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Christiana Figueres: 'Centroamérica es altamente vulnerable” al cambio climático

La secretaria de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la costarricense Christiana Figueres, asegura que la región debe realizar esfuerzos tanto para reducir emisiones como para incrementar la adaptación.

2015-11-30

Por: estrategiaynegocios.net

En medio de extremas medidas de seguridad, en París dio inicio la vigésimo primera Conferencia Mundial sobre el Clima (COP21) en la que representantes de 195 países más la Unión Europea negociarán un acuerdo que se espera ambicioso con el fin de frenar el calentamiento global.

En su discurso de apertura, la costarricense Christiana Figueres, secretaria de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) apeló a los delegados de los países indicando que el acuerdo depende de ellos. "Nunca ha habido tanta responsabilidad en las manos de tan pocos, los ojos de millones de personas alrededor del mundo están sobre ustedes", afirmó la funcionaria de la ONU.

Días atrás, durante la preparación hacia el encuentro, Figueres conversó con un grupo de periodistas representantes de medios de habla hispana, entre ellos Estrategia & Negocios. Reproducimos el contenido de esa conversación:

¿Cuál es su visión sobre la situación de Centroamérica frente al cambio climático y qué debería ocurrir con la ayuda económica hacia regiones tan vulnerables?

No hay duda de que la región centroamericana y del Caribe es de una alta vulnerabilidad. Por ello todas las políticas se van dando para mitigar esa vulnerabilidad, pero también para ser ejemplos mundiales de reducción de emisiones. Porque aquí debemos entender que cuanto más demoremos la reducción de emisiones a nivel global, mayores serán los costos del cambio climático y más nos va a costar -desde la perspectiva del costo humano y económico- hacer frente al cambio climático. Me parece que Centroamérica lo tiene muy claro y eso lo vemos en los planes que han venido de algunos países de esa región, que están haciendo un esfuerzo en las dos direcciones, tanto en contribuir a la reducción de emisiones -aunque no seamos uno de los mayores emisores del mundo, pero hay que contribuir en solidaridad con nuestras poblaciones- como en incrementar la adaptación. Sin ninguna intención de minimizar la vulnerabilidad de Centroamérica hay que reconocer que no somos los únicos vulnerables, no solo las islas del Caribe sino todas las islas del mundo, todos los países menos desarrollados, la gran mayoría, están sufriendo intensamente los efectos del cambio climático. No se trata de competir en la prioridad de vulnerabilidad, sino de competir en la apertura hacia la colaboración entre todos para poder mitigar el impacto del problema.

¿Con qué acuerdos se llega a París y qué significan?

El primer dato muy positivo es la cantidad de planes de cambio climático que recibimos por parte de los países. Tenemos el 100% de todos los países industrializados y más de 100 países en desarrollo, quienes hicieron una consulta nacional que abarca muchísimos de los sectores y tenemos información del rigor con el cual se han hecho estos planes de acción climática. De manera que esto representa un esfuerzo adicional a lo que teníamos antes. Antes ni siquiera teníamos 40 países y ahora contamos con tres veces esa cantidad, países ya con su estrategia planificada. La segunda buena noticia es que en su totalidad esos planes representan aproximadamente cuatro gigatoneladas de reducciones al año 2030, que es muchísimo más de lo que teníamos en planificación de reducción, por ejemplo, hace cinco o seis años. Si proyectamos esas reducciones al año 2100, que es el año de referencia para las temperaturas esperadas, vemos un incremento del esfuerzo muy importante. Hace cinco o seis años hubiéramos tenido un incremento de temperatura que nos hubiera llevado a cuatro o cinco grados sobre la temperatura preinicial, lo que hubiese sido un escenario absolutamente inaceptable e inmanejable. Si asumimos que todas esas estrategias se van a cumplir, estaríamos llegando a una proyección de incremento de temperatura por debajo de los tres grados. Es una gran contribución y es gracias al enorme esfuerzo que han hecho todos los países.

¿Es suficiente?

Definitivamente no. Porque todos sabemos que la ciencia nos pide que estemos por debajo de dos grados para el 2100. Pero sí nos dice que vamos en buen camino, que como colectividad de naciones sabemos cómo hacer esto y que si logramos poner todas las condiciones sobre el tapete y cómo implementarlo es buen paso, pero también nos dice que París tiene que construir la ruta del éxito, por así decirlo, que nos lleve desde donde estamos ahora hasta poder lograr las reducciones necesarias para quedar debajo de los dos grados. En París se deben recoger de manera formal todas estas estrategias de cambio climático, como parte del esfuerzo que se está contemplando para los años 2020 a 2030, pero también parte de la misión de París tiene que ser construir la ruta hacia un proceso de mejoramiento continuo, de revisión continua que tiene que estar marcada por ciertas pautas a lo largo de las próximas décadas para poder revisar cómo estamos avanzando. Luego, está el tema del paquete financiero que tiene que apoyar el esfuerzo de los países en desarrollo, porque son esos los que van a tener el crecimiento de población más grande, más grande la demanda de energía, el crecimiento de la urbanización, de infraestructura. Esos serían los países más emisores en el futuro. Hay que ayudarles para que sigan su crecimiento económico, con todos los beneficios sociales que se merecen, pero no con la huella de carbono con que lo hicieron los otros países. El crecimiento financiero y el apoyo tecnológico tienen que estar allí.

¿Es esta conferencia, como se ha comentado, nuestra última esperanza?

Es la última oportunidad para poder forjar la ruta tanto de reducción de emisiones como de adaptación dentro de un costo manejable. Aclaremos una cosa, no vamos a evitar el cambio climático. Ya estamos en un mundo completamente cambiado por el cambio climático. París no va a tener ningún impacto sobre las decisiones del pasado, ni sobre las emisiones del presente. Ya la atmósfera está cargada y tenemos un incremento de temperatura de 0,8 grados y eso va a continuar. No vamos a solucionar el cambio climático, lo que estamos haciendo es manejando los riesgos. Cierta parte de los impactos ya los estamos viviendo y los vamos a seguir viviendo. París no está solucionando el cambio climático sino que está manejando los riesgos futuros y bajando la posibilidad de que corramos riesgos más altos al costo más alto, humano y financiero. París está tratando de evitar que lleguemos a los escenarios de mayor impacto y de mayor costo. Tratamos de montar un escenario de menor impacto y de menor costo.

En la última negociación preparatoria en Bonn quedaron cabos sueltos, en particular la financiación a los países más pobres para que puedan enfrentar la transición energética, ¿podría esto ser una piedra para alcanzar un acuerdo vinculante al término de la reunión?

Pues la verdad todos los componentes del acuerdo de París están bajo negociación, no hay ninguno que se haya acordado porque todos se acuerdan en relación mutua, uno con el otro. No es de extrañarse que haya cabos sueltos, todos los componentes están sobre la mesa. Lo que sí es cierto es que la financiación a los países en desarrollo va a ser uno de los retos más grandes, y es un reto entendible política y económicamente por parte de los países en desarrollo pero también es un reto para los países desarrollados, que tienen que hacer frente a esto de una manera razonable y predecible, entre esas dos realidades hay que buscar una solución en común.

El cambio climático es irreversible, ¿qué políticas de mitigación se están barajando en este acuerdo y qué inversión sería necesaria para revertir de alguna forma este cambio?

El acuerdo de París no va a privilegiar ninguna política de mitigación, ni tampoco ninguna tecnología de mitigación, porque esa no es la responsabilidad del acuerdo ni de la convención. Lo que se está montando es un sistema en el cual cada país individual y soberanamente decide cuáles son las políticas que quiere implementar para la mitigación y la adaptación. El mejor inventario de esas medidas está en los planes de cambio climático de cada país. Tampoco se va a privilegiar ninguna medida de adaptación, cada país tiene identificadas las políticas y medidas de adaptación. Es un texto que anima a los países a decidir por sí solos cuáles son las medidas que les convienen.

¿El respaldo de grandes líderes mundiales como Barack Obama y el Papa Francisco de qué manera es relevante?

El liderazgo político de figuras como (Barack) Obama, como el presidente de China, o el primer ministro de la India, quienes ya se han pronunciado en cuanto a la COP21 y estarán en París han animado a sus equipos respectivos a llegar a un acuerdo pero también, con muchos ejemplos, a alcanzar acuerdos bilaterales; acuerdos entre Estados Unidos y China, entre la UE y China, entre Alemania y Brasil, etc. Hay una gran cantidad de acuerdos bilaterales o multilaterales que están apoyando el acuerdo de París, mucho del ambiente positivo hacia París tiene que ver con ese liderazgo político que hemos estado viendo durante el año. Además, tenemos el liderazgo de voces de la sociedad civil, como el papa Francisco, como líderes de muchas otras afiliaciones religiosas y espirituales, que han tenido un mensaje sobre la necesidad moral de manejar los peores impactos del cambio climático. También han ayudado muchísimo porque aquí tenemos argumentos profundos científicos, financieros, morales y tecnológicos, todos están alineados en la misma dirección, desde el costo financiero hasta la descarbonización, todos los caminos están conduciendo hasta París, hacia un proceso de colaboración entre todos los países para lograr una economía mundial de descarbonización y de un incremento de la resiliencia, haciendo estos países y estas poblaciones menos vulnerables.

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