Entrevista por Andrea Meza - Revista Estrategia & Negocios
Pintar dio nuevos colores a la vida de Lucía Cosenza. La guatemalteca, que al igual que al menos el 5% de la población adulta, padeció depresión. Iniciar su emprendimiento la motivó a seguir luchando, a encontrarse con ella misma y a conectar con la niña que pintaba los platos de la casa. Cuenta Platos -que describe como la ilusión de pintar historias en platos - empezó como terapia ocupacional.
Puede leer: Radiografía completa de la equidad de género en Centroamérica
“Pinté con el fin de salir de la depresión y encontrar un sentido a la vida”, ahora, además de ser su fuente de ingreso, apoya a otras mujeres que atraviesan algunos trastornos mentales o se miran a ellas mismas como ‘workaholics’, otro padecimiento que la motivó a enfocarse de lleno en su idea de negocio.
Ese estilo de vida, según comenta, provocó que cayera en un burnout y un desgaste emocional muy fuerte. Fue así como decidió empezar a trabajar en su salud mental y actualmente sus actividades diarias se basan en ello. Por ejemplo, dedica su mañana a hacer ejercicio, ya que considera que es su principal pilar de bienestar, y también a escuchar podcasts que la inspiran.
“Al adentrarme en el amor propio, pude reconocer cuáles son mis fortalezas y puntos de trabajo, para enfocar mi energía y tiempo en los momentos óptimos para mí y aprender a descansar. Mientras más me cuido, más puedo cuidar mi trabajo y eso se refleja”, comentó.
Un punto crucial en su vida, tanto personal como profesional, fue cuando recibió la beca para emprendedores de Latinoamérica y el Caribe por parte del expresidente de Estados Unidos, Barack Obama. Explica que el poder estar cerca de tantas personas talentosas la ayudó a revalorarse y entender que su voz tiene un impacto en el mundo.
Considera que su rol es inspirar a las personas por medio de lo que realiza y hacerles saber que una vida llena de amor y abundancia está disponible para ellas.
“Lo más gratificante es que he podido inspirar a personas a diseñar su vida con abundancia, haciendo lo que más les gusta, como lo hice yo empezando por una taza”.
Cuenta Platos inició en 2014 como la venta de artículos de cerámica intervenidos para compartir un mensaje positivo. Actualmente, está creciendo por medio de las tres aristas que lo conforman: porcelana pintada a mano, conferencias y talleres y también material editorial como libros de autoayuda.
“Durante la pandemia, las personas estaban experimentando ansiedad y depresión y me empezaron a buscar. Fue ahí donde mi propósito creció y logré crear proyectos y espacios para trabajar en la salud mental por medio del arte terapia y amor propio”, detalló.
Las redes sociales son sus aliadas, pero también su verdugo. “Sufrí machismo y malos comentarios, los hombres me hacían sentir que mi negocio no era escalable, pero encontrar una red de apoyo con mujeres y hombres emprendedores me ayudó a sentirme más confiada y poder crear la confianza necesaria para trabajar en mi emprendimiento”, reflexionó al ser consultada sobre los obstáculos que ha enfrentado como emprendedora.
Descargue nuestro especial en Edición Mensual
“La constante crítica y el juicio que las mismas mujeres nos hacemos nos lastima. Es importantísimo generar una cultura de colaboración y apoyo para vernos como compañía, no como competencia”, comentó.
