Allí, violentamente ingresaron, agredieron al dueño de la casa y lo interrogaron sobre dinero, drogas y armas, sustrayéndole varios objetos de valor. Tras más de tres horas retenido, los policías exigieron al hombre una suma considerable de dinero para liberarlo, amenazándolo con fabricar pruebas en su contra si no accedía. Finalmente, lo llevaron a las instalaciones de la DPI en San Pedro Sula, donde presentaron informes de investigación falsos y lo señalaron como miembro de una estructura criminal, colocándole bolsas de droga y un arma de fuego.