Claves del día

¿Qué pasaría si el petróleo se mantiene por debajo de los US$50 hasta 2020?

Bank of America Merill Lynch organizó una mesa redonda con sus estrategas y economistas para discutir cómo se vería el mundo si el precio del petróleo se mantiene entre los US$25 y US$50 durante los próximos 5 años.

2016-02-09

Por eleconomista.es

Francisco Blanch, director global de commodities de Bank of America Merill Lynch ha elaborado un informe donde estima que el precio del WTI y Brent se normalizará entre los US$75 y los US$80 el barril a largo plazo aunque los mercados sugieren que los precios globales podrían estancarse entre los US$25 y los US$50 entre los próximos 5 y 10 años.

A continuación detallamos las conclusiones de dicha conversación.

1. Los consumidores globales se beneficiarían y los exportadores de petróleo se adaptarían

Incluso si el precio del barril de petróleo a US$30 lastra el crecimiento en el corto plazo y retrasa la proyectada recuperación de los mercados emergentes, la historia sugiere que los precios bajos sostenidos son buenos para el crecimiento. Incluso en ese caso, los fuertes movimientos en el petróleo seguramente tendrán un importante grupo de ganadores (China, India, Corea, Japón, España, Polonia y Holanda) y un pequeño y concentrado grupo de perdedores (Arabia Saudita, Rusia, Nigeria y Canadá). Algunos países (Brasil, Indonesia y México) se enfrentan a un modesto golpe en sus balances comerciales, pero la deuda corporativa y las dinámicas de financiamiento público se mantendrán como un lastre.

2. Un efecto ambiguo en el corto plazo para Estados Unidos, pero un impacto positivo a largo plazo

En Estados Unidos, por ahora, el estímulo neto de menores precios petroleros parece mantenerse alrededor de cero. El colapso en el gasto de capital de las compañías de energía de Estados Unidos ha recortado alrededor del 0,5% del crecimiento del PIB en 2015 y los hogares solamente han gastado alrededor del 75% de la ganancia inesperada de los bajos precios. Aun así, en el largo plazo la imagen es mucho más positiva, y vemos algo parecido a la 'Gran Moderación' de finales de los años ochenta y principios de los noventa, mientras los bajos costos energéticos impulsan otros gastos.

3. Si el petróleo se mantiene barato, las tasas y los mercados de divisas seguirán ajustándose

El cercano impacto mixto de los menores precios se refleja en los mercados, ya que dominan los efectos negativos de corto plazo (devaluaciones de monedas, malos préstamos, ganancias a la baja e impagos en créditos). Aun así, persisten las preocupaciones a mediano plazo para los mercados de renta fija, como un cambio en los ahorros de gestores de reservas a ciudadanos privados, quienes tienden a tener una menor propensión a ahorrar, lo que llevaría a un mayor equilibrio en las tasas de interés reales. Asimismo, como consecuencia del choque de una sola vez del precio del petróleo, las expectativas de inflación en Europa y Estados Unidos podrían aumentar, colocando a los TIPS en un particular riesgo. Además, a pesar de un movimiento de aversión al riesgo de corto plazo, seguimos creyendo que el dólar seguirá apreciándose contra la mayoría de los cruces mientras la Fed normaliza su política.

4. Los mercados de crédito y renta variable podrían sufrir, pero los bonos de grado de Estados Unidos se mantienen firmes

En los mercados de renta variable, las ganancias están orientadas positivamente hacia el petróleo. Los menores precios de petróleo por más tiempo podrían mantenerse como un lastre hasta que los balances de los consumidores mejoren. El fuerte colapso en el gasto de capital también actuará como un remolque de la deflación y alimentará a otros sectores. 'Vemos, últimamente, que los bajos precios están teniendo un efecto benigno en la renta variable global', estiman desde BofAML. En los créditos, los bonos de rendimientos altos podrían sufrir de forma directa (energía) o indirecta por la exposición al petróleo.

Las acciones previstas para las pérdidas en las materias primas podrían reducir el financiamiento de actores clave. De manera interesante, las perspectivas para los créditos europeos también se mantienen mixtas mientras se extiende el programa de flexibilización cuantitativa del Banco Central Europeo (BCE), mientras que el crédito corporativo en mercados emergentes podría tener dificultades dada la fuerte exposición a la energía. Aún así, los bonos corporativos de grado de Estados Unidos deberían beneficiarse de un lento crecimiento y presiones desinflacionarias.

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