Claves del día

¿Quién vela por los refugiados climáticos?

Miguel Pajares, doctor en Antropología social, provoca e invita a reflexionar sobre el cambio climático y la falta de acción decidida por parte de los líderes.

2022-04-30

Por Gabriela Origlia, E&N

“Refugiados climáticos: un gran reto del siglo XXI” es el último libro del español Miguel Pajares. Está dedicado a explicar el impacto que el cambio climático tiene sobre el planeta y sobre la vida de quienes deben dejar sus lugares y migrar por estos efectos. Pajares es doctor en Antropología Social, miembro del Grupo de Investigación Consolidado de la Universidad de Barcelona.

Pajares se ocupa del dilema que implica considerar como refugiados a los expulsados de sus países por el cambio climático. Plantea en su texto las consecuencias devastadoras que ya se empiezan a producir en los países pobres por el cambio climático que, a su criterio, tiene como base la sobreproducción y el sobreconsumo.

Repasa que el cambio climático trae consigo la desertificación de grandes zonas, la pérdida de enormes extensiones de cultivos, la disminución del agua potable disponible, la subida del nivel del mar y unos huracanes cada vez más destructivos. Todo ello producirá importantes movimientos de población, tanto desplazamientos internos como migraciones.

La obra muestra la dimensión de los impactos climáticos y analiza en profundidad los desplazamientos y las migraciones climáticas que ya están produciéndose y las que pueden producirse en las próximas décadas. Un análisis que está hecho región por región.

En entrevista con Estrategia & Negocios, Pajares abunda sobre el tema.

¿Hay refugiados climáticos?

Sí los hay, pero no con ese estatus porque en las defi- niciones, esa no se considera una condición suficiente para solicitar asilo. Esa gente es víctima de la acción de los gobiernos que llevan 30 años firmando pactos por el clima, mientras los impactos del cambio climático son muy graves. Hay gente que está huyendo, son las víctimas de estas administraciones que no han hecho nada. Es pertinente poner a los gobiernos frente a la responsabilidad que tienen.

Es claro que hay que considerar a estas personas como migrantes climáticos, por eso es bueno hablar y desarrollar esta idea. La figura de “refugiado climático” no está reconocida en ningún tratado; los tratados incluyen a quienes huyen de persecuciones por razones étnicas, religiosas o políticas. Hoy la mayor parte de los refugiados son los que huyen de las guerras.

¿Se puede medir el impacto que tendrá y tiene el cambio climático en los movimientos migratorios?

Es muy difícil de estimar en números; está claro que hay una serie de países en determinadas regiones muy afectados. Los cultivos ya no producen como antes; se registran cambio en los patrones de lluvias; hay sequías prolongadas y las comunidades abandonan sus tierras porque ya no pueden vivir de lo que producen y por eso se van del campo a las ciudades o a otros países.

Analizando los movimientos migratorios se puede observar que se han incrementado las salidas en esas regiones. Suelo decir, para dar una idea de la magnitud, que bastará con que una cuarta parte de la gente que vive en ciudades costeras tenga que migrar para que en el 2060 la población mundial migrante sea el doble de la actual. Ahora es el 3,5% y podría llegar al 6%.

¿Cuáles son las que están más en riesgo?

Centroamérica es, sin dudas, una de las más golpeadas; tiene zonas en las que se están muriendo los cultivos. El Cuerno de África (oriente del continente) tiene sequías más prolongadas y graves. En Asia, tanto al sur como al sudeste hay problemas. Las regiones tropicales son las que más están sufriendo, claro que no todos los territo- rios lo harán de la misma manera.

Hay que pensar que si existieran las ayudas necesa- rias para adaptar los países que más están sufriendo el cambio climático, menos personas tendrán que migrar. Ahora los desplazamientos climáticos son en general internos y hacia países vecinos. No se están produciendo migraciones de larga distancia por causas climáticas, pero las habrá cuando el mar siga subiendo y obligue a salir a la gente que vive en costas.

¿Por qué sostiene que los pactos firmados por los gobiernos no sirven?

Cuando los hacen, son acuerdos con objetivos de reducción de gases de efecto invernadero y no se han reducido. En 1992, cuando se firmó el primero en la Cumbre de Río de Janeiro, esos gases crecieron 60%; no bajaron en absoluto. Las naciones compiten por el crecimiento económico y lo que han provocado es que no se haya reducido el consumo de combustibles fósiles y sin eso no bajarán los gases. Además, la agricultura y ganadería industrial también provocan gases; lo hacen las grandes extensiones de monocultivos. También es muy grave la deforestación, que también sigue aumentando. Cada día se deforesta en el mundo una extensión similar a 38.000 campos de fútbol y los gobiernos no han sido capaces de detenerlo. Ellos son responsables junto con las corporaciones de lo que pasa, pero la mayor responsabilidad es de los gobiernos. Es importante que se reconozca a los migrantes por razones climáticas su derecho a la pro- tección internacional.

Ese análisis implica que, sin cambio de modelo de crecimiento, no se frena el cambio climático

Es muy difícil combatir el cambio climático si siguen como hasta ahora; se necesita ir a otro paradigma por- que el actual nos lleva al desastre. Hay que plantearse un modelo en el que las comunidades, las estructuras locales, puedan desarrollar sus propios marcos econó- micos; que puedan tener autosuficiencia energética y alimentaria.

Son modelos en los que no se busca el beneficio sino proveer de los medios necesarios para la subsistencia. Si el modelo está guiado por las grandes corporaciones, como pasa ahora, es claro que no van a renunciar a competir y al beneficio. No vamos a dejar de conta- minar; aunque crezcan las energías renovables, este sistema capitalista neoliberal nos lleva al desastre. Está cada vez más claro que hay que cambiar.

¿Contribuyó lo vivido en la pandemia de la Covid- 19 a avanzar en ese sentido?

Se dijo que saldríamos mejor, más solidarios y con una economía más verde, no ha pasado. En el 2021 hemos reconstruido el mismo modelo, hemos acelerado el consumo de combustibles fósiles. Ya hemos recuperado lo que había bajado durante el 2020. No hemos hecho nada nuevo, nada mejor. Es descorazonador ver que no avanzamos en otro modelo pensado en el bien común.

¿ Hay liderazgos claros para conducir los cambios?

No entre los líderes mundiales. En cambio, hay muchos en comunidades; muchas mujeres, líderes campesinos. Son defensores del medio ambiente, de la tierra, lideran esas luchas con una claridad política y de ideas muy impor- tante. El cambio climático se ha convertido en un tema social importante y eso se debe, en parte, a la insistencia de estos movimientos y a los científicos. El movimiento climático tiene que avanzar, tiene que seguir ganando espacios y generando conciencia en la sociedad

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