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Tributo a la cerebridad

Advertía en la edición pasada sobre la abundancia de “celebridades sin sustancia” que pueblan la web. Ahora me voy a enfocar en la contracara. Y en ese terreno, hay un movimiento digno de admiración: TED. ¿Lo conoces?

2014-02-21

Advertía en la edición pasada sobre la abundancia de 'celebridades sin sustancia' que pueblan la web. Ahora me voy a enfocar en la contracara. Y en ese terreno, hay un movimiento digno de admiración: TED. ¿Lo conoces?

Por: Alejandro J. Fernández*

Preparando el material para hablar de 'Celebridad sin Cerebridad' de la edición pasada (Estrategia & Negocios, edición 142), me di cuenta de que me concentré en los aspectos negativos de las celebridades de hoy, y nunca mencioné ejemplos de cómo ciertas 'cerebridades' (gente con gran inteligencia) han logrado obtener celebridad en este siglo.

Justo un día antes del programa en el que debía comentar el artículo murió Steve Jobs. No sé si, de haber muerto en este siglo, hombres de negocios que transformaron nuestras vidas como Henry Ford o Tomás Alba Edison, hubieran recibido las mismas muestras de aprecio que recibió Jobs, pero lo cierto es que Steve dejó claro que fue una celebridad admirada y respetada como pocas.

Una celebridad que además estaba llena de cerebridad. Dentro de los homenajes y tributos hechos al CEO de Apple en las redes sociales quizá el más frecuente fue el de colgar en Facebook o pegar en Twitter el link de su ahora clásico discurso a los graduandos de Stanford.

Y fue tal vez ese pequeño video lo que terminó de agregar fascinación a la imagen del que ha sido uno de los hombres de negocios más exitosos de la historia. Y al ver una vez más esos 15 minutos de 'unir los puntos' comprendí que encajaban muy bien con uno de los más poderosos movimientos sociales en YouTube y que busca dar fama a los que tienen un buen cerebro. Un movimiento que se puede resumir en tres letras: TED.

Hace unos años, compartiendo un café con el escritor y estratega chileno Juan Forch llegamos a un cruce de opiniones sobre si la tecnología estaba contribuyendo de verdad a un mayor desarrollo educativo o si la gran mayoría de las horas humanas en internet terminaban en música hueca y porno.

Entonces escribió ted.com en el buscador de su computadora, la volteó y me dejó ver una charla llena de grandes ideas sobre neurociencias. Desde ese momento en adelante no puedo evitar entrar a alimentarme semanalmente de algunas de las cientos de exposiciones presentadas gratuitamente por muchas de las personas más influyentes del mundo como Bill Clinton, Malcolm Gladwell, Bill Gates, Larry Page y una miríada de otras personalidades.

Con este material, TED ya hubiera sido una buena razón para pensar que hay celebridad con 'cerebridad' en el ciberespacio. Pero TED es mucho más que un canal para ver a los famosos explayarse en sus temas favoritos. Chris Anderson, el director de TED, se impuso una misión que se resume en su eslogan, Ideas worth spreading (ideas que vale la pena difundir). Con este norte, TED se ha convertido en transformador de cerebridades en celebridades.

Esto quiere decir que cualquiera que tenga una gran idea que el mundo deba conocer puede disfrutar de un espacio en TED. Solo tiene que pasar por un filtro básico, ser un buen presentador y limitar su charla a 18 minutos. En el momento en que Forch me habló de TED, sus views en YouTube rondaban los 20 millones. Hoy sobrepasan los 500 millones.

Parte de la poderosa filosofía detrás del concepto Ideas Worth Spreading la expuso recientemente Chris Anderson en Wired, la revista de su homónimo Chris Anderson. Aquí, el Anderson de TED plantea cómo YouTube, la red social donde vive TED, es el gran acelerador de la innovación y el conocimiento. Chris nos hace un recuento histórico de cómo hace 5.000 años la única manera de compartir lo que habíamos aprendido en nuestro pueblo era a través de las rutas de intercambio comercial.

En el siglo XVII este conocimiento se transfiere en los cafés de Londres y de las grandes ciudades de Europa. Hoy se hace a través de YouTube. Esto le permite a una persona con un extraordinario talento para el canto en Nueva Guinea ser visto por un agente en Nueva York o a un PhD en estadísticas de Bangalore 'vender' sus capacidades de excelente profesor al decano de una universidad elite de Estados Unidos.

El único costo para la fama es la producción de un video casero que hoy en día se puede filmar incluso con un celular. Poniéndole el título correcto a este video que ayude a ser captado fácilmente por un motor de búsqueda, se creará lo que de otra forma hubiera sido un encuentro imposible hace apenas 20 años, cuando las conexiones entre países se medían en kilómetros y no en bytes.

Pero para contribuir a este intercambio, TED no podía seguir siendo un escenario amarrado a ciudades como Palm Springs y Long Beach en Estados Unidos. Algo más grande tenía que ocurrir.

Nace TEDx

La idea detrás de TEDx es justamente permitirle hasta al rincón más apartado del mundo ser parte del fenómeno de transmisión de ideas. Es un evento organizado por gente local utilizando reglas establecidas por TED y que al igual que el original, es subido a YouTube. En nuestra región ya hemos tenido TEDx en Guatemala, Costa Rica y Panamá y por la información que veo online parece haber grupos organizando TEDxSan Salvador y TEDxTegucigalpa.

La maravilla de este movimiento es que, desde nuestras computadoras se puede aprender de escarabajos migratorios en Guatemala (cortesía de Jack Schuster) o de política mezclada con tecnología (un aporte de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla).

Y de la misma forma podemos ver charlas de Pakistán en TEDxKarachi, de Sudáfrica en TEDxSoweto y de cada vez más ciudades de la Tierra. Por eso cuando recibí la invitación para ver en persona el TEDxPanamaCity me hice el propósito de mover cualquier compromiso para poder asistir. El sacrificio valió la pena. TEDxPanamaCity nos presentó una gran variedad de conferencias. Algunas sorprendentes, como la del director de cine Abner Benahim, que no habló de películas sino de cómo ha aprendido a dominar sus ataques de pánico.

Otras, como la de la ex primera dama Vivian Torrijos, enfatizaba el tema que la ha llevado a recorrer los más importantes foros mundiales: la discapacidad y su inclusión en la sociedad. Pero fue la charla de una no celebridad llena de cerebridad la que más me impactó. Carmenza Spadafora es una bióloga panameña que junto a su compatriota José Stout han desarrollado una posible cura para la malaria, una enfermedad que mata a cientos de miles de personas al año en el mundo (entre ellas 2.000 niños por día). Lo interesante del trabajo de Carmenza, que expone además con gran elocuencia y pasión, es que la cura propuesta no tiene nada que ver con medicamentos ni drogas. Su idea es acabar con la malaria a través del uso de microondas.

Aunque no es exactamente a través del horno que usted tiene en su casa, el tipo de ondas son las mismas. La idea es simple y comienza entendiendo al enemigo. El parásito causante de la malaria invade nuestros glóbulos rojos para comerse su hemoglobina.

Como sabemos, esta contiene hierro que, al ser digerido, es convertido en una sustancia llamada hemozoina, creando concentraciones de este metal. Pues bien, al igual que cuando ponemos un plato metálico en un horno de microondas, un parásito bien alimentado con hierro es fácilmente aniquilado por estas frecuencias.

Parece algo loco, pero toda gran idea tiende a parecerlo hasta que nos acostumbramos a ella. Y bastante cuerda debe ser cuando Belinda y Bill Gates acaban de donar a Spadafora y a Stout la cantidad de US$1.000.000 para que lleven su cura al próximo nivel: pruebas en seres vivos.

Las ideas de Carmenza y las de muchas otras personas en el mundo deben ser compartidas y merecen además que su cerebridad se transforme en celebridad. Algo en lo que la marca TED está ya haciendo en todo el planeta.

*Director de Phocus Branding, afernandez@phocusbranding.com

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