Empresas & Management

Inversión de impacto, negocios con beneficio social

Este mecanismo garantiza a los dueños del capital un retorno financiero creciente, a la vez que incide en la solución de problemas.

2020-01-02

Por Ana Cristina Camacho

Cuando Fernando Mazariegos inventó un sistema de bajo costo y eficiente para purificar agua -hace más de 20 años, siendo empleado del Banco Interamericano de Desarrollo- quizás no imaginó que su proyecto, denominado Ecofiltro, se constituiría en un claro ejemplo de inversión de impacto, por medio del cual permitió que muchos hogares rurales de bajos ingresos finalmente tuvieran acceso a agua potable. Es sencillo: con la venta de filtros en zona urbanas, se financia una iniciativa social para vender filtros en áreas rurales a bajo costo.

El modelo de negocios diseñado para Ecofiltro previó llegar a 400.000 hogares en Guatemala. Además, está presente en Honduras, El Salvador y con acercamientos para iniciar en México.

"Es una empresa de inversión de impacto que en los últimos 8 años ha solucionado un problema de agua que databa de más de 100 años", comentó Daniel Granada, socio de Pomona Impact.

Experiencias como la que Ecofiltro desarrolla, no solo en Honduras, sino en varios países centroamericanos, tiene réplicas interesantes para atender otras necesidades sociales y ambientales, las cuales bajo un enfoque empresarial y rentable resultan al mismo tiempo en negocios con un claro beneficio para la sociedad.

La inversión de impacto es el corazón de Pomona Impact, una firma creada en el 2011 por Mark Jacobson y Richard Ambrose, cuya sede está en Guatemala.

Pomona se encarga de construir toda la arquitectura de inversión para que los dueños del capital puedan invertir en proyectos de carácter social o ambiental con un atractivo retorno financiero. Muchas de estas iniciativas provienen de emprendedores sociales, con una dosis alta de innovación.

A diferencia de las donaciones, cuya sostenibilidad en el tiempo depende de cuánto quiera seguir aportando el donante, la inversión de impacto garantiza a los dueños del capital un retorno financiero creciente, a la vez que incide en la solución de problemas.

Richard Ambrose y Daniel Granada, socio director y socio de Pomona Impact respectivamente, aclaran que la inversión de impacto es la inversión en negocios rentables con un impacto social y ambiental, por tanto, no es ni filantropía, ni opera como una Organización no Gubernamental ni es una extensión de la estrategia de responsabilidad social de las empresas.

Granada asegura que, en el mundo, la inversión de impacto muestra una tendencia creciente y América Latina no escapa a dicha corriente. Según un informepublicado por la Aspen Network of Development Entrepreneurs (ANDE) junto con Latin American Private Equity & Venture Capital Association (LAVDA) y LGT Impact Ventures, la región muestra enormes oportunidades de escalamiento para este modelo de inversión. Sus niveles de desigualdad social, estimados en un 30% más que el promedio mundial, la convierten en un laboratorio para la inversión de impacto.

El estudio indica que, en América Latina, las empresas manejan unos US$1.200 millones en activos bajo gestión dedicados a este tipo de inversión y que empresas locales y de capital extranjero en la región dedicaron alrededor de US$1.300 millones en más de 500 contratos de inversión de impacto entre el 2014 y el 2015.

Solo en México, Brasil y Colombia se manejaron US$630 millones de activos bajo gestión. En Estados Unidos este tipo de inversión creció un 76% entre el 2012 y el 2014 representando US$6.600 millones.

Andrea Prado, profesora de la Cátedra Strachan está esperanzada en que estos temas tengan fuerte repercusión en los futuros gerentes del país. Por tal razón el INCAE promueve charlas como la impartida por Pomona Impact para que "nuestros gerentes salgan preparados para resolver problemas en la región; que se preocupen, no solo en hacer rentable su negocio tradicional o su emprendimiento, sino también en las externalidades negativas del entorno", dijo Prado.

Ambrose sabe que la tendencia sugiere para los próximos cinco años alrededor de US$30.000 millones dispuestos para invertir en negocios sociales y ambientales porque a las generaciones millennials y centennials les interesa mucho colocar sus capitales en negocios con fuerte incidencia en la solución de problemas locales o regionales y con un retorno financiero atractivo.

Centroamérica se ha caracterizado por las microfinanzas, aseveró Granada, que se ha convertido en un mercado maduro, pero las oportunidades para la banca corporativa de administrar este tipo de capital privado son grandes, si se toman en cuenta las brechas existentes para emprendimientos sociales.

Semillero para los negocios Pomona Impact está enfocada en dos grandes sectores de la economía: agronegocios, todo lo relativo a producción primaria, generación de valor agregado, tecnificación de procesos y; servicios básicos como vivienda, salud, educación, agua y energía.

Son sectores que coinciden con los que el estudio de ANDE y LAVDA realizó a partir de la información suministrada por 78 inversores. El informe muestra que por cantidad de negocios, agricultura, microfinanzas, salud e inclusión financiera son los sectores más dinámicos de la región. En Costa Rica por ejemplo, durante el 2015 se concretaron cinco negocios de impacto, tres en inclusión financiera y dos en agricultura; en Nicaragua fueron 10 negocios: cinco de inclusión financiera, tres de agricultura, uno de agua y saneamiento y uno de otro sector.

Pomona apuesta por agronegocios y servicios básicos porque reconoce su potencial, pero a la vez sabe que el Estado, aunque se ha vinculado durante muchos años, ha disminuido las inversiones y las ONG lo han hecho débilmente.

Hay una demanda del mercado por productos éticos y orgánicos que la región centroamericana podría satisfacer mediante este tipo de modelos, aseguró Ambrose. Lo mismo pasa con la posibilidad de extender la cadena de valor localmente para la dotación de una mayor cantidad y calidad de materia prima a las empresas grandes.

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