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Cuba deja atrás el siglo XX con la muerte de Fidel Castro

Fidel Castro, el hombre que cambió la historia de Cuba con una revolución socialista que lo enfrentó durante medio siglo a Estados Unidos, murió el viernes por la noche en La Habana.

2016-11-26


Por El País (España)

Su fallecimiento a los 90 años supone la desaparición de la figura política más influyente del siglo XX en América Latina, un genio del poder tan alabado como denostado durante su larga y tempestuosa existencia. Retirado del mando en 2006 por enfermedad, su presencia en un primerísimo segundo plano siguió funcionando como pilar simbólico del régimen que fundó en 1959, aún en los últimos años de vejez, ya muy debilitado. Ahora Fidel, como le llamaban los cubanos, fueran sus adeptos o más acérrimos enemigos, no está. Cuba camina sin él por primera vez en seis décadas. La ruta que viene, capitalismo rojo de partido único, pluralismo de partido hegemónico o transición a la democracia, es todavía muy incierta.

Los galones los portó desde su retiro y los seguirá portando su hermano Raúl Castro, de 85 años. El general y presidente de Cuba fue quien anunció la muerte de Fidel en un mensaje televisivo que arrancó con voz trémula. "Con profundo dolor comparezco para informarle a nuestro pueblo, a los amigos de nuestra América y del mundo que hoy 25 de noviembre del 2016, a las 10.29 horas de la noche, falleció el comandante en jefe de la revolución cubana".

La noticia pilló a una Habana ya de noche, donde las discotecas fueron cerrando. También el Malecón se vació. Los cubanos que habían salido a bailar o pasear fueron recogiéndose. Los pocos que comentaban lo ocurrido hablaban de Castro, mayoritariamente, como una figura "respetada". Tristes pero sin grandes aspavientos. "Perder a Fidel es como perder a un padre, un guía, el faro de nuestra revolución", dijo Michel Rodríguez, panadero de 42 años a France Presse.

"Se venía esperando pero no deja de causar una sorpresa", apuntaba por teléfono desde la capital cubana Enrique López Oliva, profesor de Historia en la Universidad de La Habana, de 80 años. "Esto marca el fin de una etapa y el inicio de otra que la gente de la calle cree que supondrá una aceleración del proceso de cambios", añadió.

Mientras en la isla quienes se pronunciaban en público lo hacían para loar la figura del héroe de la revolución, en Miami, el núcleo duro del exilio anticastrista se ha echó a la calle nada más hacerse pública la noticia para celebrar el fallecimiento de Castro con el estruendo de un carnaval. La Pequeña Habana, feudo histórico de los opositores a la Revolución, se llenó de gente festejando el acontecimiento. Todos agolpados con banderas de Cuba, cacerolas y tambores, gritando su satisfacción "¡Viva Cuba libre!".

La muerte de Castro provocó reacciones de la mayoría de los líderes internacionales. El presidente saliente de Estados Unidos, Barack Obama, el arquitecto del deshielo con la isla, reaccionó con un medido ejercicio de equilibrio: ni reproches ni halagos al fallecido líder, sí la mano tendida al pueblo cubano. Su sucesor, el presidente electo, Donald Trump, calificó a Castro de "brutal dictador" y enterró la política de Obama en este viejo conflicto. Desde Venezuela, el principal aliado de Cuba en Latinoamérica, el presidente, Nicolás Maduro, urgió a los "revolucionarios del mundo" a seguir el legado de Castro, y el líder chino, Xi Jinping, manifestó que "los chinos han perdido a un camarada cercano y un amigo sincero".

Con Fidel Castro se evapora el último aliento de la Guerra Fría. Se va el socio de la Unión Soviética que colocó con Moscú misiles nucleares apuntando a Estados Unidos, el líder que repelió la invasión de Bahía de Cochinos auspiciada por la CIA montado en un tanque con gafas de intelectual, el propagador de revoluciones que llevó a miles de cubanos a matar y morir bajo el sol de áfrica, el titán geopolítico que aguantó el pulso a 11 inquilinos del Despacho Oval.

Cuba despide al dirigente que la condujo a tocar los extremos de la experiencia humana siempre en proporciones desmesuradas para lo que pudiera esperar una isla de 11 millones de habitantes. De la gloria soberanista del triunfo de la Revolución a la miseria del Periodo Especial, los años del hambre causados por la desintegración de la URSS y en el que aún hoy hunde sus raíces la carestía cubana.

Raúl Castro, mano derecha de Fidel desde los días de los combates en la sierra contra los soldados del militar golpista Fulgencio Batista, seguirá como presidente hasta 2018 y ese año dejará sus cargos, según ha prometido, aunque seguirá siendo secretario general del Partido Comunista de Cuba hasta 2021. Si la salud lo acompaña, guiará el proceso de apertura hasta entonces. Para la sucesión presidencial asoma la figura del vicepresidente Miguel Díaz-Canel, exministro de Educación con reputación de hombre moderado del aparato.

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