Ocio

Carlos Moreno: Padre del concepto de las 'ciudades de 15 minutos'

Reinvindica que la gente tenga vivienda digna, trabajo, compras, salud física y mental, educación y cultura, en proximidad.

2021-11-05

Por Gabriela Origlia - Revista E&N

Carlos Moreno nació en Colombia, pero a los 20 años -en 1979- llegó a Francia, donde lleva poco más de 40. Es asesor de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quien acaba de presentar un plan de transformación de la ciudad.

También es director de la cátedra Emprendimiento, Territorio, Innovación (ETI) de la Universidad de la Sorbona y es el padre del concepto de las "ciudades de 15 minutos".

En diálogo con Estrategia y Negocios (E&N), cuenta que aunque su formación proviene de las matemáticas y la informática, empezó a interesarse or el urbanismo. En ese camino advirtió que la tecnología sola no alcanza para "transformar" las ciudades, así que empezó a generar una trama en base a diferentes asignaturas.

"Hay seis funciones sociales urbanas para que la gente tenga calidad de vida: vivienda digna, tener un trabajo físico o digital en proximidad, poder comprar
en las cercanías, acceso a una salud física y mental igualmente próxima, cultura y educación. Queremos ofrecerlas en un radio de acceso de 15 minutos, sin medios de emisión de CO2, a pie o en bici", explica.

¿Cómo pasó de las ciencias duras a interesarse en el urbanismo?

Es una especie de viaje en el que una vez adentro, los temas se conectan los unos con los otros. Trabajé en comprender cómo el mundo digital podía acompañar al urbanismo, pero no había capacidad suficiente para resolver los problemas de las ciudades. Fue como ir haciendo una puntada con un color, otra con otro y así hasta completar el dibujo.

Logró una especie de "trama"… Fui más allá de la tecnología, quise comprender las ciudades, identificar sus problemas más agudos, como los económicos, el pacto social, el cambio climático, las necesidades de recorrer grandes distancias para cumplir una tarea. Logré una nueva composición que me permitía no solo ver, sino reflexionar y hacer propuestas sobre otras maneras de vivir. Es interesante porque esas proposiciones lograron transformarse en algo más concreto, en algo real. Es un reconocimiento que se hayan convertido en tendencia en Francia, en Europa, en el mundo.

¿Por qué entendió que la tecnología sola no alcanzaba para la transformación?

Cuando vivimos la revolución digital, con la aparición de todas las plataformas y las redes -que fueron tan poderosas que conquistaron el mundo en pocos años-se inició una especie de ola que impulsó transformaciones urbanas. Fue cierto que empujaron la cartografía, la geolocalización, sensores de polución, open data y con eso llegó la creencia de que las smart cities eran la solución a problemas complicados como la circulación de autos.

Pero el problema de la movilidad no es tecnológico, existe porque tenemos que desplazarnos y entonces se llega a la conclusión de que la tecnología es una herramienta magnifica, pero no suficiente para una solución más compleja. Hay que abarcar la situación económica y social, atender el clima, analizar cómo y por qué se da el reparto de la gente en el trabajo.

¿Pasa por definir la ciudad que se quiere?

La clave es el modelo que se busca, entender cómo construimos un entorno urbano que dé satisfacción o no a la problemática de la ciudad. Se trata de poder comprender cómo el mundo urbano va a enfocarse en una dirección u otra, siguiendo el modo de vida que se propone. Si queremos una ciudad ‘desparramada’ como Los ángeles o una más compacta, como París, debemos liberarnos de los autos, tener más respiración, más calidad de vida con servicios de proximidad.

¿Nació así la teoría de las "ciudades de los 15 minutos"?

A partir del momento en que comprendí que la tecnología no bastaba, me interesé en el modo de vida de la gente. En porqué se desplaza tanto una persona, porqué en esa vida acelerada no conoce vecinos, vive en soledad y con angustia. Por qué no aprovecha su tiempo para estar bien intelectualmente, socialmente.

De esa reflexión surgió lo de los 15 minutos. Lo crucial es tener los servicios esenciales de salud, cultura, diversión, trabajo y compras en un radio al que se puede acceder con movilidad de proximidad de baja emisión de gases.

¿Mini ciudades dentro de la ciudad?

Es una ciudad descentralizada, policéntrica y multiservicial que mejora sustancialmente la calidad de vida. Hay muchos lugares en los que este modelo está siendo instrumentado. En París la alcaldesa presentó una plan de transformación bastante radical de la ciudad; también hay avances en Milán y en Valencia. Se ve en Edimburgo, Montreal, Ottawa, Melbourne y en la Ciudad de Buenos Aires. La C40 es la red mundial de ciudades por el clima que adoptó como bandera la transformación urbana. Estoy orgulloso de ver ese concepto avanzando en cinco continentes. Se trata de liberar la presión sobre los espacios públicos y privados, salir de la promiscuidad. Avanzar en una densidad orgánica, a escala humana.

La alcaldesa parisina dice: estamos buscando un Big Bang de la proximidad, una descentralización masiva y de eso se trata. Mientras más descentralizamos, más progresamos en la calidad de vida. Es darle la posibilidad a cada uno de vivir en una gran ciudad, pero aprovechar los servicios y la proximidad.

¿Contribuye la pandemia a ese concepto?, ¿cómo estima que saldrá la gente en el mundo de esta coyuntura?

Traerá cambios muy fundamentales. Los primeros corresponden a la manera de trabajar. Hemos aprendido a trabajar de una forma distinta, no será siempre en la casa porque tampoco eso es deseable, sino que la movilidad será más cualitativa, iremos al lugar cuando sea necesario. Eso implicará un cambio en la relación con el tiempo, ver que lo podemos usar de forma diferente. En vez de en transporte, más para lo personal.

Emergerá una sociabilidad diferente. Todos, aun los que se negaban, aprendimos a usar las tecnologías y la tenemos como un aliado. Es una luz de optimismo pensar que así no quita sociabilidad, no es como las redes que nos encierran, sino que nos conecta. Se ha descubierto el barrio, el encanto de la proximidad, su atractivo.

Hay encuestas a nivel mundial que muestran que los jóvenes de entre 18 y 35 años están contentos con la cercanía; se han preguntado "cuál es el sentido de la vida" y están menos interesado en desplazamientos largos para servir a una gran empresa con jerarquías difíciles.

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