Tecnología & Cultura Digital

Oportunidad de crecimiento del ‘e-Commerce’ en el Istmo

En Centroamérica no existen programas regionales que capaciten a micro, pequeños y medianos productores en cómo aprovechar las ventajas económicas que el comercio electrónico.

2015-05-15

Por: Mauricio París*

Alibaba, la empresa de ventas por Internet más grande del mundo no posee inventario alguno. Por medio de la comercialización digital de productos de terceros, esta empresa china tuvo ingresos por US$7.500 millones en 2013, superiores a los ingresos combinados de sus competidores directos: eBay y Amazon.

La existencia de nuevos métodos de pago electrónico, la creciente confianza del consumidor en los bienes y servicios adquiridos por medios digitales, y ante todo el aumento en el acceso a Internet gracias a los dispositivos móviles, ha permitido que el comercio electrónico crezca en Centroamérica, aunque aún a niveles conservadores en comparación con el resto de Latinoamérica, y ni qué decir del resto del mundo.

De acuerdo a proyecciones disponibles en el portal Statista, las operaciones minoristas o Business to Consumer (B2C) alcanzarán una cifra récord de US$.1700 billones en 2015. Por otra parte, el informe e-Readiness en Latinoamérica 2014 elaborado por Visa, señaló que el consumo de bienes o servicios adquiridos por Internet en la Región fue de US$46.400 millones, y prevé un crecimiento anual del 13% para el año 2018, solo superado por el 17% de crecimiento que se prevé para la región Asia - Pacífico. La proyección de crecimiento del comercio electrónico en Latinoamérica es incluso superior a la de Norteamérica (9%) y Europa (6%).

Aunque las proyecciones son muy prometedoras, lo cierto es que el comprador electrónico latinoamericano dista mucho de ser considerado un comprador profesional, siendo más bien su patrón de consumo ocasional, con menos de una compra al año.

La mayoría de las transacciones electrónicas están relacionadas con empresas fuera del área, y los servicios de transporte y turismo representan casi la mitad de éstas. Es decir, el consumidor latinoamericano compra por ejemplo tiquetes aéreos y otro tipo de transportes, así como hospedaje o servicios conexos, pero es receloso a la adquisición de bienes o servicios más sofisticados, lo cual es una tendencia apenas incipiente en la región.

Las estadísticas evidencian un gran potencial para el e-Commerce en la región, sin embargo, en Centroamérica no existen programas regionales que capaciten a micro, pequeños y medianos productores en cómo aprovechar las ventajas económicas que el comercio electrónico puede representarles para ofrecer sus bienes o servicios a un mercado más amplio de consumidores. Cualquier PYME que se enfoque en el comercio electrónico en el Istmo, tendría acceso potencial a un mercado de 45 millones de consumidores, similar en población al colombiano o español, e incluso superior si se le suma el mercado de la República Dominicana.

Dentro de los factores que dificultan el crecimiento del comercio electrónico podemos enumerar las limitaciones de medios de pago digitales como tarjetas de crédito, las capacidades logísticas para enviar o recibir bienes provenientes del extranjero, el acceso a Internet y la carencia de un marco regulatorio adecuado, que no sólo proteja, sino incentive las transacciones electrónicas.

Las regulaciones aduaneras y tributarias sobre las transacciones electrónicas resultan cruciales para incentivar el crecimiento de este tipo de comercio, toda vez que si las operaciones de exportación o importación resultan más engorrosas y onerosas que las realizadas por medios tradicionales, no existirá ningún incentivo económico ni empresarial en su desarrollo.

Respecto al campo regulatorio, podríamos indicar que existe una tríada fundamental de regulaciones sobre comercio electrónico: Aquellas que regulan las firmas y certificados digitales, las que regulan la protección de datos personales, y las que específicamente establecen un marco normativo para el comercio electrónico.

Honduras ha sido el primer país centroamericano en adoptar regulación específica, al aprobar la Ley sobre el Comercio Electrónico a inicios de 2015. Esta legislación, se basa en la Ley Modelo de Comercio Electrónico de la CNUDMI (Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional). Si bien Honduras también cuenta con legislación sobre firma digital, su materia pendiente es la protección de datos personales, aunque se discute actualmente un proyecto sobre este tema.

Costa Rica, que fue el único país centroamericano incluido en el estudio e-Readiness de 2014, es el país con más penetración de comercio electrónico en Centroamérica, con un volumen de transacciones de US$379 millones para el año 2013. Costa Rica cuenta con legislación sobre firmas y certificados digitales, con una ley de protección de datos personales y con varios proyectos de ley tendientes a regular el comercio electrónico, uno de ellos inspirado en la Ley Modelo de la CNUDMI.

Panamá, que de acuerdo al Informe Mundial sobre Tecnología de la Información 2014 del Foro Económico Mundial es el tercer país con mejor posición en Latinoamérica en tecnologías de la información y el primero en Centroamérica, únicamente cuenta con legislación sobre documentos y firmas electrónicas.

Por su parte, Nicaragua cuenta con una ley de protección de datos personales y otra sobre firma digital, y existe un anteproyecto de ley sobre el comercio electrónico. Guatemala cuenta únicamente con ley de firma digital, y El Salvador no cuenta con regulación en ninguna de estas materias.

Una plataforma regional dirigida a emprendedores y micro, pequeños y medianos empresarios que fomente y capacite el acceso a esta modalidad de comercio tendría un impacto positivo en la economía regional, ya que no sólo permitiría ampliar a estas empresas el mercado potencial de consumidores para sus bienes y servicios, sino que además permitirá el surgimiento de empresas con alcance internacional sin requerir grandes capitales de inicio, y con medios de comercialización digital alternativos de costo muy razonable, como por ejemplo las redes sociales.

Pero además de leyes, otros dos elementos adicionales son requeridos: el fomentar de la innovación y el emprendimiento, y la financiación requerida para estos proyectos. Estos requerimientos son la base para el surgimiento de nuevos modelos de negocio disruptivos. Con estos componentes, quizá, dentro de pocos años tendríamos un Alibaba centroamericano.

*Managing Partner en Expertis Legal

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