Centroamerica-inspira

Danilo Pérez: Músico, compositor y precursor del Panamá Jazz Festival

En tiempos difíciles, como los que vive actualmente la humanidad, reinvindica el poder curativo, esperanzador y transformador de la música.

2022-03-02

Por Luis Alberto Sierra, E&N

El jazz tiene un poder emocional, transformador y terapéutico, que nos une y nos humaniza, brindándonos una razón de vivir el presente y el futuro con esperanza, afirma categóricamente Danilo Pérez, pianista y compositor panameño, que a su vez es precursor y director artístico del Panamá Jazz Festival, que en su edición 2022 se celebró de forma presencia y virtual del 10 al 15 de enero recién pasado.

Su esposa, Patricia Zárate, es Directora Ejecutiva del Panama Jazz Festival, saxofonista y musicoterapeuta. "El jazz nos une, estamos viviendo un mundo en el que nos hace falta la esperanza y el jazz es el antídoto para que no se acabe la esperanza", señala.

Su fascinación por la música vino desde muy pequeño, de la mano de su padre Danilo Enrico Pérez Urriola, quien fue músico y trabajó con las mejores orquestas de Panamá. Por ello creció rodeado de músicos, en un ambiente creativo. Su primera profesora de piano, Cecilia Núñez -de origen chileno- lo puso en contacto con un piano acústico. Luego le obsequiaron un tecladito. Posteriormente se formó musicalmente en el Conservatorio Nacional de Panamá. Se graduó de Arte y Oficios.

Foto: Estrategia y Negocios



"Yo crecí en el jazz. Lo veía como parte de mi entorno, de mi ambiente. Veía y escuchaba jazz a cada rato en Panamá, cada vez que tenía oportunidad, mi papá me llevaba a oír esta música", dice. "Desde el principio me encantó esa libertad de expresión. El sentimiento, y como se dice en buen panameño, el ‘feeling’".

En las diferentes plataformas streaming de música como Spotify o iTunes music, el nombre de Danilo Pérez está asociado al disco "Children of the ligth", con 11 canciones y que se lanzó en 2015. Trabaja en un nuevo disco, cuyo lanzamiento está programado para marzo próximo y su nombre es "Crisálida". "El nuevo disco se refiere a que estamos viviendo un periodo de transición, en el que la humanidad debe decidir qué camino va a tomar. Debemos unirnos para lograr la libertad colectiva con justicia para todos", indica.

La pintora panameña Olga Sinclair trabajó la cubierta del nuevo disco y Tito Herrera, fotógrafo, se encargó de la fotografía. "Crisálida es un espacio, una plataforma cultural nueva, a la que esperamos que se puedan unir todos los artistas del mundo, que tienen ideas novedosas de cómo vamos a hacerle frente a todos estos retos que tenemos", insiste.

En la edición 2021 del Panamá Jazz Festival se desarrollaron más de 100 actividades presenciales y virtuales y participaron más de 4.000 jóvenes becados de todo el país canalero, aprendiendo de grandes músicos del mundo y de latinoamérica. Pérez cree en el potencial que tiene la música para unirnos y humanizarnos. "En la pandemia experimentamos ese poder transformador, ya que nos conectó, fue una herramienta de sanación en nuestras vidas. Hay que darle la oportunidad a la música de que haga el milagro".

Foto: Estrategia y Negocios



Uno de sus sueños, es tomarse unas vacaciones, recorrer toda Centroamérica, y explorar, aprender y nutrirse de los diferentes espacios culturales que existen en cada uno de los países de la región. Otro sueño es crear una gran orquesta regional.

ACTIVISTA, EDUCADOR, GESTOR CULTURAL
"Inspiro la vida de jóvenes artistas, a cultivar sus dones para beneficio de nuestras comunidades".

Danilo Pérez es pianista, compositor, productor y educador. Fundador y director del Festival de Jazz de Panamá. Es activista social y uno de los músicos más influyentes de su generación. Es artista por la Paz de la UNESCO y embajador cultural de Panamá. En 2021 ganó el premio Grammy al mejor álbum vocal de jazz por "Secrets are the best stories", realizado en conjunto con el músico estadounidense Kurt Elling.

Su música mezcla sus raíces panameñas con elementos de música folclórica latinoamericana, jazz, impresionismo europeo y herencias musicales africanas. Su identidad panameña está muy presente en su obra.

"Creo que no me cabe otro Panamá. Tengo "Panamá libre", "Panamá Galáctico", "Panamá 2000"...he dedicado mi vida a componer música que sirva como pasaporte cultural y puente entre las personas y las culturas", dijo en entrevista a Estrategia & Negocios. Es además educador musical y activista social a través de la música en Estados Unidos y en Panamá. Entre sus reconocimientos destacan la Beca de Artistas de los Estados Unidos 2018, el Premio Gloria Career Achie- vement Award 2015 y el Premio Legacy del Smithsonian Latino Center 2009.

"En 2010 fundé el Berklee Global Jazz Institute, con la finalidad de crear nuevos líderes que utilicen la música para el desarrollo social", comparte.

ORíGENES

Danilo Pérez: ¿Dónde nació, y en qué momento empezó a acercarse a la música?

Nací en Monte Oscuro (en la capital panameña). Mi padre dice que desde los dos años ya estaba bien conectado con la música, al punto que había un disco de Myriam Makeba, y él, tiraba los discos en el piso, y el show era que yo lo encontrara, en medio de todo eso.
No me acuerdo nunca haber estado desconectado de la música, especialmente porque mi padre también la utilizaba para enseñarme la matemáticas, enseñarme la poesía, enseñarme otras materias, así que yo me acuerdo de mis bongocitos, y ahí hablábamos a través del tambor, de chiquitito.

¿Dónde se formó? ¿Cuáles son sus influencias?
Danilo Pérez: Diría que la influencia musical que tuve fue a través de mi padre (Danilo Enrico Pérez Urriola), a través del acceso que él me daba con las amistades. Mi padre ya tocaba profesionalmente. Trabajó con las mejores orquestas de Panamá, desde la Orquesta de Armando Boza, el profesor Quintero. Diría que a través de mi padre conocía a grandes músicos, crecí en un ambiente de grandes músicos, así que él fue como el vehículo conector. Después, ya entré al Conservatorio Nacional de música de Panamá y a dos escuelas. La secundaria la hice en el ángel Rubio y me gradué en el Arte y Oficios. Me gradué de Electrónica en el Politécnico.

A mi padre le encantaba el jazz. él había trabajado con artistas de la banda de Armando Boza, conocía de Peruchín, un pianista cubano que estaba influenciado por el jazz, pero también conocía muy bien la escena panameña del jazz, Víctor Boa (…), Regie Johnson, y así fue que me conecté con los inicios del jazz. Después, cuando tenía 6 años, escuché a Papo Lucca, en un tema que se llama Ñáñara Cai, y el solo que mete ahí es pero histórico. Ahí mete de todo, mete blues, mete acordes en cuarta, o sea, fue muy muy inspirador para mí oírlo.

Igualmente veía jazz a cada rato en Panamá, cada vez que tenía la oportunidad mi papá me llevaba a oír esta música, así que yo crecí en el jazz, lo veía como parte de mi entorno, de mi medio ambiente.



¿Pero además de su padre, hubo algunas otras personas que lo involucraron también con la música?
Danilo Pérez: Está el profesor Edgardo Quintero, una vez que ya llegó al Conservatorio.
Mi primera profesora de piano, que es chilena, Cecilia Núñez, fue la primera que me puso las manos en el piano, en el piano acústico.
Diría que fue como un proceso, desde utilizar la música para ver el mundo, para aprender las materias, para conectarme en la escuela, crear comunidades.
Después, un tío me regaló de un tecladito chiquito, y después, ya en el Conservatorio, empecé a expandir mi grupo de profesionales. Empecé a conocer a otros grandes profesores, a otros grandes maestros.

CONEXIóN CON LA REGIóN

¿Cómo fueron sus orígenes con el jazz? Hay muchos latinoamericanos que no saben el esa conexión que hay del jazz con Panamá, con América Latina.

Patricia Zárate Pérez: Panamá ha estado ligada a Europa y Estados Unidos desde muy temprana edad.
Pero fue en el siglo 16 que ya empezaron los poderes coloniales europeos a ver cómo se hacía un paso, un Canal, una ruta para poder unir los dos océanos. Tan pronto como se descubrió, digamos, entre comillas, en 1513, el Océano Pacífico, después, en 1850, Estados Unidos construye el primer tren interoceánico, que va desde un océano al otro y después, por supuesto, el Canal francés, en 1880, y después el Canal estadounidense, en 1904.

Qué pasa cuando tienes barcos, por ejemplo, que vienen de The New Orleans y New York, desde 1850, cada 10 días a Panamá. Es simplemente imposible que no haya un intercambio cultural en todos los niveles posibles, pero en especial en los niveles que tienen que ver con la cultura afroamericana.

Entonces, con estos barcos que venían no solo de New Orleans y también de Nueva York, teníamos barcos alemanes que venían desde la misma época, incluso antes, desde principios de 1800, a principio del siglo 19. Entonces, bueno, te puedes imaginar que, y para 1860, por ejemplo, ya había en Panamá las primeras orquestas, las primeras bandas que eran usualmente bandas de guerra que tenían que ver con la soberanía de los pueblos. De hecho, la primera banda fue la banda republicana, en 1867, que se funda aquí en Panamá, o lo que fue la primera banda que creó la banda republicana. Entonces, Imagínate, ya para 1900, principios del siglo 20, 1904, cuando ya el canal de Panamá comienza a hacerse con los estadounidenses, ya hay una sólida, ya hay 50 años, más de más de 40 años de
Intercambio cultural que ya había pasado entre el sur de Estados Unidos, específicamente New Orleans. y en Nueva York, que son, digamos que las cunas del jazz, donde más se ha desarrollado el jazz.

Ya para 1921, con el Canal completo y ya cuando empieza definitivamente el jazz a destacarse como una forma nueva de música popular en los Estados Unidos, folclórica, afro, de los afro-panameños, de los afro-americanos. También en Panamá, ya en 1921, había una banda que se llamaba de Panamá Jazz Band.
Esto es porque hay un círculo de migraciones que pasan por todo el Caribe y empiezan, no se, en Jamaica, en las islas del Caribe, pasan por Panamá; de hecho, pasan por otros lugares de Centroamérica, en Honduras, en Costa Rica, en Cuba, en Puerto Rico, y llegan a New Orleans y a Nueva York.

Existe este círculo de movimiento de personas, que por supuesto significa también un movimiento cultural, un movimiento musical; y no solo eso, sino que como Panamá era uno de los puertos más importantes, sino el más importante debido a esta ruta del Canal de Panamá, y especialmente después de 1850. y qué tiene que ver con la pasada de la parte este de Estados Unidos a la parte oeste, siempre fue más fácil pasar por el Canal de Panamá y por Panamá que mandarse todo el viaje de Nueva York, por ejemplo a California. Ese es un viaje que, especialmente en ese tiempo, era muy peligroso.

Siempre ha sido menos peligroso pasar por el Canal de Panamá (…), con el jazz en realidad se creó de un movimiento de culturas y personas que es mucho más grande de lo que nosotros creemos, y que también es indígena, no solo de El sur de Estados Unidos, sino que también indígena en Panamá; O sea, folclórico de Panamá, que se queda en Panamá.
¿Cómo surgieron los primeros músicos panameños que tocaban el jazz o lo interpretaban?. ¿Fue algo que se dio así, espontáneo?
Patricia Zárate Pérez: Sí, bueno, no fue así tan espontáneo, porque como te digo, cuando ya tienes una tradición de 30, 40, 50 años de bandas que ya están formadas en Panamá, gracias a todo este intercambio, a estos barcos que venían, que traían por supuesto mercancía, pero también traían instrumentos musicales, que traían a lo mejor diferentes materiales, pero también traían personas, y esos músicos y esas personas también eran músicos.

Resulta que aquí ya, en lugares como Bocas del Toro, Panamá, por ejemplo, eran lugares cosmopolitas a finales de 1800 y a principios de 1900, no solo porque había esta tremenda relación con Estados Unidos y con New Orleans, y si no, que también porque estaba, por ejemplo, el auge de las bananeras, que comienza aproximadamente en la segunda mitad de 1800, del siglo 19. Entonces, en realidad, es una historia que se da de forma bastante natural y bastante tradicional. Eso es lo que pasa cuando tienes una ciudad cosmopolita, dónde están las melodías y armonías europeas, dónde están los ritmos africanos, donde se une también toda esta cultura afro norteamericana con la cultura afro panameña, que también es bastante peculiar, y esto es algo bien único de Panamá, y es que Panamá es bastante bilingüe, sino trilingüe en muchos aspectos.

Hubo siempre una facilidad para atraer a personas que hablaban inglés aquí a Panamá, porque ya eso había empezado desde hacía tiempo, así que en ese sentido fue algo que podría haberse predicho bastante bien, bastante predecible que haya ocurrido esto, por los intercambios, por el sistema cosmopolita que existía en varias de las ciudades de Panamá.

De hecho (…), Bocas del toro, Colón y Ciudad de Panamá siempre fueron muy cosmopolitas por esta visión de que Panamá es el lugar por donde todo el mundo tiene que
Pasar. Entonces, cuando convergen todas estas culturas es normal que salga el jazz.

La diferencia es el cambio de paradigma, digamos, entre la historia del jazz del del milenio pasado y la de hoy. En el milenio pasado no contábamos que, en realidad, el jazz tenía tanta influencia centroamericana, caribeña, panameña, y ahora sí lo estamos haciendo. Estamos averiguando y estamos descubriendo que en realidad muchas de las personas, por ejemplo, muchos músicos que eran panameños, que se fueron a Estados Unidos, y como hablaban ya inglés, era muy fácil no reconocerlos como panameños. Muchos de ellos hablaban inglés, muchas veces sin un acento muy diferenciado, en realidad podrían perfectamente pasar por americanos.

Danilo Pérez: La prueba está en que hay muchos exponentes del jazz que empiezan entonces a notar la gran cantidad de influencia que han tenido. Por ejemplo, Luis Roso, de Bocas del toro; que organiza una orquesta con la cual Louis Armstrong, se hace famoso.
Entonces vas a ver otros nombres como Sonny White, que es el pianista de la gran grabación que se llama Strange Fruit, que es un patrimonio de grabación, porque él creó un hecho histórico, donde Billie Holiday canta un poema sobre el racismo en Estados Unidos (
Y también hay otro, Billy Cobham, y vas a notar que hay muchos panameños en el jazz, y es debido a esa interacción, a ese anillo latinoamericano al que se refiere Patricia, de que no es una música que nos ha invadido, sino que fue un proceso que tomó año, que nosotros éramos parte importante de ese desarrollo.

¿En algún momento se imaginó no estar dentro del jazz, o sea, dentro de la música pero viendo otro ritmo, o en verdad este fue el que le cautivó?
Danilo Pérez: Desde el principio me encantó esa libertad de expresión. El sentimiento y el, como se dice en buen panameño, el filin que le metía cada uno; y además que veía cómo lo disfrutaban, así que era fantástico.
También me llamó la atención que cuando empezabas a escucharlos durante una semana, te dabas cuenta de que no repetían los solos, y eso a mí me encantaba. A mí me gustan los cambios.

¿Cuáles consideran que han sido los grandes músicos que tocaron su vida?
Danilo Pérez: De Panamá, había muchos músicos que fueron referentes míos, porque mi papá me educó a ser muy abierto y seguir aprendiendo, seguir creciendo, y nunca parar de seguir aprendiendo. Eso lo aprendí de mi familia. Yo diría que fueron muchos profesores aquí en Panamá. La profesora Caro Quintero fue una gran influencia, Dj Valderrama, Jorge Carrizo. También mi profesora de piano Cecilia Núñez, en términos ya de improvisación de jazz. Víctor Boa, panameño.

Pero, me marcó mucho este disco del gran Papo, Luca Papo, Luca. Me conecté desde muy chico con él porque pude ver y pude oír una amalgama de influencias que a mí me tocaba. Sentía lo que ahora entiendo como ideas de blues, ideas del bebop, ideas de cómo, él lo combinaba todo con la clave; eso, eso a mí me llegó. Era como una perspectiva, una dirección que por alguna razón a mí que me tocó, me tocó muy, muy fuerte., probablemente esa globalidad que sentí en su música. Sonaba a son montuno, pero tenía influencias del jazz.

COMUNIóN

¿Cómo se hace esta sinergia? Esta conexión entre ustedes dos y qué significa el jazz para su relación misma como pareja?

Danilo Pérez: El jazz nos une a mi esposa y a mí, porque estamos viviendo un mundo en el que nos hace falta de esperanza, y vivir con esta esperanza, así que para mí el jazz es el antídoto para que no se acabe la esperanza. Pienso que mi esposa y yo estamos muy conectados con esa idea de que como como el jazz une y nos humaniza, y nos sigue dando una razón de vivir el presente y el futuro con esperanza y optimismo.

Patricia Zárate Pérez: Creo que una de las cosas que pasa en nuestra relación es que somos dos personas muy diferentes, que disfrutamos cosas parecidas. Disfrutamos y estamos apasionados por cosas que nos unen, y el jazz es una de ellas.
Una de mis grandes pasiones ha sido el jazz desde que soy joven, muy joven y, por supuesto, Danilo también, y la vida nos puso en un camino donde nuevamente veníamos de dos espacios diferentes, de dos lugares diferentes.

Soy chilena de nacimiento. Nos encontramos en el lugar donde va la gente que le apasiona el jazz, que es en Boston. Es ese un ambiente académico, pero también de performance, en el fondo muy bonito, donde uno puede explorar el estudio del jazz, el estudio, el tocar el jazz. Creo que los dos tenemos y disfrutamos el concepto más profundo del jazz, que es ese concepto del jazz como forma de vida. Los dos tenemos esta pasión por el jazz, hemos podido también nacer en este tipo de, digamos, improvisaciones en la vida, (…) del cambio a través del proceso creativo..

Danilo Pérez: El poder emocional, el poder transformador y terapéutico que tiene el jazz, nos une. Yo creo que es el símbolo del amor para nosotros.

¿Qué papel juega el Panamá jazz festival, uniéndolo las palabras amor y esperanza que mencionaron, como esperanza de vida para los más jóvenes, en riesgo social en Panamá o en otros países?
Danilo Pérez: Hemos experimentado a través de este proceso de utilizar la música para la resocialización y para la creación de valores, la creación de metas. Por ejemplo, el trabajo que hicimos en el Casco viejo, San Felipe -en Ciudad de Panamá- nos dio mucha, mucha experiencia de cómo un muchacho del barrio, aprendía, a conectarse con su con el yo a través de la música. Cómo creaba valores individuales y los unía al a la experiencia colectiva, y de cómo iba creando resultados muy buenos para para la comunidad, por ejemplo.

Nos dimos cuenta como muchachos, desde jovencitos, a través de la música, iban desarrollando su identidad y a la a la misma vez, creando comunidad. Muchos de estos jóvenes hoy en día están viviendo una vida, y con sueños, tienen metas, quieren llegar a desarrollarse, quieren ser, tienen tener carreras, porque nuestra intención no es crear más músicos, nuestra intención es que a través de la música se crean ciudadanos que le den futuro, que le den presente. Es esa nuestra meta. Todo eso lo hemos vivido a través del trabajo social de la Fundación (Danilo Pérez).

Hemos sido testigos de cómo estos jóvenes, en ese medio ambiente, han llegado a prepararse en la música profesionalmente. Se han ganado una beca y se ha ido a estudiar, y hoy en día son los mentores de los jóvenes, con los cuales trabajamos. Entonces ahí hay otro ejemplo más de como en la música, les cambia la vida.

Todo el entorno de la formación que tú tienes en el Festival, no solamente tiene que ver con la música. Se van formando departamentos, se va creando un sistema de voluntariado (…). Es primero hacer voluntariado, después va subiendo la escalera y queda de coordinador, por ejemplo.

Este año nosotros hemos vivido en carne propia como ese sistema funciona, porque tuvimos una crisis de que yo tuve COVID-19. Patricia estuvo enferma, tuvimos las dos cabezas fuera del liderazgo.

Al final eso se convierte en una cadena, en una cadena de valor, en una cadena de vida como usted lo decía, y también, no hay mejor testimonio que las personas que ya estuvieron en esto traigan a otros chicos a Al Festival.

EL DESAFIO DEL FESTIVAL EN PANDEMIA

¿Cómo los impactó también que fue la primera vez que fue no presencial la inauguración del Panamá Jazz festival. ¿Cómo fue este esta pandemia para ustedes, ¿Hablando del Panamá jazz Festival?
Danilo Pérez: Desde que la pandemia empezó, creo que hubo muchas reflexiones. Para nosotros es nuestra familia, en nuestro proyecto, y aprendimos, por ejemplo, que hay cosas que son importantes, y otras que no lo son. Nos ayudó a evaluar todo lo que tenemos y cómo vamos a seguir creciendo.

De una manera importante la pandemia nos ha ayudado a trabajar en lo emocional, sobre la música como una fuerza, porque nos quedamos sin concierto. La música tomó ese aspecto terapéutico, que es que la importancia de la música.

Uno de los aspectos más importantes para nosotros es la resiliencia que crea la música en el ser humano, el aspecto emocional.

Esta pandemia nos ayudó a resistir, nos ayudó a ser más creativos, nos ha enseñado la solidaridad y el trabajo en comunidad. Eso es importante.

Nosotros, en medio de esta crisis, llamamos a todos los líderes de la Fundación (Danilo Pérez), que está liderizada por nuestra directora ejecutiva, Aleida Duartes, a una reunión para decir, oye, tenemos 7 meses (…). qué hacemos, y todos ellos se pusieron a pensar, a crear, a innovar y bueno, nos estábamos mudando desde San Felipe a Betania, y ellos buscaron la manera, con toda la preparación que tenían, de poder seguir adelante, de poder seguir en desarrollando el Festival, que también se pudo hacer virtualmente el año pasado. Eso nos sirvió de experiencia para este año. El año pasado, crecimos exponencialmente de 30.000 personas a 170.000 personas. Setenta países en el mundo.
Desafortunadamente el Omicron nos agarró de sorpresa, pero como nosotros venimos del jazz y el jazz nos da bases para improvisar y nos ayuda a ser abiertos, a desarrollar creatividad, a desarrollar respuesta, lo empezamos a ver desde cierto punto como un examen para nuestro sistema que habíamos creado. Hemos visto esta pandemia como el examen que necesitábamos para medir dónde estamos y cómo vamos a seguir adelante. y creo que salimos con muy buenas notas.

Hacer el Festival online es un tremendo reto, pero ya teníamos la experiencia de 2021.
No obstante los retos, tenemos artistas de todas partes del mundo que quieren participar en el Panamá Jazz Festival. Tenemos el equipo humano al cual se ha estado trabajando por más de 19 años.

Tenemos el apoyo gubernamental, privado y de la Universidades, como Berklee College Of Music, del Berklee Global Jazz Institute, y del New England Conservatory, y de artistas internacionales y nacionales también, y pudimos crear las experiencias que trascendieron las barreras sociales que teníamos y construir un puente virtual nuevo.

EL FUTURO CON EL JAZZ

¿Cuál cree usted que puede ser el papel a futuro del del festival y del jazz en un mundo que definitivamente va a cambiar con esto de la de la pandemia?
Danilo Pérez: El jazz tiene las herramientas, como lo hemos experimentado en tiempos de pandemia, se ha potenciado el poder curativo y colectivo que tiene la música. En muchos lados eso nos ayudó a bajar la ansiedad, el estrés. A nosotros en mi casa bailando, nos daba inspiración, esperanza. La música se ha tomado nuevamente ese espacio que es medicinal, terapéutico. Pero también el otro valor importante que tiene la música es que la música te ayuda a desarrollar la creatividad, por ejemplo. Te ayuda a practicar valores como la honestidad, la armonía y el respeto en comunidad. Puedes estar pensando independientemente en una idea que quieres desarrollar, pero no puedes olvidar el colectivo. Estos son los valores que Patricia y yo creemos son importantes para el cambio social positivo, sostenible.

¿Cuáles son las metas a futuro con el Panamá jazz festival, como como lo conciben en unos años?
Patricia Zárate Pérez: Con el Panamá Jazz festival, queremos seguir solidificando nuestros programas. El Panamá jazz festival se destaca por tener muchísimos programas de diferentes departamentos. Por ejemplo, no solo tenemos un programa artístico cultural y que tiene que ver con músicos que vienen a tocar de todas partes del mundo a Panamá, sino que también tenemos un departamento muy grande de educación y becas, entonces, una de las cosas que siempre hemos querido es terminar de solidificar todos nuestros programas. Este año, por ejemplo, tuvimos más de 100 actividades, pasando durante la semana del Festival.
En un año normal, digamos común y corriente, tenemos de 200 a 300 actividades pasando, incluyendo las actividades educativas.

Una de las cosas que necesitamos solidificar, y que las tenemos bastante bien avanzadas, son, por ejemplo, las becas de todos los estudiantes nacionales. En un año normal tenemos aproximadamente 5.000 estudiantes que vienen al Panamá Jazz festival. Del de esos 5.000, 4.000 son becados de todas partes de Panamá.
Ese, por ejemplo, es un número muy relevante, porque hay muchos jóvenes que vienen de todos los rincones de Panamá a estudiar al Panamá Jazz Festival una semana con muchas veces los mejores músicos del mundo.

Los mejores programas del mundo que vienen a Panamá. Entre ellos vienen universidades destacadísimas de música como Berklee College of Music, El conservatorio de New England, el Conservatorio de Santiago de Chile. Tenemos grupos de Costa Rica, esto está abierto, por supuesto a todo Latinoamérica, pero especialmente está abierto a la población panameña y muchos estudiantes se benefician de esto.

Uno de los proyectos que tenemos a futuro también es poder solidificar nuestra posición en Panamá, y tal vez hacer expandir el festival de jazz, no solo para que sea en Ciudad de Panamá, sino también se de en otras rutas del jazz como Colón, o Bocas del Toro, que son importantes puntos de desarrollo del jazz en Panamá, por lo menos en esos tres puntos.
(…)Sería un sueño también poder expandir todos estos programas que tenemos educativos para ya hacerlos, por ejemplo, proyectos que sean sólidos y que estén a largo plazo en diferentes espacios como por ejemplo bibliotecas de música, bibliotecas de jazz, bibliotecas de educación, que nos ayuden a esparcir este conocimiento y que sean accesibles a todo el mundo, no solamente a los que pueden pagar; sino especialmente a los que no tienen acceso. Esa es una de nuestras grandes metas y eso en lo que trabaja Fundación Danilo Pérez todo el año.

Danilo Pérez: Fuimos testigos este año de cómo muchos jóvenes de Panamá y otros países, se unieron en el festival. (…) Esto es una prueba concreta de que hay un espacio, hay una plataforma cultural, donde se está practicando y se está generando ese pensamiento, ese ciudadano nuevo, que practica la creatividad y el desarrollo humano. En el Festival estamos hablando de la música

12 ejemplares al año por $75

SUSCRIBIRSE