La mayoría de estos trabajadores informales se encuentra en las provincias de Panamá, Panamá Oeste y Chiriquí. Por actividad, la masa más grande se ubica entre los trabajadores de los servicios y vendedores de comercios y mercados.
El Instituto Nacional de Estadística y Censo de la Contraloría General de la República precisa que en esta actividad productiva (servicios y vendedores) habían 331.531 personas hasta octubre de 2021. Y de este total, 205.402 trabajadores eran informales.
Le sigue la construcción, la industria manufacturera y ocupaciones afines, donde hay otros 184.540 informales. Y así sucesivamente se van sumando más personas en cada una de las actividades productivas del país. Para saber qué tanta fuerza ha tomado la informalidad en el país, vale la pena considerar cifras previas.
En 2004 el número de informales inició en 448.513 y para 2011 eran 463.000, un aumento de un poco más de 14 mil personas en 7 años. Sin embargo, para este mismo período la tasa de informalidad bajó de 46,9% a 36,9%. Esto se debe a que la población ocupada no agrícola creció mucho más rápido que el empleo informal.
El Centro Nacional de Competitividad advierte, en uno de sus informes, de que un comportamiento diferente se observa en el periodo 2011-2018, cuando aumentó más rápidamente el empleo informal, pasando de 463.000 personas a 679.166, lo que implicó un incremento de 216.160.
Al cierre de 2019 habían 716.113 informales. Un año más tarde, en 2020, la tasa de informalidad cerró en 52,8%, lo que se tradujo en 777.162 informales.
Comparando los datos de 2020 con las estadísticas a octubre de 2021 (677.875 trabajadores por cuenta propia), se observa una reducción en el número de informales, pero es porque está disminuyendo la población ocupada.
Se trata de una cantidad enorme de trabajadores que no están tributando sobre la renta devengada, no cotizan y tampoco tienen acceso a los servicios de salud que ofrece la seguridad social.
