Empresas & Management

Gricket House: Una merienda de grillos desde Costa Rica

¿Comería usted barritas de proteína, cuya fuente energética son los grillos? Es la apuesta de dos emprendedores costarricenses.

2018-12-12

Por Daniel Zueras, estrategiaynegocios.net

Como un proyecto de la Universidad surgió una idea de negocio que ya ha visto la luz, y que se está consolidando tanto que ya piensan en romper las fronteras de Costa Rica, y subir directo a México y Estados Unidos

En una materia de biología, Andrés Muñoz, estudiante de Contaduría Pública en la Universidad de Costa Rica, acudió al Museo de Insectos. Recuerda que el biólogo "nos comentó sobre el gran valor nutricional de los insectos y cómo podían ayudar al mundo; nos dio la oportunidad de probarlos y realmente tenían un sabor increíble".
Para tratar de neutralizar el efecto cultural de aversión a los insectos, los ticos plantearon
que los grillos debían pulverizarse y mezclarse en barritas de proteína, para que el consumidor se plantee esta alimentación como una opción.

Y es que el impacto para el planeta de la ganadería intensiva es extremo. El último gran estudio al respecto, realizado por la Universidad de Oxford y publicado por la revista Science, muestra que, si bien la carne y los productos lácteos proporcionan solo el 18% de las calorías y el 37% de las proteínas, utilizan la gran mayoría (83%) de las tierras agrícolas y producen el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura.

En cambio, criar insectos demanda entre el 50% y el 90% menos de tierra por kilo de proteína y entre el 40% y el 80% menos de alimento por kilo de masa obtenida que el ganado convencional, según expertos, con lo que hay también un fuerte ahorro económico.
La entomofagia (consumo de insectos) tiene el apoyo de la Organizacion de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), organización que estima que el consumo de proteína se duplicará para el 2050 (cuando seremos unos 9.700 millones de habitantes en el planeta) y el
terreno dedicado a la ganadería común está llegando a sus límites.
Por ello "debemos buscar fuentes alternas de proteína y nutrientes que necesitamos para vivir", apunta el emprendedor.
La idea se cocinó a fuego rápido. "Tiempo después, le comenté a Mónica Solano, mi novia, que es diseñadora publicitaria, sobre la idea de introducir la entomofagia al país". En diciembre de 2017 desarrollaron la receta de la primera barra (mantequilla de maní), en enero le dieron a probar a algunos amigos "y desde ese momento las ventas no han parado". ¿La inversión inicial? Unos primeros grillos que les regaló el biólogo del museo, junto a algunas pequeñas donaciones:
"Le pregunté a dos amigos si podían darme dinero para comenzar a hacer las primeras barritas y cada uno me dio US$40, más otros $20 de mis padres y así fue como iniciamos", rememora Andrés.

Hoy, sus tres productos (mantequilla de maní-almendras, chocolate amargo-almendras y chocolate blanco-macadamia y un sabor de temporada: piña colada; tienen un precio de venta de US$3 por unidad) se distribuyen en línea, pudiendo realizar sus pedidos a través de Facebook e Instagram.

Mónica Solano apunta que "las barritas son solo una introducción de la revolución de alimentos que queremos hacer: batidos de proteína, galletas, pan, entre otras muchas".
Para escalar el proyecto a un próximo nivel, e industrializar el proceso, necesitan una inversión de US$35.000, "para aumentar la capacidad de producción (granja de grillos y desarrollo de productos) y equipo para la automatización de procesos", concluye Mónica.

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