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Opinión de Miguel de Merodio: La hora de la verdad (II)

La expresión tan centroamericana del “ni modo” nos hace pensar en la resignación y la impotencia de que las cosas son como son y no hay nada que hacer.

2022-10-14

Por Miguel de Merodio*

El pasado junio tuve la oportunidad de asistir a la celebraciónde los 15 años de Glasswing International, la fundación dedicada a abordar las causas y consecuencias fundamentales de la violencia y la pobreza a través de programas de educación y salud que empoderen a los jóvenes y las comunidades, y fortalezcan los sistemas públicos.

Esta celebración coincide con un hecho significativo: Glasswing ha sido la primera organización en Latinoamérica elegida como becaria de The Audacious Project quien le ha otorgado 42 millones de dólares para llevar a cabo un ambicioso programa de atención a la salud mental en el Triángulo Norte de Centroamérica.

Varias cosas me llamaron la atención en el evento. Lo primero, una especie de lema. Más bien un mantra que oí varias veces a quienes intervinieron: “pasar de la intención a la acción”.

Como dijo Diego de Sola, uno de los fundadores de Glasswing, convertir la intención de contribuir en acción para no quedar atrapados en “el remolino terrible del ni modo”.

Toda una declaración de intenciones que coincide plenamente con el espíritu de “La Hora de la Verdad”: reconocer un evento que nos impone un cambio radical, prepararse para afrontarlo y tener el arrojo de iniciar la ejecución.

Lo segundo que me llamó la atención fue que la propia Glasswing está en su correspondiente hora de la verdad y se está preparando como organización para afrontar un proyecto tan emblemático y complejo como el que va a liderar en los próximos cinco años, beneficiando a más de 9 millones de personas y democratizando el acceso a la salud mental en nuestra región. Pero, sobre todo, me quedó resonando lo del remolino del ni modo... no me lo pude quitar de la cabeza así que pensé que mejor escribía algo que me ayudara a comprender su significado.

La expresión tan centroamericana del “ni modo” nos hace pensar en la resignación y la impotencia de que las cosas son como son y no hay nada que hacer. Pero precisamente el punto es que siempre hay algo que hacer. Creo que ese es el primer paso. Saber que de ese remolino se puede salir.

Sin embargo, la palabra remolino es la que más desasosiego nos causa. Nos conecta directamente con la ansiedad de buscar la salida a un problema haciendo lo mismo una y otra vez y hundiéndonos cada vez más en el mismo problema. Pasar de la intención a la acción y salir del remolino del ni modo nunca se consigue a puro esfuerzo. Se hace con método. Con un proceso bien diseñado. Lo hemos visto mil veces.

Pero muchos empresarios y ejecutivos insisten en las mismas soluciones que ya intentaron y que les funcionaron, pero en otro tiempo, en otra organización, en otro en torno competitivo. Por eso insistimos tanto envolver al método.

La pandemia nos zarandeó a todos. Todos los negocios en todas las industrias y todas las geografías están teniendo que repensarse porque el entorno pone los pelos de punta. No caigamos en la ansiedad, pasemos de la intención a la acción. ¿Pero cómo? Con método.

Analicemos primero nuestros resultados. De donde nos vienen los ingresos y las utilidades. De qué mercados geográficos, de qué canales de distribución, de qué segmentos de clientes nos vienen nuestros mayores ingresos y rentabilidad. Tengamos eso claro para empezar. Dediquémosle tiempo a comprender eso. Después, comprendamos lo que hacemos. A qué nos dedicamos realmente. Cómo generamos el servicio que damos o cómo producimos el producto que entregamos. Huyamos de cómo nos hemos visto toda la vida. Tengamos el valor de mirar a nuestra organización desde afuera sin juzgarla pero evaluándola como si no fuera nuestra.

Cuestionando nuestra propia comprensión del negocio aunque llevemos toda la vida en él. Pensemos luego en las oportunidades concretas de negocio. De qué categorías, canales, mercados o segmentos pueden venir ingresos adicionales y mejores utilidades. Cuánto es razonable pensar que podemos crecer en los próximos tres años.

Comprendiendo lo anterior o, al menos, analizándolo con calma y llegando a conclusiones aproximadas estaremos listos para apostar por una forma de diferenciarnos versus nuestra competencia encontrando una forma definida de jugar nuestro juego.

Cuando sepamos cómo queremos jugar tendremos que pensar si tenemos las capacidades para hacerlo y cuales de esas capacidades son más críticas y tengo que dedicarle más recursos, tiempo y foco a desarrollarlas. Como dice Diego de Sola, parte del problema del “ni modo” es que “nos absuelve de responsabilidad y nos quita esperanza, la candela inicial que enciende todo...” Así se sale del remolino del ni modo. Con método. El método es lo que nos lleva de la intención a la acción.

*Miguel de Merodio es socio fundador de Skaleno Advisory, consultor de estrategia y gobierno corporativo y asesor de familias empresariasy equipos ejecutivos.

Autor del libro La Alquimia del Legado es también, Director del Foro de la Empresa Familiar.

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