Claves del día

La cultura pop de los negocios (amando al guion y su libertad de interpretación)

Una estrategia empresarial es en sí un guion cinematográfico que se interpreta según sea su director. La misma idea escrita allí puede tener tintes punk o neoclásicos según quien lo lea, pero allí está todo: el encuadre, la luz, el tempo; pero manda quien dice: ¡Acción!

2016-08-17

Por: óscar Rojas Morillo*

En mi época de la universidad asistía a ver ciclos de cine, quizá para salir un poco de tanta física y matemática y muy posiblemente para entender las múltiples opciones de resolución de una situación a través de de un encuadre y con ello no ser tan cartesiano por un rato. Era un cine club que sesionaba una vez a la semana en un teatro dentro de una biblioteca que contaba con el apoyo de especialistas y muchas veces psicólogos o antropólogos que guiaban el argumento. Allí vi las primerísimas películas de un metódico Hitchcock, La Naranja mecánica de un Kubrick obsesivo, cine del Este que nadie veía ni entendía, pero que después de una introducción y cierre documentado por los guías, le encontrábamos mucho sentido.

Así aprendí a ponerme detrás de cámaras y entender la luz y la elección de un filtro para trasmitir emociones; en el momento que más entendí el cine, encontré mi gran pasión dentro de este arte: desentrañar e imaginar el guion.

El medio es el mensaje**. Ya en Europa me hice miembro de un cadena de alquiler de películas que tenían una infinita pared de películas indie: Chinos voladores de artes marciales, ecología africana, lirica afgana. Vi y aprendí de todo. Para mi el cine es casi lo mismo que un libro, y debe ser por ello que me quedan tan grabadas las películas.

Un día, ya de vuelta a América, me encontré en una conferencia haciendo una parábola a partir de una película coreana que creo que nadie en la audiencia había visto, para ser honesto ni lo había pensado ni preparado, solo vi algunas caras largas en la audiencia y decidí hacer una explicación mas gráfica y emocionante de lo que intentaba explicar, y no se me ocurrió otra cosa que hablar de una obra maestra llamada Hierro 3 de Kim Ki-duk, para ilustrar la no necesidad de estar hiperconectado todo el tiempo, el número de Dunbar y la soledad y lejanía que las redes nos podían entregar. Filosofando a toda regla. Si la ven sabrán por que lo digo. ¡Y funcionó de maravilla!

En ese momento me di cuenta que tanto en mis conferencias como en mis clases de estrategia, innovación, dirección, uso racional de la tecnología o emprendimiento tenían un alto contenido audiovisual y que no había mejor manera de entrarle a algo que buscar en la memoria colectiva una pasaje con que reforzar el mensaje.

Pero me pasó algo cuando menos curioso, los hijos de YouTube (la mayoría de mis audiencias) no suelen ver cine con contenido. Y no les hablo de Metropolis de Fritz Lang (1927) con que mi tutor en Madrid me dio la bienvenida para estudiar robótica y pienso que es una joya (la UNESCO piensa lo mismo), les hablo de películas que entendería que al menos en la memoria tendríamos, pero no conocen en su mayoría mis auditorios. Así que cada vez que nombro una película para ilustrar algo, casi inmediatamente paso a explicarla y me gozo el guion.

De la caja de bombones de Forrest Gump… Ya escribí en una de mis columnas (El Juego) que la estrategia moderna lejos de ser un gambito de ajedrez es mas bien un flop de una partida de póker. Es mas que probable que ya nadie tenga una estrategia uno a uno, puesto que se debe tener tantas estrategias como competidores que están deseosos de comerse el caramelo (o el bombón) que estas a punto de llevarte a la boca en forma de market share. Forrest Gump cuenta que su mamá le decía que la vida era así, una caja de bombones en la que nadie sabría que le podía tocar, y de acuerdo al sabor, pues así sería el gusto.

…al cambio de guardia de Vito Corleone. Creo que puedo recitar casi todas la película El Padrino de memoria aunque nunca tuve a la mano el guion. De esta fuente suelo beber para para mis clases. Por ejemplo, de la primera les comparto una lección magistral de cómo llevar una reunión de negocios y como definir el futuro de nuestro personal con solo un gesto. La escena es algo así: a Don Vito lo va a visitar un criminal (el turco Sollozzo) para proponerle un negocio de drogas que él desde ya no quiere para no afectar a los niños a los que podría exponer (hasta el mas gánster tiene su ética) pero que por deferencia acepta la reunión, se hace acompañar de su consiglieri y del hasta ese momento sucesor natural en el negocio: su hijo mayor Santino. En medio de la reunión Don Vito luego de oír la propuesta declina como ya lo sabía (Lección 1: nunca vayas a una reunión sin saber que hacer o tener varias salidas preparadas) pero su hijo, impulsivo y con ganas de figuración le pregunta al ofertante cuanto es el monto de la operación, desde luego ilícita y plausiblemente muy rentable… Don Vito se levanta, pide disculpas a su interlocutor por la indiscreción de su hijo y da por cerrada la reunión. ¿Qué sucede después? Una cachetada en privado al joven iniciado. La razón es la lección 2 de ese interminable manual práctico de negocios: nunca muestres tus pensamientos o intereses, y menos hablar de dinero. Hacerlo te hace vulnerable. Y por si fuera poco ya Vito Corleone de alguna manera supo lo que intuía antes: Santino no era el elegido. Michael jamás hubiera hecho eso (espero ya sepan como termina todo). Lección 3: aunque duela, los instintos están hechos para seguirlos.

El poder (de la información) al alcance de todos. Para explicar mi experiencia en Riesgos financieros (ganada en el mercado de valores de Chile) y generar cercanía con mis auditorios suelo recomendar y mostrar fragmentos de una película para entender la crisis de las subprime del 2008 (y en realidad casi todas las crisis de la historia) que casi se truena al mundo entero: me refiero a Margin Call, que relata lo que sucede en la noche en que Lehman Brothers visualiza lo que se venia en forma de crisis, y el guion plantea dos temas de rabiosa actualidad y que no debemos dejar de pensar: una que flota durante toda la película: ¿la ambición profesional o personal debe estar sujeta a la ética o se vale todo con tal de alcanzar un objetivo? Y la otra sale directamente de la boca de Jeremy Irons al oír el ruido de la avalancha y que parafraseo: "si teníamos la información, ¿por qué no hicimos nada?, o ¿acaso la información que tenemos no es poder porque no supimos que hacer con ella?". Moraleja: Business Intelligence, Big y Small data… de nada nos vale solo por tenerlos.

Luces. Cámara. Gestión. Una estrategia empresarial es en si un guion cinematográfico que se interpreta según sea su director. La misma idea escrita allí puede tener tintes punk o neoclásicos según quien lo lea, pero allí está todo: el encuadre, la luz, el tempo; pero manda quien dice: ¡Acción! y comienza el rodaje con los actores que mediante un casting los imagina de mejor manera y no quien lo escribe. Hay guiones que terminan en desastres porque solo de intención no se basta. El talento de los directores radica en interpretar todo el tiempo lo que leen e intentan llevar a cabo. Es el mismo talento de los CEO hoy, que con su equipo intentan mantener una película que cuenta con un guion escrito (la cultura de empresa, los objetivos, el ritmo…) con un final en la última página (como se espera ganar) pero que cada uno entiende o encuadra diferente. La magia del cine radica en replicar la vida, la cultura pop en reflejar con arte la vida. Con respecto a la gestión, y si esto fuera una conferencia la cerraría así: replica la vida (aprende del cine y su arte pop) y con ello su caos ya que aun sabiendo como termina la historia (según el guion escrito), las tomas y los nudos que deberían ser resueltos, es el director (gerente) quien toma el riesgo de la película y genera variables para enriquecer todo, que para eso está allí. Que es como debe ser al final de la historia.

** La frase desde luego no es mía, es de Marshall McLuhan, el mismo que acuñó la expresión Aldea Global

*Venezolano, Emprendedor, Consultor estratégico, Locutor en el primer programa de emprendimiento en Guatemala, Cocinero por pasión, Profesor universitario y conferencista internacional e Ingeniero mecánico de profesión. Entre sus estudios cuenta con maestrías de administración de negocios (MBA) y gestión de proyectos (MPM); y con Robótica y Automática Industrial a nivel de doctorado. Agitador tecnológico y admirador del talento humano y de los sueños que conllevan los procesos creativos, cree en la innovación como llave de cambio a todo nivel. Está casado con una chapina y tiene un hijo chileno.

Pueden comunicarse con Oscar para comentar esta o cualquiera de sus columnas a su correo electrónico oscarrojasmorillo@gmail.com o a @oscarrojas13 en twitter

|

12 ejemplares al año por $75

SUSCRIBIRSE