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Honduras: Juan Orlando Hernández asume segundo mandato

Hernández fue investido este sábado para un segundo mandato consecutivo en Honduras, en un clima de tensión por las protestas contra su reelección.

2018-01-27

Por estrategiaynegocios.net

Bajo un fuerte dispositivo de seguridad se desarrolló este sábado la ceremonia de toma de posesión presidencial de Juan Orlando Hernández Alvarado, quien gobernará Honduras en el periodo 2018-2022.

Hernández, de 49 años y primer gobernante reelecto, ingresó al Estadio Nacional de Tegucigalpa a las 9:00 de la mañana. En dicho recinto se instaló la mesa principal con la presencia de los poderes Legislativo, Mauricio Oliva, y Judicial, Ronaldo Argueta, así como del secretario del Congreso, Tomás Zambrano.

'Prometo cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes', expresó el mandatario, un abogado de 49 años, al jurar a su segundo período consecutivo al frente del gobierno de Honduras, un país empobrecido y golpeado por la violencia delictiva.

Miles de personas aclamaron a Hernández al llegar al Estadio Nacional con gritos de 'viva JOH', por las siglas de su nombre, mientras en otros puntos de la ciudad, manifestantes protestaron por su reelección y fueron repelidos con gases lacrimógenos por la policía.

La ceremonia, prevista para las 8:00 de la mañana, inició con actividades musicales y de danza, que antecedieron a la revista de la Fuerza Aérea de Honduras.

Funcionarios de gobierno, alcaldes, congresistas, miembros de 77 degaciones diplomáticas acreditadas en el país, así como representantes de las iglesias católica y evangélica y medios de comunicación se hicieron presentes, desde tempranas horas, para acompañar los actos.

En las afueras del estadio se instalaron pantallas gigantes para que quienes no puedan ingresar al recinto, puedan dar seguimiento al evento.

Sin embargo, ningún jefe de Estado fue invitado. De hecho es la primera investidura en la región en varios años en donde no participa ningún mandatario centroamericano. Asimismo, los detalles del acto se conocieron al filo de la ceremonia ante una serie de protestas encabezadas por la Alianza de Oposición contra la Dictadura.

El Estadio Nacional estaba rodeado por varios anillos de seguridad con policías y militares desde 500 metros alrededor del recinto deportivo.

En la colonia capitalina Miraflores, donde se congregaron dirigentes opositores, un grupo de manifestantes detuvo y apedreó un bus con simpatizantes del presidente que se dirigían al Estadio Nacional, y debieron huir despavoridos ante la amenaza de ser agredidos.

Foto: Estrategia y Negocios

Nasralla, de 64 años, anunció a la AFP que habrá una 'turba humana' en el Estadio Nacional para repudiar la ceremonia.

El excandidato, un reconocido presentador de TV, anticipó una fuerte 'resistencia del ejército mañana (sábado) cuando la turba humana se vaya sobre el Estadio Nacional para impedir que eso ocurra (toma de posesión)'.

El excandidato de la izquierdista Alianza de Oposición Contra la Dictadura habló al inicio de la caravana del viernes, interrumpido por gritos de 'Salvador, Salvador' y 'fuera JOH', por las siglas de Juan Orlando Hernández.

'Yo espero que la comunidad internacional caiga en razón y más temprano que tarde obligue al dictador a dejar el poder', agregó Nasralla.

Foto: Estrategia y Negocios


Reelección polémicaReelegido en noviembre por otros cuatro años, Hernández, de 49, desestima la falta de pompa y dice que después de haber servido por un periodo como Presidente -y antes, 16 años en el Congreso-, dijo a Univisión que él no necesita presentación.

"Ya me conocen", dijo Hernández a Univision Noticias durante una entrevista la semana pasada en su casa de Tegucigalpa. "Entonces, queremos ser austeros (en la ceremonia)", agregó.

Pero muchos hondureños lo explican de otra manera: tanta sencillez se debe a la impopularidad del Presidente, tras semanas de protestas que siguieron a una reelección que, señalan algunos, violó la Constitución y que no tenía precedentes en la corta historia de la democracia del país. Para empeorar las cosas, la votación del 26 de noviembre estuvo marcada por acusaciones de fraude.

Sus opositores lo describen como un "dictador" frío y calculador que ha pasado por alto la Constitución para salirse con la suya, socavando las instituciones políticas y legales del país.

Por otro lado, sus partidarios lo elogian como un astuto administrador y adicto al trabajo, con una clara visión para modernizar el país, uno de los más pobres y violentos del hemisferio.

La respuesta, tal vez, se encuentra en algún punto intermedio.

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¿Quién es Juan Orlando Hernández?Descrito como tecnócrata y nerd de la política, Hernández cuenta con una maestría en Administración Pública de la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY). El personal que lo rodea dice que es un ‘micromanager’ orientado hacia los detalles, que califica a sus ministros utilizando un sistema en línea de puntos verdes, amarillos y rojos, que actualiza cada semana. A menudo aparece por sorpresa para verificar el progreso de proyectos en todo el país.

Todos coinciden en que Hernández pertenece a una raza extraña de políticos hondureños, en un país tradicionalmente asociado con los caudillos, que apenas en 1982 hizo la transición de los gobiernos militares a la democracia. "Es una forma de trabajar que tal vez el país no haya visto antes, pero ahora está obteniendo buenos resultados', dice Hernández.

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'Si asumes una responsabilidad tan grande como gobernar un país, debes tomarlo en serio y me gusta tener una visión clara de hacia dónde nos dirigimos, y evaluar si cumplimos con nuestros planes, o si es necesario modificar el camino".

Moisés Starkman, profesor universitario de Economía y exministro de Cooperación Extranjera lo define de la siguiente manera: "Hernández usa métodos autoritarios para lo bueno y para lo malo (…) Le gusta controlarlo todo".

Hernández, uno entre 17 hermanos -el número oficial reconocido por su padre-, bromea diciendo que las reuniones familiares eran un problema logístico. 'Cuando celebramos el cumpleaños de mi padre no había una casa que nos pudiera encajar a todos, entre hermanos, nietos, sobrinos y todo', dice.

Su familia sigue teniendo una fuerte presencia local, con inversiones en el café, una firma de abogados dirigida por un hermano que también es miembro del Congreso, y la Posada Don Juan, un hotel que lleva el nombre de su padre. Su hermana, Hilda, fue su consejera política más cercana, hasta su muerte en un accidente de helicóptero en diciembre.

El joven Juan Orlando fue enviado a la escuela secundaria en una academia militar en la ciudad norteña de San Pedro Sula, antes de mudarse a Tegucigalpa para estudiar en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (Unah). Sus estudios en Nueva York ayudaron a darle forma a su política.

"Allí aprendí que la democracia no es solo ir a votar, sino que es el día a día, la interacción entre los diferentes grupos de interés", dice. Un ejemplo de ello fueron las negociaciones sobre la industria metalúrgica en Buffalo entre intereses comerciales respaldados por republicanos y sindicatos respaldados por demócratas, que le mostraron cómo se podía llegar a un "compromiso para el bienestar de ambas partes".

Sus esperanzas de quedarse en Estados Unidos para cursar un doctorado se desvanecieron cuando su padre murió y tuvo que volver a casa para encargarse de los asuntos de la familia.

Hernández se unió al conservador Partido Nacional y pasó 16 años como legislador antes de convertirse en Presidente del Congreso de 2009-2013.

El primer mandato de Hernández como presidente estuvo marcado por el aumento de los impuestos para luchar contra el crimen y la inseguridad desenfrenada, la lucha contra los cuatro principales cárteles de la droga, así como el flagelo de las pandillas callejeras.

Se le reconoce ampliamente por haber purgado una fuerza policial corrupta y por reducir la tasa de homicidios a la mitad desde que asumió el cargo en 2013, cuando Honduras fue clasificado como el país más violento del mundo.

"Pasar de 90 muertes por cada 100,000 habitantes a 42, es algo que ningún país en el mundo ha logrado en cuatro años", dice Hernández. "Si no hubiéramos roto esa tendencia, se hubieran perdido estadísticamente otras 31,000 vidas", agrega. Ahora dice que sus prioridades serán enfoque la creación de empleos y la reducción de la pobreza crónica, estimada en un 64% por el Banco Mundial, el índice más alto de América Latina.

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Sin embargo, es probable que la última ola de agitación política afecte sus planes. "Tendrá que depender del uso de armas para mantener el orden. Pero eso es insostenible", dice Luis Zelaya, exrector universitario y candidato presidencial del Partido Liberal en las pasadas elecciones.

"Cuando tienes la gran mayoría en contra lo que viene es la represión, y con la represión viene más represión. La violencia genera más violencia", agrega Zelaya.

Con información de La Prensa, AFP y Univisión.

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