<div id='DTElementID-14482967' class='WebText'><a href='http://www.elfinanciero.com.mx/mundo/si-naciste-entre-1977-y-1985-no-eres-ni-millennial-ni-generacion-x.html' target='_blank'><strong>Por El Financiero (M&eacute;xico)</strong></a><br /><br />Cualquiera que haya nacido entre 1977 y 1985 sabr&aacute; es un verdadero problema porque no encajas del todo no con la Generaci&oacute;n X ni con los Millennials. Estos nueve a&ntilde;os no son suficientes para calificar como una generaci&oacute;n separada.<br /><br />Los a&ntilde;os de nuestro nacimiento se encuentran entre dos grandes generaciones. Tuvimos que salvar la brecha entre una ni&ntilde;ez anal&oacute;gica y la adultez digital y nos acordamos de esto d&iacute;a tras d&iacute;a. Vivimos con un pie en la Generaci&oacute;n X y el otro en la Generaci&oacute;n Y. Esta es una posici&oacute;n inc&oacute;moda para mantener el ritmo y no nos gusta.<br /><br />Pero hay una soluci&oacute;n simple: podemos llamarnos una microgeneraci&oacute;n. No somos Gen-Xers. No somos Millennials. De acuerdo con un art&iacute;culo de Business Insider estamos en el medio, somos Xennials.<br /><br />Nadie sabe qui&eacute;n acu&ntilde;&oacute; ese t&eacute;rmino por primera vez. Durante mucho tiempo fue falsamente atribuido al soci&oacute;logo australiano Dan Woodman. La autora Sarah Stankorb dice que el primer uso de la palabra fue en un Ensayo para la revista 'Good' en 2014. Pero a quien quiera que se le haya ocurrido el t&eacute;rmino realmente dio ‘en el clavo’.<br /><br /><strong>Los padres como jefes finales</strong><br /><br />Al igual que los Gen-Xers, como ni&ntilde;os jugamos al aire libre, participando en juegos que nos hicimos nosotros mismos, mucho antes de la llegada de los videojuegos. Hicimos pulseras de macram&eacute; para nuestros amigos y nos escribimos postales.<br /><br />No pudimos coordinar reuniones con amigos por texto, chat o Whatsapp. Tuvimos que levantar el tel&eacute;fono, llamar a su casa, presentarnos a sus padres y persuadirlos de que dieran a nuestro amigo permiso para salir. <br /><br /><strong>Figuras astron&oacute;micas en facturas telef&oacute;nicas y m&oacute;dems chillantes</strong><br />Pero luego llegaron los primeros tel&eacute;fonos celulares. Finalmente tuvimos una forma de contactar a nuestros amigos sin tener que convencer primero a sus padres. Comenzamos con alegr&iacute;a los mensajes de texto. Eso llev&oacute; a una horrenda factura telef&oacute;nica que fue recibida con menos que alegres respuestas por parte de nuestros padres.<br /><br />Nuestras primeras computadoras eran Intels, 286 o 486, o el Commodore Amiga. Nuestros primeros videojuegos llegaron en disquetes y se jugaron con el teclado o un joystick. Y, por supuesto, la primera direcci&oacute;n de correo electr&oacute;nico termin&oacute; con '@ hotmail.com'. ¿Y recuerdas el sonido que los viejos m&oacute;dems sol&iacute;an hacer al conectarse?<br /><br />Pero actualmente usamos las redes sociales pero podemos recordar una vida sin ellos. Nuestra infancia m&aacute;s temprana est&aacute; registrada en cintas Super-8 que apenas son legibles hoy. Lo siento por todos los ni&ntilde;os que tendr&aacute;n que revivir sus &eacute;xitos y fracasos insignificantes en Full HD en unos pocos a&ntilde;os. Crecimos sin el estr&eacute;s de ser constantemente fotografiados, filmados o localizados. Fotos de nuestra infancia nunca fueron publicadas en Facebook.<br /><br />A medida que crecimos, la tecnolog&iacute;a madur&oacute; junto a nosotros. Tuvimos tiempo de acostumbrarnos a ella y a&uacute;n &eacute;ramos lo suficientemente j&oacute;venes como para sentirnos a gusto con ella.