa es más cercano a lo que busco con esta palabra. El ajedrez es una mimesis de la vida. Un universo concentrado donde la vida se ve despegar, crecer y languidecer al otro lado del tablero. Y eso aunque poético puede ser aceptado para la vida humana, pero creo que ya el concepto de ajedrez y de sus piezas para ejemplarizar el mundo de los negocios no es exacto (ni siquiera en las presentaciones), no es cercano ni es fiel a su mimesis empresarial. Les explico por qué asumiendo y basado en que usted está, estará o estuvo de alguna manera relacionado con el mundo empresarial. Coincidirá conmigo que hoy la innovación como llave se debe principalmente a que todos debemos diferenciarnos de una feroz competencia que busca lo mismo que nosotros en el mismo sector y en el mismo segmento. Que la competencia es por nichos y la intención es posicionarnos donde cualquier otro participante, jugador o amenaza se le haga sumamente difícil seguirnos y por consiguiente atacarnos Ya puesto en el papel que le acabo de encargar hágame el favor si es tan amable y contésteme: ¿usted juega contra un solo jugador? ¿Sus estrategias de supervivencia son una sola? ¿Basa sus decisiones en una jugada o hecho de un solo contrincante, que es el que entiende que está jugando contra usted? Imagino que dijo NO a las tres, sino nos leemos el mes que viene. Que le vaya súper.

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    Lo sabía. Gracias por estar allí. Tan seguro estaba que dijo que NO a las tres preguntas que sigo escribiendo a esta hora de la madrugada cuando debería estar haciendo una presentación (sin el caballo o torre de un juego de ajedrez como imagen) para comentarle que ya el ajedrez ni en imagen ni en estrategia mandan en el pensamiento del empresario, analista, emprendedor o escritor de negocios a día de hoy. ¿Saben qué manda o qué manera de pensar y qué juego es quien hace la perfecta mimesis de esto hoy? Se los cuento en el próximo párrafo.

    The Flop, the turn, the river

    El póker y más en su variante Texas Hold’em es a lo que me refiero. Esa es la estrategia del mundo real, pluricentrico, integrado, postglobalizado, achatado, pongámosle el nombre que queramos. Aún estando en la fábula real del océano azul la verdades que estamos casi siempre inmersos en un gigantesco océano no azul. Turbio quizá, rojo en muchos casos. En estos escenarios todos sabemos que no jugamos contra un solo oponente, sino contra varios (peces, depredadores, o jugadas según Morphy, lo que sea), en la que todos y cada uno tenemos una manera o un plan trazado para rebanar cuota de mercado, incrementar de ventas o disminuir costes diferente para cada amenaza. Todos queremos innovar y no sabemos por dónde empezar o estamos peleando contra el parque jurásico que es de vez en cuando una empresa que está anclada pero que de forma cuasi imposible produce y genera dividendos. ¿Jugamos ajedrez y para todos abrimos con una defensa Nimzo-India? ¿O mejor jugamos en función a las cartas que nos tocaron, a las que hay en la mesa y contra el tilt de uno o varios de los oponentes? Yo apuesto a lo último. Lo otro es estrategia de monopolio.

    All in

    Lo sensato es, si seguimos en modo ajedrez porque le parece muy terrenal el póker, al menos acérquese a Morphy o a sus herederos Fischer o Kasparov y vea varias personas y competencia diferentes en cada ataque o intento de posición hostil en su tablero de negocios, o donde usted intenta pescar solo (su océano azul) que por muy onírica que sea es posible con muchas neuronas y valentía por medio.

    Si no, acérquese más a lo mundano y para mi real Pokér, juegue con las cartas que les ha tocado (porque asi jugamos todos), establezca referencias y planes en función a la partida que tiene en la mano, calcule probabilidades en función a que se suceden las cartas, blofee de ser necesario, olfatee sensaciones, mire por donde pega el viento, todo en tácticas de sobrevivencia, esté muy atento a la entrada y salida de jugadores y ya bajo presión y en el momento de una apuesta grande, confíe en sus cartas y si tiene una posición buena por el amor a Dios: ¡juegue!

    *Venezolano, director de ALTO NIVEL escuela de negocios en Guatemala. Ingeniero mecánico de profesión, cocinero por pasión, es ingeniero mecánico con estudios en maestrías de administración de negocios (MBA); y gestión de proyectos (MPM) y con Robótica y Automática Industrial a nivel de doctorado. Agitador tecnológico y admirador del talento humano y de los procesos creativos, cree en la innovación como llave de cambio. Está casado con una chapina y tiene un hijo chileno.

    Pueden comunicarse con Oscar a su correo electrónico odrojas@upana.edu.gt o visitando altonivel.upa.edu.gt

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