Pedro Argumedo, investigador del Departamento de Estudios Económicos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), explicó que -en promedio- 54.500 salvadoreños se suman a la fuerza laboral cada año, pero solo el 15% logra colocarse en una plaza, el resto de jóvenes tiene dos vías: engrosar las filas del sector informal o sumarse a la de quienes 'ni estudian ni trabajan' (nini).

Entre enero de 2014 y octubre de 2017, El Salvador solo generó 34.693 empleos, pero la demanda era de 208.917 lo que deja en el aire a 174.224 jóvenes. Estos datos marcan fuertemente a la administración del presidente Salvador Sánchez Cerén quien gobierna al país desde 2014.

Entre enero y octubre de 2017 los registros indican que el país apenas generó 6.723 plazas, contra una demanda anual estimada en 45.717 para el mismo período.

En lo que va del quinquenio de Sánchez Cerén el déficit de empleo acumula un promedio anual de 43.556 plazas, contra 32.927 que marcó a la administración de Mauricio Funes en el período de 2009-2013. Un incremento de más de 10.600 plazas..

La situación es agravada por dos factores: inseguridad y alta incertidumbre, pero además afectada por un errático desarrollo de políticas de atracción de nuevas inversiones o de apuestas hacia sectores estratégicos.

'Generamos poco empleo y hay muy pocas empresas que logran sobreponerse a los obstáculos que tiene la economía', dice el analista.

'El problema de empleo formal es de larga data, pero uno espera que pasados los años generen más oportunidades de empleo', añadió.

Los datos proporcionados por Fusades coinciden con las valoraciones de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, gremial que denuncia que la territorialidad de las pandillas restringe el comercio y atenta contra la vida de cientos de trabajadores.

'Dentro de las quejas que tenemos es que hay zonas donde no ya pueden entrar, hacer reparto de productos o sondeos sin pagar (la extorsión). (Las pandillas) les ponen límites de horas y fuera de ciertos horarios ya no pueden llegar', dijo a estrategaynegocios.net Javier Steiner, presidente de la Cámara.

El representante gremial detalla que al final el comercio se va limitando o encareciendo por estas restricciones.

Según los datos de la Encuesta de Dinámica Empresarial de Fusades, la percepción del clima de inversión cumple una década en negativo. La inseguridad es la mayor preocupación de los empresarios.

En el cuarto trimestre de 2017, el 31% de los entrevistados señaló a la inseguridad como el principal problema para hacer negocios.

Esta relación también destaca en los sondeos de opinión pública, donde los ciudadanos expresan que la violencia y la falta de empleo son los principales problemas que afronta El Salvador.

Argumedo explica que hay tres factores importantes que marcan la dinámica de la economía local: larga incertidumbre de la economía, elevada inseguridad, baja inversión.

En el primer caso, explica, esto tiene que ver con las pocas o limitadas políticas estratégicas y falta de coordinación interinstitucional, algo que dijo Argumedo se refleja en los problemas recurrentes en aduanas.

Detalla que cuando se hacen los estudios destaca como factor de crecimiento iniciativas como Fomilenio, pro esto deja un rezago por la falta de implementación de políticas públicas. Añadió que algunas se anuncian, pero no se implementan.

Este comportamiento deteriora el índice de predictibilidad. En 2017, uno de los factores que más incidio fue el debate por la reforma de pensiones, situación que llevó al país al impago y que además impactó la calificación de riesgo crediticio del país.

Argumedo destacó que casos como la propuesta del gobierno de nacionalizar el sistema generó incertidubre y desgatse. Otro episodio que marcó este indicador fue la declaración de inconstitucionalidad del presupuesto general de la nación.

Salario mínimo pone presión

El estudio de Fusades también revela que el incremento al salario mínimo de 2017 también afectó a la dinámica empresarial.

Argumedo detallóo que para el cuarto trimestre de 2017, el 26 % de las entrevistadas aseguraron que aún pasaban por una etapa de reestructuración para hacer frente al incremento.

El alza también está deprimiendo al porcentaje de negocios que hará contrataciones, para el cuarto trimestre del año el 21% de las empresas aseguró que congelaría plazas.