Por estrategiaynegocios.net
Con base en estos datos y utilizando una metodología estadística, solamente un 3 % de los 340 municipios en Guatemala se considera avanzado en su grado de madurez para la adopción de pagos electrónicos, según un reciente estudio de Visa Inc., a través de su área de consultoría estratégica, Visa Consulting & Analytics.
El análisis de la situación de los municipios guatemaltecos respecto a su nivel de preparación para la adopción y aceptación de pagos digitales los agrupa en escalas de desarrollo e indica que Guatemala, Quetzaltenango y Antigua Guatemala tienen un nivel robusto.
Según el estudio titulado “Índice de madurez para la adopción de pagos electrónicos”, en los últimos 12 meses, el volumen de pagos con tarjetas en Guatemala creció un 24 % y el 85 % de dicho crecimiento se originó en los 10 municipios que componen este nivel.
Los municipios en transición incluye aquellos en los que el sistema de pagos electrónicos se está desarrollando, el cual incluye el 5 % de los municipios como San Bartolomé, Santa Lucia Milpas Altas, La Esperanza, San Jose Pinula, Amatitlán y Chiquimula.
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Los emergentes muestran un sistema de pagos electrónicos poco desarrollado y son un 42 % de los municipios.
Los municipios en nivel incipiente no tienen desarrollado el sistema de pagos electrónicos y son la mitad del país.
“En Visa sabemos que, por medio de la digitalización de pagos con nuevas tecnologías y soluciones seguras, convenientes e inclusivas, podemos alcanzar a más personas en más lugares logrando empoderar a poblaciones excluidas y fomentando la prosperidad de todo un ecosistema”, comentó Carmen Sanchez Bolaños, Gerente General de Visa en Guatemala, Honduras y El Salvador.
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El índice se basa en fuentes de información de Visa y también de datos públicos para agrupar la información disponible en cuatro dimensiones (demográfica, infraestructura, emisión y aceptación) y generar un índice único.
Los datos considerados incluyen información como cantidad de transacciones y volúmenes de pagos digitales realizados por habitantes de las ciudades, cantidad de tarjetas de débito y crédito emitidas, calidad de infraestructura que impacta la disponibilidad de pagos electrónicos en las ciudades, e información demográfica como nivel socioeconómico y grado académico.
