Mujeres Desafiantes

Elizabeth Odio Benito, mujer de paz en Costa Rica

La jurista Elizabeth Odio Benito es sinónimo de paz, justicia, derechos humanos y libertad, con énfasis en la defensa de las batallas de las mujeres del mundo. Su experiencia parte del ejercicio privado del Derecho, a magistraturas en cortes penales internacionales, pasando por destacados cargos públicos en Costa Rica.

2018-08-18

Por eyn.net

Entre los múltiples reconocimientos que ha recibido destaca una nominación al premio Nobel de la Paz en el grupo ‘1.000Mujeres de Paz’ en 2005. Odio reconoce que aún quedan muchos retos por cubrir, pero destaca como un hito el tratadomultilateral Convención Belémdo Pará de 1994,mediante el cual se establece el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de todo tipo de agresión y violencia.
Entre los pendientes: "Es inconcebible e indignante que después de una lucha de tantos años, donde las mujeres han sufrido, han sido agredidas e incluso han muerto por la lucha a favor de la igualdad de derechos, se siga viendo una irracional e ilógica diferencia entre cosas tan básicas como lo es la remuneración por el trabajo realizado". Destacó que las mujeres han demostrado su fuerza, no obstante, es claro que no deberían tener que enfrentar tantos obstáculos para llegar al mismo punto al que llega un hombre con el mismo grado de experiencia y educación.
En su rol como jurista internacional, menciona su experiencia en Viena en 1993 como una de las más duras. A una conferencia llegaronmujeres que venían de la guerra en la antigua Yugoslavia, a contarle al mundo lo que estaban pasando.

A continuación les presentamos la breve entrevista a Elizabeth Odio:

Si la educación de las mujeres se equipara a la de los hombres y en muchos casos la supera, ¿por qué en términos salariales y de jerarquías en las empresas o en el sector público, siguen sufriendo rezagos?
Las diferencias salariales y de jerarquías en las empresas que sufren las mujeres en igualdad de condiciones que los hombres, están basadas en un indiscutible machismo y discriminación. Es inconcebible e indignante que después de una lucha de tantos años, donde las mujeres han sufrido, han sido agredidas e inlcuso han muerto por la lucha a favor de la igualdad de derechos, se siga viendo al día de hoy una irracional e ilógica diferencia entre cosas tan básicas como lo es la remuneración por el trabajo realizado, así como el impedimento de escalar en las jerarquías de una empresa simplemente por el hecho de ser mujer e independientemente del grado de preparación de la profesional. Esto responde a una clara práctica de estereotipos de género donde la subordinación de la mujer responde a pre concepciones absurdas donde se considera un género como superior y dominante. No existe una razón lógica que justifique las diferencias evidentes entre los salarios percibidos por mujeres en comparación con hombres en las mismas condiciones, por exactamente el mismo trabajo, o en ocasiones aún más indignantes, con un mejor desempeño y preparación.

Se han hecho incontables estudios y han resultado miles de estadísticas sobre el tema de la equidad de género en el mundo, ¿qué es lo que en su criterio hace falta para que, especialmente en Latinoamérica, la mujer pueda tomar el lugar que le corresponde?
Conciencia real y educación. Siempre he creído y afirmado que el verdadero cambio viene desde la educación. Hasta que no seamos capaces de educar a la población, y en especial a las nuevas generaciones, no podemos esperar un verdadero cambio. Es necesario generar consciencia y enseñar que todos somos iguales, sin importar el género, y que por ende debemos gozar de los mismos derechos. En muchas ocasiones los agresores no son conscientes de que el daño que se le hace a una mujer, es un vejamen que le hace a todas, incluída su esposa, madre, hija o hermana. Si no se genera verdadera conciencia y una educación basada en una verdadera igualdad y respeto, no podemos esperar resultados distintos en las estadísitcas. Es importante hacer ver que una mujer puede tomar su lugar cuando así lo decida, aunque el camino sea difícil. Las mujeres hemos demostrado nuestra fuerza, no obstante, es claro que no deberíamos tener que enfrentar tantos obstaculos para llegar al mismo punto al que llega un hombre con el mismo grado de experiencia y educación.
En su rol como jurista internacional, ¿qué hecho le ha impactado más, que haya afectado a las mujeres?
Todos los casos de discriminación y violencia contra las mujeres y las niñas que he tenido la oportunidad de conocer durante mi carrera, han sido particularmente sentidos por mi persona. No obstante, si tuviera que hablar de un hecho en particular, haría referencia a ese momento en el que decidí que iba a luchar por los derechos de las mujeres hasta el final, y es la experiencia que tuve en Viena en 1993, en el marco de la Conferencia que estabamos celebrando allá. Grupos de mujeres que venían de la guerra que se estaba librando en su país, la antigua Yugoslavia, llegaron a contarle al mundo ahí reunido lo que estaban pasando y como habían sido violadas y abusadas sexualmente en las formas más atroces que se pudieran describir. El ser testigo del inmenso sufriendo que cargaban esas mujeres por haber sido utilizadas como armas de guerra, el sufrimiento por el hecho de que sus cuerpos, el de sus hijas, madres y hermanas, hayan sido utilizados como medios de represión y limpieza étnica en Europa, me marcó y me cambió la vida.

Usted luchó porque la violencia sexual contra las mujeres en los conflictos armados se reconociera como un crimen de guerra, ¿estima que en el mundo en guerra esa situación ha cambiado para bien o sigue igual? Si no ha cambiado, ¿a qué lo atribuye?
En definitiva no ha cambiado. Es muy doloroso e indignante lo que pasan las mujeres durante los conflictos armados y fuera de ellos. En cualquier tipo de enfrentamiento armado, sea considerado conflicto o no en términos internacionales, y en cualquier evento que evidencie el abuso de poder, las mujeres son objeto de abusos de todo tipo, yendo más allá de solamente el abuso sexual. Los traumas que devienen de las situaciones específicas de vulneración a sus derechos sufridos por una mujer o niña en estos contextos, son cicatrices que llevaran para toda la vida, pero a pesar de esto, aún no se terminan de tomar las medidas necesarias para prevenir como es debido este tipo de actuaciones. La Corte Interamericana ha tomado conocimeinto de que la violencia contra la mujer en estos contextos puede verse desde dos perspectivas, una primera como demostración de control absoluto sobre la mujer y una segunda como una forma de "terminar de destruir, castigar o humillar" al varón por medio del cuerpo de la mujer. Ambos motivos son absolutamente imperdonables y una clara evidencia de la instrumentalización de la mujer. Aunque me encantaría decir que esto es un tema ya superado, en el tanto no se erradique la tolerancia a la discriminación individualizada por ser mujer de nuestras sociedades, no podríamos asegurar jamás un avance en la materia, y mucho menos en el marco de conflictos armados.

Si las mujeres le consultaran su opinión para decidirse por una carrera universitaria, ¿qué camino les sugeriría?
Elegir una carrera universitaria debe estar basada primordialmente en vocación y pasión por lo que implica el trabajo a realizar. Por lo tanto, mi consejo sería que busquen aquello que las apasione y se dediquen a ello, sin importar lo que se diga al respecto en la sociedad en cuanto a los "papeles que le corresponde a cada quien", porque siempre hay y habrá espacio para quien sea bueno y ame lo que hace. Una mujer debe ser libre de todo tipo de limitaciones y discriminación al momento de elegir su profesión. No obstante, soy consciente de que lamentablemente no siempre es así. Es un hecho, que independientemente del área, aún existen muchos retos y luchas que dar en temas de género en el área laboral, pero es precisamente por esto que las mujeres deben seguir su vocación, ya que necesitamos guererras en todos lo flancos. Una carrera no define ni garantiza igualdad en la materia, así como tampoco nos limita en la lucha por la igualdad de derechos. No se necesita ser abogada para levantar la voz por injusticias y discriminación por temas de género, por lo cual, mi consejo para las mujeres sería, que independientemente de la profesión, luchen por sus derechos y que no permitan que se les pisotee por ser mujeres, porque para esto no se necesita ser especialista en leyes, solo se necesita ser mujer.

En Centroamérica existen casos de mujeres destacadas que han marcado hitos en el campo privado o público, pero son una minoría, en comparación con los hombres, ¿a qué lo atribuye?
Para contestar esta pregunta es necesario volver a hacer referencia a los estereotipos de género que tienen cabida en la sociedad. No es un secreto que es un reto particularmente difícil para una mujer sobresalir en un mundo cargado de roles asignados y violencia de género. El camino siendo mujer es más difícil porque hay que enfrentar injusticias y discriminaciones con las que no es fácil lidear. Todas aquellas mujeres que han logrado llegar a una posición importante en su área muy probablemente podrán confirmar que han tenido que enfrentar la frustración y desánimo que dejan las diferencias que establece la sociedad solamente por razón de género. Para nosotras las mujeres no basta solamente el esfuerzo, si no que además hay que cargarnos de fortaleza y esforzarnos el triple para sobrevivir a todos los retos del camino.

En su experiencia como jurista y académica ha sido primera en casi todo, ¿qué la ha motivado para serlo?
Son muchos los factores que me han llevado a donde estoy y que me han motivado a alcanzar cada uno de los pasos dados hasta hoy, pero si tuviera que mencionar algunos me basaría principalmente en dos motivos. Primero, querer cambiar las cosas. En una sociedad como la nuestra cargada de estereotipos y machismo, luchar por los derechos de los más vulnerables siendo mujer, y por ende siendo parte de uno de estos grupos por los que he luchado, el camino requiere cada gota de tu máximo esfuerzo. Querer cambiar las cosas que están muy arraigadas en la sociedad siendo mujer, requiere del mayor esfuerzo que pueda darse. Asimismo, he de admitir que demostrarle al mundo que una mujer es capaz de hacer lo mismo que un hombre e que incluso puede hacerlo mejor, es algo que me ha motivado.
Segundo, creer en mi lucha y defenderla con carácter. Cuando se cree genuinamente en la lucha que se adquiere, llegar alto es parte del camino, no debemos subestimar la pasión que despierta en los corazones un estandarte adoptado, y los obstáculos que se enfrentan en el trayecto son más llevaderos cuando se cree en lo que se promulga. Cuando se asumen luchas tan delicadas y tan difíciles, que requieren un cambio en el pensamiento de las personas, no hay lugar para dudas o medios tintes, hay que defender lo que es correcto aunque sea contra marea.
En su desempeño como funcionaria pública, ¿dónde o en qué, ha encontrado los mayores obstáculos para lograr sus metas?
El mayor obstáculo que he enfrentado son los estereotipos del patriarcado. Las mujeres somos constantemente víctimas de discriminación, en mayor o menor medida, y yo como mujer tratando de abrirme un espacio en un mundo considerado de hombres, no estuve excenta de esto.

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