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Costa Rica – Holanda: David contra Goliat

Hay una cuestión que es indiscutible, y es que Costa Rica empezó la Copa del Mundo como favorita: favorita para ser eliminada a la primera; el aperitivo en el “Grupo de la Muerte”, donde todas las demás selecciones presentaban un historial lleno de estrellas, de gestas heroicas.

2014-07-02

Por: Julieta París*

Y allí estaba la selección de Costa Rica. Un país pequeño, sin gran tradición futbolística, con un número de participaciones en una Copa del Mundo ínfimo comparado con sus rivales… hasta que los superó a todos.

Esa es la magia del fútbol, ese es su símbolo principal: lo que puede suceder, sucede; como digo tantas veces "lo único imposible es que lo improbable no suceda".

Si Borges, el escritor argentino, levantara la cabeza, quizás cambiara su percepción del fútbol, puesto que tenemos delante un equipo culto, intelectual, y cerebral.

Es una curiosa broma del destino que un equipo liderado desde el banquillo por un Jorge Luis (Pinto) y en el campo por un Borges (Celso) deje en ridículo las palabras del propio Jorge Luis Borges (y eso es casi tan difícil como lo que están haciendo los Ticos) sobre el fútbol.

Lo más interesante de todo es que la coherencia cognitiva y racional que muestra la selección de Costa Rica solo es posible en un equipo con alta gestión emocional.

Dice Antonio Damasio, un importante neurocientífico, que "no somos racionales de forma natural. Tenemos la posibilidad de serlo pero mediante un tremendo esfuerzo personal. Ser racionales es posible si controlamos las emociones negativas y potenciamos las positivas".

Y ese es el principal mérito de Costa Rica: es un equipo ilusionado, pero tranquilo. Es un equipo motivado, pero con confianza. Un equipo de personas que han convertido el yo en un nosotros, que al no tener nada que perder, lo está ganando todo.

Estamos en un momento trascendente del mundial. Sabemos que el que pierde sale, y nos enfrentamos a un choque que no es solamente el choque de dos selecciones que buscan lo mismo, si no a un choque desbordado de símbolos.

Holanda se caracteriza por el hambre con el que juega en las Copas del Mundo. De hecho, es uno de los equipos con mejores resultados en fases finales. Costa Rica se está enfrentado a partidos a los que nunca antes había llegado. Psicológicamente, este cruce tiene ventajas para ambos, y desventajas también.

La ventaja de Holanda es la experiencia en cuartos de final de una Copa del Mundo, que en el caso de Costa Rica se convierte en la desventaja de la inexperiencia en un partido con esta presión y significación sociológica.

La ventaja de Costa Rica engancha con el lienzo en blanco de los sueños por cumplir, que es la desventaja de Holanda: la memoria de los sueños frustrados.

A día de hoy, Costa Rica ya no es un país tapado, con el que nadie contaba: es la sorpresa, el equipo al que prestar atención. El equipo culto y elegante que Jorge Luis Pinto tan bien ha sabido gestionar. El equipo curioso, educado, tácticamente elegante que Borges y compañeros han sabido orquestar. Es un David consecuente que sabe que puede ayudar a su pueblo enfrentándose al Goliat del fútbol.

Porque en definitiva, ese es el precio: A estas alturas de campeonato, donde Costa Rica ha conseguido más de lo que nunca se le soñó y la esperanza todavía no llegar a ser expectativa, todo un país está soñando con lo improbable, que no imposible.

Uno de los principales logros de la selección de Costa Rica, sin duda mérito de su seleccionador, y cuadro técnico (con un psicólogo integradísimo en plantilla, lo cual es algo sin duda extraordinario a estos niveles) es la capacidad de poder ir partido a partido, viviendo cada jugada y partido separada de los demás, y esa es la clave para la confianza y la motivación: el presente es incompatible con la duda. Por eso es tan importante que Costa Rica se mantenga donde está: en el partido que tiene delante, en los movimientos de los rivales, sin anticipar y sin introducir condicionales del tipo "y si ganamos… y si… ". Los "y si" son momentos trampas que nos alejan de nuestro presente, y el presente es sin ninguna duda lo mejor que tiene Costa Rica.

Cuando Goliat retó a los israelitas lo hizo desde la seguridad que le daba ser gigante, sentirse grande: David tenía todas las de perder, y por eso mismo, ganó.

Como decíamos, en el deporte, y en la vida, "lo único imposible es que lo improbable no suceda". Costa Rica ya lo sabe, solamente debe recordarlo.

Al fin y al cabo, es nuestra favorita.

Pura Vida.

*Psicóloga del Deporte. Antropóloga. Directora del Master en Alto Rendimiento y Coaching Deportivo del Instituto Superior de Estudios Psicológicos (España). Ha participado como psicóloga del deporte en diferentes Campeonatos del Mundo de Atletismo y Juegos Olímpicos (Beijing 2008).

@JuliettaParis

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