<div id='DTElementID-14738254' class='WebText'><strong>Por AFP</strong><strong>El arte de los 'pizzaioli' napolitanos que durante siglos han hecho revolear la masa</strong> de esta especialidad mundialmente conocida de la cocina italiana entr&oacute; este jueves en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO.La decisi&oacute;n se tom&oacute; en el Comit&eacute; Intergubernamental para <strong>la Salvaguardia del Patrimonio de la Organizaci&oacute;n de Naciones Unidas para la Educaci&oacute;n, la Ciencia y la Cultura</strong>, que se re&uacute;ne desde el lunes en la isla de Jeju, en Corea del Sur.<strong>Dos millones de personas firmaron una 'petici&oacute;n mundial' para respaldar la candidatura de este arte practicado actualmente en N&aacute;poles por unos 3.000 'pizzaioli'</strong> y que seg&uacute;n sus promotores 'desempe&ntilde;a un rol esencial en la vida social y en la transmisi&oacute;n entre generaciones'.'Para nosotros, es como ganar el Mundial', reaccion&oacute; Gennaro Gattimolo, un pizzaioli de 57 a&ntilde;os, con el delantal y las manos cubiertas de harina en su restaurante de N&aacute;poles. Como &eacute;l, muchos cocineros encendieron sus hornos el jueves en esta ciudad del sur de Italia y ofrecieron gratis porciones de pizza a los transe&uacute;ntes para celebrar el hito.<strong>M&aacute;s all&aacute; del espectacular manejo de la masa, la elaboraci&oacute;n de la pizza es una 'habilidad culinaria' que asocia 'canciones, sonrisas, t&eacute;cnica, espect&aacute;culo'</strong> y se remonta al siglo XVI, alegaba la candidatura italiana.Cuando las primeras pizzas aparecieron en N&aacute;poles, se trataba de panes concebidos como una manera r&aacute;pida y barata de alimentar a las multitudes, seg&uacute;n el historiador Antonio Mattozzi.<strong>La tradici&oacute;n se desarroll&oacute; y las primeras pizzer&iacute;as aparecieron a finales del siglo XVIII. Pero tuvo que pasar casi un siglo para que salieran de N&aacute;poles.</strong><h1><br/>A 485 grados</h1>La pr&aacute;ctica culinaria consiste en preparar en cuatro etapas la masa de una pizza y hornearla con fuego de le&ntilde;a.<strong>Seg&uacute;n la emblem&aacute;tica pizzer&iacute;a Brandi de N&aacute;poles, la masa hecha de harina, agua, levadura y sal debe reposar durante 24 horas antes de ser estirada revole&aacute;ndola.</strong> Luego se esparce encima la salsa de tomate, la mozzarella de b&uacute;fala y las hojas de albahaca, antes de introducirla en un horno de le&ntilde;a a 485 grados entre 60 y 90 segundos.<strong>En sus recomendaciones, los 'pizzaioli' advierten sobre todo contra lo que no se debe hacer: estirar la masa con un rodillo, congelar el producto o a&ntilde;adir pi&ntilde;a.</strong>'¡Larga vida al arte del pizzaioli napolitano!, s&iacute;mbolo del producto m&aacute;s vendido y consumido en el planeta, la pizza', declar&oacute; en Twitter Pecoraro Scano, exministro italiano de Agriculura y presente en Jeju como promotor de la petici&oacute;n.<h1><br/>Cinco entradas latinoamericanas</h1>Seg&uacute;n la Coldiretti, principal sindicato agr&iacute;cola italiano, cinco millones de pizzas son consumidas cada d&iacute;a en Italia, entre una poblaci&oacute;n de 60 millones de personas. El sector representa un volumen de negocios anual de 12.000 millones de euros (14.100 millones de d&oacute;lares).<strong>Pero los estadounidenses son los principales consumidores de pizza del mundo, con 13 kilos por persona por a&ntilde;o, frente a los italianos - campeones de Europa - con 7,6 kilos</strong>, mientras los espa&ntilde;oles consumen 4,3 kilos y los franceses y los alemanes, 4,2.<strong>La lista de patrimonio cultural creada en 2003 contaba antes de la reuni&oacute;n de Corea del Sur con m&aacute;s de 365 tradiciones o expresiones vivas</strong>, entre ellas el flamenco espa&ntilde;ol, la cerveza belga, la filosof&iacute;a milenaria del yoga, el tango argentino o la rumba cubana.Esta semana en Jeju, el comit&eacute; examina un total de 34 candidaturas, entre ellas cinco latinoamericanas: el mi&eacute;rcoles ingresaron en la lista los cantos de trabajo de los llanos colombo-venezolanos, la Feria de Alasita en Bolivia y el punto cubano.<strong>Este jueves, entraron las t&eacute;cnicas artesanales del sombrero pintao paname&ntilde;o, una de las prendas m&aacute;s caracter&iacute;sticas del folclore local, realizado a mano y cuya elaboraci&oacute;n y posterior comercializaci&oacute;n genera una importante fuente de ingresos para las &aacute;reas donde se confecciona.</strong>Tambi&eacute;n lo hicieron los jueces de agua de Corombo en Per&uacute;, una tradici&oacute;n ind&iacute;gena de cuidado comunal y de reparto equitativo del agua en el campo.</div>