Por estrategiaynegocios.net
La inteligencia artificial proporciona un potencial impulso significativo a la productividad estadounidense en un momento en que los desafíos demográficos y de oferta laboral están frenando el crecimiento económico.
El crecimiento de la productividad se desaceleró después de la Gran Recesión, lo que limitó el crecimiento económico en todo el mundo desarrollado.
Después de un breve impulso al comienzo de la pandemia de COVID-19, la productividad laboral estadounidense (medida por la producción de los trabajadores por hora) ha vuelto a su tasa de crecimiento tendencial de alrededor del 1,25 %, según economistas de S&P Global Market Intelligence. Esto está por debajo del nivel prepandémico de más del 2 %, y la brecha asciende a billones de dólares en producción económica perdida, según algunas estimaciones.
Empresas como Alphabet Inc. y Microsoft Corp. están encabezando el uso de la IA generativa de diversas formas, principalmente mediante la creación de textos parecidos a los humanos e imágenes realistas, mientras que otras están explorando ampliamente el potencial de la tecnología como herramienta de eficiencia y ahorro de tiempo.
Nuevos avances en IA podrían impulsar la productividad estadounidense en 1,5 puntos porcentuales en la década de 2030, según una investigación de la consultora Capital Economics.
"Estamos viendo que mejora la productividad entre los trabajadores", dijo Yong Suk Lee, profesor asistente de tecnología, economía y asuntos globales en la Universidad de Notre Dame, añadiendo que los trabajadores están viendo disminuir el tiempo que necesitan para terminar su trabajo y su calidad aumenta con la exposición a ChatGPT, el modelo de lenguaje impulsado por IA desarrollado por OpenAI LLC.
¿Productividad en marcha lenta?
La reciente pausa en el crecimiento de la productividad contrasta con un promedio a largo plazo del 2,2 % entre 1948 y 2019, según la consultora McKinsey & Co. La producción se ha mantenido en gran medida por debajo del 1,5 % desde 2005, luego de un aumento del 3,3 % anual en promedio entre 1996 y 2004 impulsado por los avances en la tecnología de la información.
"Si la economía estadounidense fuera un automóvil, el motor habría estado fallando durante un tiempo", escribieron los consultores McKinsey en un informe de febrero.
Desde la Gran Recesión, el crecimiento de la producción de valor agregado real de los empleados ha sido impulsado por aumentos en el número de horas trabajadas, en lugar de un aumento de la producción por hora. La productividad laboral repuntó un poco después de 2015 y mejoró aún más durante la COVID-19, cuando se perdieron millones de empleos en sectores de baja productividad como el comercio minorista y los restaurantes. Pero a medida que esos empleos regresaron, esta mejora en la productividad se revirtió.
"La reciente caída de la productividad esencialmente ha revertido el aumento de la pandemia, dejando el nivel reciente en línea con la tendencia ascendente que comenzó alrededor de 2015", dijo Joel Prakken, economista jefe para Estados Unidos de S&P Global Market Intelligence.
La necesidad de impulsar la productividad ha sido una gran preocupación para los responsables de la formulación de políticas de todo el mundo y contribuyó al enorme paquete de exenciones fiscales y subsidios del presidente Joe Biden diseñado para impulsar la inversión y la producción. McKinsey anticipa que un retorno a un crecimiento anual de la producción del 2,2 % valdría US$10 billones para la economía estadounidense en una década.
El riesgo real para la economía es que el crecimiento de la productividad no aumente para compensar las limitaciones de la oferta laboral. La tasa de natalidad de Estados Unidos ha estado por debajo de la tasa de reemplazo de 2,1 nacimientos por mujer desde 2007, alcanzando un mínimo de más de 60 años de 1,64 en 2020, según el Banco Mundial. La perspectiva de que menos personas ingresen a la fuerza laboral en el futuro se ve agravada por una mayor resistencia política a la inmigración, así como por una disminución a largo plazo en la tasa de participación de los adultos en edad de trabajar en el siglo XXI.
Si la IA generativa impulsara la producción de los trabajadores, "significaría un fin gradual pero sorprendente al período de bajo crecimiento de la productividad que ha afectado a las economías desarrolladas durante la mayor parte de este siglo", dijo Neil Shearing, economista jefe del grupo de Capital Economics, en un informe de septiembre.
Pero la tecnología también genera bastante escepticismo.
"Me acuerdo de la famosa broma de [el economista estadounidense] Robert Solow sobre la revolución digital: 'Es evidente en todas partes menos en las estadísticas de productividad'", dijo Prakken de Market Intelligence. No basa su perspectiva de crecimiento de la productividad a largo plazo en los recientes desarrollos de la IA "porque tengo en mente la ocurrencia de Solow".
Captación de IA
Google Maps de Alphabet, el asistente de voz Siri de Apple Inc. y las recomendaciones de productos en línea de Amazon.com Inc. se encuentran entre muchas aplicaciones impulsadas por inteligencia artificial utilizadas por hogares y empresas. Millones de personas utilizan ahora los productos de Microsoft basados en ChatGPT de OpenAI.
"La mayoría de las organizaciones que están experimentando con estas herramientas, como ChatGPT, simplemente están utilizando tecnología orientada al público", dijo Alexander Johnston, analista de datos, inteligencia artificial y análisis de Market Intelligence. Johnston dijo que el 40 % de las organizaciones de Inteligencia de Mercado encuestadas estaban utilizando la tecnología en algún grado, pero generalmente no de una "manera particularmente sofisticada".
La IA es aplicable en muchas funciones con gran cantidad de datos o industrias manufactureras que utilizan muchos sensores y reconocimiento de herramientas, dijo Johnston. Es probable que el mayor impacto provenga de servicios como la detección de fraude en las finanzas.
"Esta revolución ya está en marcha en la industria del software y, en los próximos años, se extenderá rápidamente a otras áreas como la educación, los servicios de traducción y el diagnóstico médico", afirmó Shearing.
