Centroamérica & Mundo

Israel sí juega a los dados

¿Funcionará el radicalismo de Netanyahu?

2015-03-06

Por: Carlos A. Lucas Aráuz*

El 3 de marzo recién pasado, Benjamin Netanyahu-Bibi, se dirigió ante el Congreso de Estados Unidos, atendiendo una invitación unilateral de la Cámara de Representantes, dominada por las fuerzas republicanas, a espaldas de la Casa Blanca, que a su vez, no le dio tratamiento protocolario a la visita de Netanyahu.

Confieso que nunca me habría imaginado la posibilidad de ver y oír a un Primer Ministro israelí expeliendo un discurso de ataque tan explícito ante el propio seno del Congreso gringo, contra la línea de política exterior del mismo Estados Unidos, uno de los poderes mundiales más embadurnado con la causa sionista, por más que sea un demócrata como el antipático Obama -para Netanyahu- quien esté al frente de la Casa Blanca y menos, usando el podio del Congreso para hacer propaganda electoral a su re elección como Primer Ministro de Israel.

El espectáculo republicano ha sido humillante para Estados Unidos: ¿Se imaginan ustedes a un Primer Ministro británico hablando en el Congreso de EE.UU y diciendo: "No importa de qué lado del pasillo estás sentado, tú te pones de pie con Inglaterra"? Pues Bibi se dio el lujo de decirle eso mismo a los congresistas, sobre Israel.

No solamente eso: de hecho, Netanyahu llegó a tirarle boñiga de oveja, con tal furia al Presidente de Estados Unidos, Obama, de forma que uno se pregunta, aunque sea en broma, si el Mosad no intentará algo contra Barack Hussein Obama, dada la irascibilidad y el tremendismo del también candidato a re elegirse en su cargo al frente del guerrerismo israelí, que llegó a despotricar contra los imperios persas del pasado, a los que casi considera, resucitados.

Pero tampoco Obama ha andado con paños tibios. A las acusaciones del líder sionista, que las negociaciones de EE.UU. con Irán están pavimentando el camino para que Irán desarrolle la bomba atómica, Obama respondió acusando a Netanyahu de no traer ideas nuevas y de ser incapaz de plantear alternativas viables ante la realidad de la capacidad nuclear de Irán. "Un no- trato es mejor que un mal trato", es lo más que llegó a decir Netanyahu a la Cámara de Representantes.

Hay que tomar en cuenta que la guerra crónica en el Medio Oriente, tiene de por medio dos escenarios electorales: en Israel, el mismo Netanyahu aspira a reelegirse el 17 de marzo próximo y seguramente considera muy útil para ese objeto, su comparecencia en el Congreso, la que a la vez, potenciaría el posicionamiento republicano en las próximas elecciones en EE.UU. Así se garantizaría una predominancia de la línea dura del eje Tel Aviv- Washington y quedaría sepultada irreversiblemente, la línea Obama, demócrata, sobre Irán.

En el fondo, Netanyahu no puede traer nuevas ideas o "salirse de la caja" como demanda Obama, porque su línea estratégica es la del sionismo: expansión territorial permanente, a costa de la ocupación por la fuerza de territorios palestinos y árabes vecinos y la defensa de un Estado eminentemente judío, segregacionista. "El único Estado Judío del mundo", porfió Netanyahu en su discurso.

Por eso, los llamados de Netanyahu a los judíos de Europa, para que emigren hacia Israel como "única protección segura" contra los ataques del extremismo islamista en ese continente, ese llamado a "regresar a su hogar, Israel", tiene por objeto romper con las presiones y críticas diplomáticas de Europa y Estados Unidos, en el sentido de detener o diferir el avance de los nuevos asentamientos israelíes en Cisjordania y en torno a Jerusalén. Más inmigración judía, más ocupación territorial, es la estrategia aventurera del sionismo, representado por Netanyahu.

Naturalmente, que esa línea expansionista y anti-árabe se topa con una posibilidad terrible: que Irán desarrolle la bomba atómica, lo cual haría más compleja y delicada la estrategia sionista. Israel tendría que aniquilar completamente cualquier posibilidad de desarrollo atómico de Irán, para seguir en esta estrategia, lo cual no es muy buen panorama para la mayoría de las potencias mundiales.

Estados Unidos, con el esto del "Grupo 5+1" (Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania) negocia con Irán sobre el desmantelamiento de su capacidad de enriquecimiento de uranio, en base a la posibilidad de un aligeramiento progresivo de las fuertes sanciones impuestas desde hace 12 años. Obama se ha declarado partidario de agotar la negociación multilateral antes de endurecer las sanciones contra Irán, en la línea estratégica de lograr el establecimiento de controles para certificar 'de manera verificable por la comunidad internacional la naturaleza exclusivamente pacífica de su programa nuclear'.

Como se ve, esta línea considera la posibilidad de permitir a Irán un desarrollo exclusivamente pacífico de la energía nuclear. Israel quiere erradicar, en cambio, cualquier capacidad nuclear de Irán, tanto por la vía del endurecimiento de las sanciones, como por las acciones militares directas. De hecho, el Mosad israelí ha venido asesinando sistemáticamente a profesores y científicos iraníes de alto nivel, en la sospecha que pudiesen generar capacidades de desarrollo nuclear a su país.

Haciendo un manejo hábil de los recuerdos de la diáspora judía, Netanyahu recordó y de hecho amenazó: "Ya no estamos esparcidos entre las naciones, sin poder defendernos (…). Por primera vez en 100 generaciones, nosotros, el pueblo judío, podemos defendernos. Esta es la razón por la cual, como Primer Ministro de Israel, puedo prometerles una cosa más: Incluso si Israel tiene que estar solo, Israel estará solo". Pero Netanyahu, como el sionismo en general, insiste con ese discurso mesiánico y poético, en ocultar que la verdadera bomba nuclear que ellos están contribuyendo, para su propio peligro, a construir en el inestable Medio Oriente, son las situaciones opresivas y represivas como el encerramiento de millones de palestinos sin derechos en la Franja de Gaza, las expansiones de los asentamientos israelitas en Cisjordania y en otros puntos de fricción con las poblaciones árabes y musulmanas no pro-terroristas.

No sabemos todavía si los demócratas estadounidenses aplaudirían si Netanyahu es derrotado en las elecciones del 17 de marzo en Israel. Sea como sea, y pasando de lado la broma sobre el Mosad, Obama estará todavía por dos años más en la Casa Blanca, lo que resalta el cálculo aventurero de Netanyahu en su discurso ante el Congreso, arriesgándolo todo.

Como ya han expresado miembros del Gabinete de Obama, le tocaría entonces a Netanyahu limpiar con su boca la boñiga que le tiró esta vez a Obama. Boñiga con la que el radicalismo de Netanyahu está hoy, jugando a los dados. Pronto veremos si le funcionó.

*Analista

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