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El Salvador: cómo enteder la violencia por medio de la 'Gran Corrupción'

“Existe una relación entre la violencia, la corrupción y altos índices de impunidad en El Salvador”, asegura un estudio elaborado por un grupo de expertos, que lidera el doctor Eduardo Lovo. La investigación detalla también los esfuerzos necesarios para crear consciencia colectiva sobre este vínculo histórico.

2015-12-14

Por: Eduardo Lovo, Eduardo Quiñonez, Samuel Portillo y Diego Martín - ESPECIAL PARA E&N

La Gran Corrupción (GC) es una toma de decisiones perversa que mina el desarrollo social colectivo y favorece principalmente el desarrollo selectivo de grupos de poder. Esto parece ser el origen de la desigualdad e injusticia social.

Este estudio utilizó ciencias cognitivas, entrevistas uno a uno con líderes políticos, económicos y sociales y disign thinking para comprender la relación de la violencia y la GC en El Salvador.
Se diseñó una "plática" que sirviera para ilustrar de manera masiva el concepto de GC. Se generaron videos y se llevaron a cabo actividades sobre temas de corrupción e impunidad.

Finalmente se utilizó análisis de datos y encuestas para medir los resultados.
Previo al 27/6/15 las conversaciones sobre corrupción en los medios sociales promediaban 0,32% de la población total, para el 20/8/15 se llegó al 14%. La encuesta más reciente en redes sociales indica que el 52% de la población considera que la corrupción es el problema social que hay que resolver primero, versus el 27% que continúan pensando que la violencia debe de ser resuelta primero.

El Salvador sufre de una problemática en su toma de decisiones que ha sido arraigada desde el inicio de la República, la impunidad histórica favorece rasgos culturales inclinados hacia la solución de problemas mediante la violencia y toma de decisiones basadas en GC. Esfuerzos de presión social tienen que acontecer para exigir transparencia.


Por más de un siglo, la historia de El Salvador ha estado plagada de violencia social. Desde Abril del 2015, ha habido un incremento persistente en la ya elevada tasa de homicidios. Esto ha llevado a El Salvador a ser clasificado como el país más violento del mundo. Las pandillas (maras) han sido declaradas grupos terroristas por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) haciendo de El Salvador el país con más terroristas en el mundo (60.000), el doble de terroristas que ISIS (12.000).

La corrupción, la proliferación del crimen organizado y la violencia van de la mano con la impunidad en un sistema judicial debilitado. Esta relación, se evidencian en diferentes textos escritos sobre la violencia en El Salvador por ERIC, IDIESO, IUDOP, y otros. Históricamente, El Salvador presenta altos niveles de ineficiencia judicial, de cumplimiento de ley y de impunidad en caso de homicidios, incluyendo la inmensa mayoría de homicidios ocurridos durante la guerra civil reciente y tiempo atrás durante los regímenes militares.

La impunidad y la toma de decisión mal intencionada en los niveles más altos del gobierno con el fin de beneficiar a familias y grupos está documentada desde los orígenes de la República, creando como consecuencia inequidad de oportunidades e injusticia social.

Esto ha sido clásicamente descrito en gobiernos de corte Neo-patrimonialistas; en El Salvador, esta es una de las razones por la cual existió la violencia social en los regímenes militares que iniciaron en 1931 y terminan con un etnocidio (10.000 a 40.000 salvadoreños asesinados) en 1932 y posteriores actos de control social por vía de la violencia.

Actualmente se estima que la tasa de condena por un homicidio es del 5% o menos y existe evidencia de vacíos legales en donde asesinos de policías y homicidios barbáricos han recibido penas de prisión menores a 1 año (65,66).

El Salvador tiene un índice de 3,8 en la escala del índice de Corrupción Percibida (ICP), donde 0 es altamente corrupto y 10 es muy limpio. A pesar de la instalación de algunas oficinas gubernamentales como la Subsecretaría de Transparencia y Anticorrupción y de leyes que facilitan el acceso a información pública, no ha habido una mejora en este índice desde el 2004 (Transparancy.org). Existe evidencia reciente que oficinas responsables de perseguir la corrupción tales como la Oficina de Probidad de la CSJ no publican o tienen registros listos de las declaraciones de patrimonio de los expresidentes, al igual que centenares de ex y actuales funcionarios públicos, dejando así que posibles crímenes de corrupción queden en la impunidad.

La Gran Corrupción

Existe una forma de corrupción diferente a las demás, llamada Gran Corrupción (GC). Esta es una forma de corrupción que se impregna en los niveles más altos del gobierno, ocasionando una amplia erosión de la confianza en el estado de derecho, el sistema judicial, la institucionalidad y finalmente en la economía.

La GC ocurre cuando la corrupción común no es controlada y esta se vuelve sistémica; cuando esto sucede el sistema judicial se encuentra debilitado ya que actúa con base a principios laxos corruptibles. En la GC, los políticos y los garantes de hacer y cumplir la ley, hacen mal uso de esta autoridad para mantener o procurar poder, y/o riqueza.

Esta forma de corrupción no solo lleva a una asignación equivocada de recursos, sino también pervierte la manera en que se toman decisiones oficiales sobre los recursos del estado. Bajo este modelo se busca favorecer los intereses personales y de grupos específicos, como consecuencia se perpetúa la impunidad y hace que la aplicación de leyes y condenas sean relativas en base a los intereses de los sectores de poder.

Este tipo de corrupción no puede ser del todo medido con el ICP ya que permanece oculta cuando los tomadores de decisión, logran evidenciar que al menos un sector de la población se beneficiará o aseguran que incalculables ganancias vendrán para algún segmento de la sociedad de la toma de decisiones efectuadas públicamente por el gobierno.

Para algunas organizaciones, la GC debería de ser considerada como un crimen de lesa humanidad por su efecto tan catastrófico en las sociedades en donde existe.

Discusión

Los modelos de design thinking y ciencias cognitivas ayudaron a clarificar lo que pudieran ser la génesis de la violencia en El Salvador. A pesar que la marginación e injusticia social, corrupción e impunidad ya habían sido descritas como fuentes de violencia, esta manera diferente de evaluar el problema se concentró en una forma puntualmente perversa y compartida de toma de decisiones en los niveles más altos del gobierno llamada GC.

La GC ha existido a lo largo de toda la historia de El Salvador debido a altos índices de impunidad. La pobreza, la baja calidad educativa, los inadecuado servicios de salud, la falta de oportunidades laborales, la no prevención del crimen y muchos otros factores que sirven de combustible para la cultura de violencia, pueden ser directamente rastreados a la raíz del problema: Un sistema inicialmente neo-patrimonialista en donde los gobernantes tienen problemas en distinguir entre los bienes públicos y los bienes privados; en donde el patrimonio público es utilizado para el beneficio del grupo gobernante y de algunos grupos económicos con fines de mantener el poder.

Después de los acuerdos de paz el sistema migró a uno de partidocracia, en donde las prácticas de GC han sido perpetuadas.

La razón fundamental de la GC actual en El Salvador aparenta ser la mezcla de cultura y de la impunidad necesaria para que continúe la corrupción sistémica. El actuar histórico, corrupto de funcionarios del más alto nivel emerge por un comportamiento inculcado de hacer las cosas, tanto en lo privado como en lo público, el cual traza una manera de funcionar con escasa transparencia colectiva.

Desarrollo completo de la investigación próxima edición de Estrategia y Negocios (Edición 193)

12 ejemplares al año por $75

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