Claves del día

Cómo lograr que un país sea un 'sistema innovador'

“Menos proteccionismo, más educación y una estrategia nacional”, asegura Robert Atkinson, padre del Índice de Innovación Global.

2016-01-23

Por: Gabriela Origlia- Especial para E&N


Robert Atkinson es el padre del índice de Innovación Global (GII). Presidente de la Fundación de la Tecnología de la Información y la Innovación (ITIF), que publica el ranking con la Universidad estadounidense de Cornell y la escuela de negocios Insead.

Es una radiografía de 141 países de distintas regiones del mundo sobre la base de 79 indicadores. Hace años que estudia qué convierte a una nación en innovadora y cómo esa característica puede mejorar su economía y, en consecuencia, la calidad de vida de su gente.

En sus trabajos plantea seis claves para alcanzar el éxito en el objetivo: las políticas del tema deberían enfocarse en maximizar la innovación en todas las industrias; deberían dar soporte a todas las fases; hay que habilitar la agitación y destrucción creativa; se debe favorecer la inversión en maquinaria, equipamientos y software, con especial énfasis en tecnologías de la información y comunicación.

La quinta dimensión hace eje en la importancia de dar soporte a la creación de inputs de innovación y, la última, subraya el desarrollo de una estrategia de innovación y productividad a nivel nacional con organizaciones que le den soporte.

En diálogo con Estrategia y Negocios desde su oficina en Washington planteó que el rezago que presentan en el ranking los países de la región es una "oportunidad", aunque subrayó que hay mucho por hacer tanto de parte de los gobiernos como del sector privado.

En un repaso por Latinoamérica y el Caribe, destacó los avances en innovación en Colombia, "un ejemplo de que para crecer en el campo no hace falta tener grandes laboratorios" y lamentó que el proteccionismo brasileño signifique una traba para el país, uno de los motores de la economía regional.

El GII nació con el objetivo de medir la innovación a nivel de países para, en función de los datos, determinar qué políticas se deberían instrumentar para mejorar y maximizar el área y, por lo tanto, su competitividad. Con esa radiografía, señaló Atkinson, intentaron explicar por qué algunas naciones son más exitosas que otras en elevar, de manera sostenible, su productividad, niveles de ingreso y las oportunidades para sus poblaciones.

¿Qué importancia cree que tiene para gobiernos y empresas? ¿Ayuda a decidir inversiones?

Puede ser. En los primeros tiempos era una de las pocas herramientas y, además, el mundo era menos global que ahora. Hoy las perspectivas son otras, hay una internalización que alcanza a todos los sectores y los países. A las administraciones puede ofrecerles una guía sobre las políticas de innovación con las que cuentan y las que deben mejorar.

Para las empresas globales puede ser un buen recurso para analizar el mapa, establecer dónde están los mejores recursos humanos, dónde hay disponibilidad de infraestructura, dónde hay menos barreras…Son ingredientes claves para tomar decisiones y resolver inversiones.

El concepto "innovación" se usa mucho, a veces de manera diferente y hasta vaciado de contenido. ¿Cuándo un país es innovador? ¿Es lo mismo para una empresa?

No. Realmente son todos casos diferentes. A la hora de evaluar una compañía se puede definir si es innovara en su país o en el mundo. Por caso, una empresa puede serlo -o tener el objetivo de serlo- en Costa Rica, pero otra será la estrategia si aspira a innovar en todo el globo.

En el caso de un país hay cuestiones como el tamaño y las características de su economía, su desarrollo en el área de la ciencia y la tecnología, el respeto por las patente. Entre otros son todos capítulos para mirar.

Por ejemplo, Alemania es innovadora no tiene mucho desarrollo de ciencia básica, pero sí un alto nivel de ingenieros y aplica eso en su economía, en su industria. Colombia es una muestra de que no es necesario ser Microsoft para ser innovador; allí trabajan mucho en biotecnología, en software. Es decir, hay oportunidades para diferentes facetas; la innovación no pasa siempre por los mismos canales en todos lados.

Te puede interesar: Centroamérica en el índice Global de Innovación

A su entender, ¿qué peso tienen en la dinámica de la innovación la educación, la institucionalidad y la transparencia?

Tenemos un informe sobre India y la innovación, construimos una pirámide cuya base es la baja corrupción, la mayor transparencia, el trabajo en instituciones abiertas….Incluso hay allí quienes hablan de "innovación inclusiva".

El país busca aprovechar el bono demográfico a través de la conexión de todo su territorio, de un sistema educativo amplio. La base de todo son condiciones fundamentales como la estabilidad jurídica, la facilidad para hacer negocios, los mercados competitivos, la flexibilidad del mercado laboral, la efectividad en la protección de la propiedad y la confianza. Los programas entre universidades y empresas, por caso, son claves para la formación y para que haya emprendedores.

Históricamente Latinoamérica arrastra problemas con el sistema de educación; se ha focalizado en las ciencias sociales y debería -para mejorar su potencial innovador- ir hacia las ciencias duras, las matemáticas, las ciencias de la computación, la biología.

En los 10 años los países que más crecieron en este ámbito son los que pusieron allí su eje; tal vez una de las razonas de la debilidad latinoamericana pasa por allí. El Gobierno debe ser quien piense en innovación, que sólo está en la ciencia y la tecnología sino en transformar procesos que ya existen; hay que especializar el conocimiento y la educación.

¿Son esas, entonces, las palancas de la innovación para los países emergentes?

Son algunas de las llaves; sin ellas será más duro avanzar pero no son las únicas; hay más. Se necesita del sector privado, que trabaje en innovación. Claro que con varios de los ingredientes que mencionamos esa posibilidad se agiliza. El proteccionismo, por caso, va en contra de los emprendedores.

A medida que los países van avanzando compiten con base en procesos productivos más eficientes y productos más diferenciados; la educación superior y capacitación. Todos esos ítems se convierten en pilares más críticos. La etapa superadora es cuando compiten en función de sus niveles de innovación y sofisticación. Hay que transitar todo el proceso.

¿Cuánto condiciona el contexto regional?

La competencia es diferente, aunque en regiones como Centroamérica o Latinoamérica hay más oportunidades y también mucho para hacer. Lo primero, como país, es tomar una decisión de qué se quiere, hacia dónde se va. Si se quiere avanzar hacia la innovación como Chile -que está muy bien-, como Colombia o México, que empieza a caminar o si se privilegia el proteccionismo.

Los altos impuestos no sólo encarecen la vida para los ciudadanos, sino que frenan, limitan la innovación. Brasil se comporta en ese sentido.

Argentina tampoco está en buena senda. La región tiene un mix. Las inversiones en infraestructura digital tienen un efecto multiplicador en la economía, favorecen la creación de tecnologías y de servicios; los estímulos estatales son un componente clave en el área digital, sean fiscales o regulaciones.

Nosotros hemos trabajado con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con la Alianza del Pacífico colaborando con un proyecto que apunta a construir un ecosistema regional de innovación y emprendimiento; es interesante, no hay otra región que esté avanzando así. En los emergentes hay una amplia heterogeneidad entre empresas, cuentan con muchas por debajo de la frontera de la innovación, con bajos niveles de capital humano. El aumento de la productividad de estos pequeños productores a través de la innovación y la adopción de mejores tecnologías tendrán un alto impacto en la mejora de la calidad de vida.

Te puede interesar: los países más competitivos de América Latina

Los países centroamericanos afrontan problemas complejos; sus resultados en el ranking son pobres. ¿Qué mirada tiene sobre su situación?

El Reino Unido o Suecia, que encabezan los indicadores, son países ricos y tienen más facilidad para invertir en tecnología, en ciencia. Relacionaron bien sus ecosistemas invirtiendo en infraestructuras, en capital humano.

Pero la innovación no es sólo recursos y, en ese sentido, la región tiene oportunidades para trabajar sobre calidad, sobre el rendimiento de sus universidades, sobre todo el sistema educativo. Hay avances registrados, lentos, pero los hay.

Entre los emergentes en ese sentido están Perú y Uruguay. Se pueden instrumentar políticas. Es una paradoja que haya innovadores exitosos en lo individual pero que los países fallen en su conjunto; es que hay gente con altos niveles de educación. Pero, insisto, hay que focalizar el sistema educativo sino la salida será muy dura.

De cara a los próximos diez años, ¿qué tres claves plantea para mejorar el nivel de innovación en la región?

La primera, olvidar el proteccionismo. Permitir que avance la apertura de la economía. Ya ni China sigue ese camino, no puede ser que Brasil lo sostenga. Segundo, hacer eje en una educación en ciencias duras y, tercero, darse estrategias y organizaciones de apoyo a la innovación. Kenia, India, Malasia, Tailandia, y Vietnam cuentan con agencias nacionales; se trata de planes para ganar competitividad y productividad.

12 ejemplares al año por $75

SUSCRIBIRSE