La Fiscalía Metropolitana descubrió que se están empleando modalidades de robo de datos a los usuarios de cajeros automáticos. En septiembre, las autoridades desarticularon una banda de clonadores y descubrieron que la información que robaban los delincuentes se usaba para hacer consumos en establecimientos comerciales o retirar dinero en efectivo y exportarlo, en quetzales y dólares.
Los montos obtenidos por esos delincuentes pueden ir de Q200 (US$27,27) hasta Q14 mil (US$1.908).
Pop expuso que en los cajeros se han incautado shimmers, un dispositivo para capturar la información del usuario.
En un centro comercial o en algún lugar de mayor afluencia de personas, los delincuentes bloquean uno o dos cajeros y obligan al usuario a utilizar aquel en el que han instalado ese dispositivo ilegal. En otros casos, utilizan una minicámara, graban el código de la tarjeta y con la información capturada pueden hacer retiros.
"Cuando exista una situación de estas, lo recomendable es que el usuario no acuda a ninguno de estos dispensadores cercanos y busque otros, fuera del sector", aconsejó.
Aunque no existe ningún sector en particular, el fiscal explicó que se están detectando casos en lugares donde hay mayor afluencia de personas con poder adquisitivo y capacidad económica alta.
El fiscal explicó que lo primero que debe hacer la persona es verificar que la ranura donde se introduce el plástico en el dispensador tenga una estructura fija. Si se mueve la ranura, puede ser que tenga algún tipo de shimmers.
Esas redes suelen colocar pequeñas cámaras en la parte de arriba de los cajeros automáticos por las cuales observan el movimiento de la mano del usuario, a pesar de que el teclado tenga protectores.
Por el video, los delincuentes hacen los ejercicios de los códigos que se introducen. Si se forma una larga fila en los cajeros y la persona en la cabina demora más de cinco o seis minutos, es muy probable que esté colocando un dispositivo, indicó el fiscal. Por si fuera poco, además del shimmer que mencionamos antes, las bandas de clonadores de tarjetas utilizan otro dispositivo llamado skimmer.
Según investigaciones, al deslizar la tarjeta por este dispositivo, se produce una copia de toda la información electrónica sobre datos personales y bancarios del tarjetahabiente.
Los criminales contactan a malos empleados de los comercios y les ofrecen de Q25 a Q50 por cada tarjeta.
Estos malos empleados esperan a que el cliente se distraiga y deslizan la tarjeta en el skimmer, con lo que almacenan en el dispositivo los datos personales y la cuenta asociada a la tarjeta.
Luego, la banda criminal ingresa en un plástico nuevo los datos. Aunque en el voucher saldrá el nombre de uno de los miembros de la estructura delicuencial, las compras se cargarán a la cuenta de la víctima.
En muchos casos, las víctimas no denuncian lo sucedido, por lo que el fiscal insta a los tarjetahabientes a hacer del conocimiento de las autoridades si son víctimas de esos hechos.
