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¿Cómo financiará Donald Trump la construcción del muro fronterizo?

El presidente de EE.UU. firmó el decreto para iniciar la construcción del muro en frontera con México. Trump insiste en que dicha obra será pagada por México.

2017-01-25

Por AFP

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el decreto sobre 'refuerzo del control migratorio' que contiene la directiva para iniciar la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México.

La construcción del muro constituye una de las más polémicas propuestas de la campaña electoral de Trump, quien insiste en que de alguna forma México pagará por esa gigantesca obra.

De acuerdo con la Casa Blanca, la medida determina la 'construcción de una larga barrera física en la frontera' sur del país.

El decreto firmado por Trump este miércoles se refiere en general al refuerzo del control fronterizo, y según el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, incluye provisiones para la creación de más instalaciones de detención de inmigrantes en la zona de frontera.

La medida también veta la liberación de inmigrantes ilegales detenidos y mantiene la prioridad de deportación para inmigrantes con antecedentes criminales.

Spicer dijo que la construcción del muro 'no es solo una promesa de campaña, sino un primer paso de sentido común para asegurar nuestra porosa frontera'.

Cortan fondos a las 'ciudades santuarios'
El mandatario firmó también este miércoles un segundo decreto que se propone reforzar la vigilancia migratoria en el interior del país.

De acuerdo con Spicer, el gobierno 'eliminará recursos federales para las llamadas 'ciudades santuario' y ciudades que dan abrigo a inmigrantes ilegales'.

Se trata de ciudades donde las autoridades se niegan a arrestar y entregar para deportación a inmigrantes en situación irregular. Esos 'santuarios' suman unos 300 y están diseminados por prácticamente todo el país.

Al inicio de la mañana, en declaraciones a la red de TV ABC, Trump había dicho que la construcción del muro comenzará 'tan pronto como podamos hacerlo', posiblemente en los próximos 'meses', aunque añadió que 'con seguridad la planificación comenzará de inmediato'.

Partes de esa frontera ya tienen una cerca e incluso hay tramos con una enorme barrera, pero Trump pretende cumplir su promesa de campaña de hacer un 'bello muro' en toda la extensión de los 3.200 kilómetros para frenar el ingreso de inmigrantes ilegales.

Funcionarios de la Oficina de Transparencia del Gobierno, un órgano del Congreso encargado de supervisar el uso de fondos públicos por parte del Ejecutivo, calcularon que construir una barrera de una sola capa costaría unos US$6,5 millones por cada 1,6 kilómetros de extensión.

Según estimaciones de la congresista demócrata Nancy Pelosi, la construcción de todo el muro podría llegar a costar unos US$14.000 millones.

En tiempos recientes, Trump indicó que Estados Unidos comenzará a construir el muro y luego le cobrará a México. Sin embargo, incluso siendo así, el mandatario necesitará que el Congreso apruebe los fondos para hacer la obra.

'Todo se nos reembolsará en una fecha posterior con cualquier transacción que hagamos con México. Sólo le digo que habrá un pago, que sucederá de alguna forma, quizás una forma complicada', dijo Trump en una entrevista con la cadena ABC, la primera que concede desde que llegó a la Casa Blanca, emitida este miércoles.

La firma de ese decreto coincide, además, con la presencia en Washington del ministro mexicano de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, quien prepara una visita del presidente Enrique Peña Nieto, prevista para el fin de enero.

El ministro mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, también se encuentra en Washington, y al embarcar rumbo a Estados Unidos dijo a la prensa que 'hay clarísimas líneas rojas que se tienen que pintar desde el principio'.

Foto: Estrategia y Negocios

Trump rompe la buena vecindad con México
La decisión abre una inmensa fisura entre ambos países. Aunque ya exista una divisoria física de casi 1.100 kilómetros, la medida echa por tierra años de estabilidad y buena vecindad.

A cambio impone una vuelta al pasado y dinamita los intentos de Enrique Peña Nieto por encauzar las relaciones con el incontenible republicano. Una era de hostilidad ha dado comienzo, reflexiona una publicación del diario español El País.

La orden va mucho más allá del problema migratorio. Este apenas existe. O al menos ya no es masivo. Desde hace años el saldo migratorio es negativo y salen más mexicanos de Estados Unidos que los que entran (140.000 más solo en 2014). Pero eso, en el contexto trumpiano, pesa poco. El muro más que una obra, es un símbolo.

Como buen constructor, Trump sabe que la política necesita cemento. Tiene que verse y tocarse. El muro sirve a este fin. Y la andanada no viene sola. Le acompañan la demolición del Tratado de Libre Comercio, las restricciones a la inmigración y la amenaza fiscal para aquellas empresas que busquen abaratar costes en México. Los pilares de su nacionalismo proteccionista. El credo que le ha permitido ganar el voto de las masas blancas empobrecidas.

Lejos de la caricatura con que se suele retratar a Trump, su decisión no es fruto del impulso, sino de la estrategia. 'Es una conducta autoritaria y cínica, pero tiene un propósito', señala la experta en Migración y Seguridad Eunice Rendón.

Con el muro, el republicano barre el orden heredado y abre el interrogante sobre las relaciones futuras. Todo está en cuestión y eso le permite avanzar en sus fines, entre ellos, frenar la inversión hacia el vecino y reequilibrar una balanza comercial que en estos momentos es favorable a México (120.000 millones de dólares en 2015). Un golpe que, pese a sus efectos sociales, los mercados estadounidenses llevan meses esperando, como demostró el máximo histórico registrado por el Dow Jones tras anunciarse la orden.

Para México, el muro condensa la peor de las pesadillas. Es la expulsión de la tierra prometida. La entrada en el Tratado de Libre Comercio le abrió las puertas a la modernidad. Las exportaciones a Estados Unidos pasaron de 3.800 millones de dólares en 1994 a 20.000 millones en la actualidad. Un país con fuertes trazas de subdesarrollo ingresó en un área donde se sentía proyectada y con un porvenir.

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