La cifra oficial de víctimas mortales por la erupción del Volcán de Fuego -62 personas, según la cifra actualizada hoy por la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), se queda corta. En los albergues, y en las aldeas en donde se desarrollan labores de búsqueda, sobrevivientes buscan desolados a decenas de familiares desaparecidos, mientras socorristas, desafiando el material volcánico aún caliente bajo sus pies, continúan rescatando los cuerpos de decenas de personas que perecieron calcinadas en las inmediaciones del coloso.
Solo en la Aldea El Rodeo, una de las más afectadas del municipio de Escuintla, testimonios de pobladores recogidos por los equipos de Guatevisión hablan de por lo menos 1.000 personas que residían en el lugar, de las que no se sabe cuántas lograron evacuar.
Rescatistas continúan descubriendo cuerpos soterrados en comunidades ubicadas en las inmediaciones del volcán. Hacia las 11 de la mañana, CONRED actualizó las cifras del desastre: 1 millón 702 mil 130 afectados, 3.265 evacuados, 1.687 albergados, 46 heridos y 33 muertos. Más de 70 viviendas soterradas.
Pero la cifra de víctimas crece cada hora. Centenares de miembros de las diferentes compañías de bomberos, cuerpos de socorro, ejército y policía nacional mantienen labores de rescate en la zona afectada, por momentos replegadas ante nuevos derrames de material incandescente. En la Aldea El Rodeo, en donde el material piroclástico que lanzó ayer por la tarde el coloso dejó un enorme rastro de piedra, arena y cenizas así como viviendas y autos sepultados bajo metros de lava, los bomberos han encontrado más de 27 cuerpos de niños y adultos.
Los rescatistas también encontraron un panorama desolador en la aldea San Miguel Los Lotes, destruida y sepultada por la erupción, en donde se localizaron más cuerpos enterrados.
El ejército de Guatemala con más de 2.300 efectivos comenzó a operar algunos vuelos de inspección y a tender puentes aéreos para llevar ayuda y rescatar afectados. Otros contingentes arribaron por tierra apoyando la evacuación de sobrevivientes y víctimas.
ASí LLEGó LA TRAGEDIA
Testimonios recabados por periodistas locales y de autoridades de CONRED señalan que las comunidades, acostumbradas a los retumbos del Volcán de Fuego, no alcanzaron a percatarse de la gravedad de este evento hasta que la nube de material piroclástico venía descendiendo.
Vecinos de la Aldea El Rodeo narraron como escaparon de la correntada de piedras, cenizas y arena. Muchos otros de sus vecinos que intentaban escapar de la nube de lava, o que se refugiaron en sus viviendas no lo lograron, y quedaron sepultados por la erupción.
En medio de la tragedia, aflora la solidaridad de miles de guatemaltecos aportando en centros de acopio, entregando víveres e insumos, llevando alimentos y agua a las zonas afectadas. Otros numerosos pobladores de la zona guiaron a los grupos de rescate.
Funcionarios informaron en un recorrido aéreo y por los albergues y zonas afectadas al presidente Jimmy Morales que más de 1.680 personas permanecen albergadas en los departamentos de Chimaltenango, Escuintla y Sacatepéquez. Funcionarios militares informaron al mandatario que se siguen encontrando cadáveres en las aldeas más afectadas y nuevos reportes de desaparecidos.
DESOLACIóN EN SAN MIGUEL LOS ELOTES
'¿¡Hay alguien que necesite ayuda!?', gritan socorristas este lunes en una comunidad del sur de Guatemala con la esperanza de encontrar a sobrevivientes en medio de la devastación que dejó la potente erupción del volcán de Fuego, con la muerte hasta ahora de 62 personas.
Bomberos, soldados y policías se abren paso entre los techos de decenas de casas arrasadas por el deslave de lodo y ceniza ardiente que el domingo provocó el pánico en la pequeña comunidad de San Miguel Los Lotes, en la ciudad de Escuintla, 35 km al sur de la capital.
La villa y otras comunidades vecinas que estaban acostumbradas a la constante furia del coloso, y que también resultaron afectadas, cuentan hasta al momento más de 60 muertos, aunque la cifra podría aumentar ante los reportes de varias personas que dicen tener familiares desaparecidos.
Mientras la búsqueda continuaba en las zonas devastadas, en la plaza del pueblo indígena contiguo de San Juan Alotenango siete féretros de cuatro menores y tres adultos eran velados con un crucifijo y altares de flores.
'Aunque nos duela aceptarlo, es la voluntad de Dios', dijo a la AFP, Ana Celada, tía de las niñas Jenifer y Mildred Morales de 3 y 6 años que murieron en la aldea El Porvenir. Por recomendación de autoridades sanitarias, las víctimas serán sepultadas en las próximas horas en el cementerio local.
En Los Lotes, Eufemia García, de 48 años, rompe en llanto al enumerar a una decena de miembros de su familia, entre ellos sus tres hijos, que quedaron atrapados al momento que el deslave tomó por sorpresa el caserío.
'Yo quería regresar por ellos, yo quería regresar', repite la afligida mujer de 48 años frente a una ambulancia.
A pesar de la insistencia de los socorristas por encontrar indicios de vida, los esfuerzos parecen en vano ante la magnitud del desastre; al menos tres cuerpos calcinados estaban dispersos en un callejón y el patio de una vivienda, observó un periodista de AFP.
Por indicios de otros deslaves en la ladera del volcán las tareas son suspendidas momentáneamente y todos en el epicentro del desastre debían evacuar a un lugar seguro.
PUEBLOS FANTASMA
El panorama es desolador en toda el área. Ropa tendida cubierta de ceniza, comida aún en la mesa y aves de corral que deambulan, dan indicios del pavor que sufrieron los habitantes del caserío.
Perros y gatos también murieron quemados y las mascotas que quedaron vivas se refugian en las casas y algunos son rescatados por sus dueños pese al riesgo por remanentes de ceniza ardiente.
Un grupo de pobladores del lugar con pañuelos en los rostros se protegen del polvo e intentan hallar a sus amigos y vecinos entre los escombros. Más allá en la carretera cuatro vehículos semidestruidos atrapados entre la espesa ceniza evocan la dimensión de la tragedia.
El alcalde de Escuintla, Abraham Rivera, dijo a la AFP que durante la erupción del domingo el material piroclástico del coloso se desbordó de la ladera por la que descendía normalmente, lo que dio un estrecho margen para evacuar.
Más de un millar de moradores de Los Lotes y otras aldeas afectadas aguardan en albergues sin saber si volverán a sus casas tras el miedo y la destrucción que les dejó la explosión.
La potencia de la erupción ocasionó una lluvia de ceniza que se dispersó por varias ciudades, provocando el cierre del aeropuerto internacional de la capital y la suspensión de clases en los departamentos de Escuintla (sur), Chimaltenango y Sacatepéquez (oeste) que comparten la jurisdicción del volcán de Fuego, de 3.763 metros de altura.
Con información de AFP.
