Bajar la dependencia de los patrocinadores es algo que Infinity ha venido trabajando desde la entrada en el accionariado de Diego Foresi y sus socios (Nicolás Lescano y Damián Szafirsztein, también residentes en Costa Rica). El crecimiento en los ingresos en 2020 fue casi del 100 %.

El negocio de Infinity tiene otras dos patas: contenidos y retail. "Nuestro foco principal siempre fueron las audiencias y las comunidades. El club es una autopista para llegar a ellos. Ser relevantes deportivamente, darles una marca que los enamore. Le agregamos alrededor todas las adyacencias lógicas: la primera es la parte de contenidos.
Si no puedes amplificar tus logros, no importa si lo que haces lo haces bien, si nadie lo entiende, si nadie te lo compra, no sirve. Le metimos la productora DDN, que es la que se encarga de todos los contenidos y lo que son eventos, ligas, activaciones para marcas... Pasamos de la materia prima al producto. Lo integramos verticalmente", indica Diego Foresi, CEO de Esports.

No cabe duda de que el club costarricense es pionero en muchos sentidos, ha sido el primero a nivel latinoamericano (y de los pocos a nivel mundial) en contar con el patrocinio de la red social china Tik Tok, en un acuerdo en el que priman los contenidos.
Infinity como club está cercano al millón de fans en todas las redes sociales. El crecimiento en audiencias de 2018 a 2019 fue de un 90 % y de 2019 a 2020 el número se incrementó en un 420 %.
Si las marcas a nivel global ya no tienen dudas en entrar en el mercado de los deportes electrónicos, a escala centroamericana les está costando un poco más. "Hubo y hay interés, pero es más tibio. Los montos son todavía para ver qué pasa. En Colombia, México, Argentina y Chile tenemos una explosión. Centroamérica aún un poco más cauto, las marcas locales todavía no se están animando de la misma manera". Foresi advierte que cualquier marca que da el primer paso en América Latina "y más en Centroamérica" es muy bien acogida: "Son audiencias muy fieles si saben que una marca está confiando en ellos. Las primeras que lleguen van a tener una identificación muy rápida".
Fuera ya de los contenidos, Infinity creó un espacio físico, un gaming center (único de un club a nivel latinoamericano, se encuentra ubicado en el Centro Comercial Oxígeno, en Costa Rica), donde la gente pudiera dejar de conectarse online para tener un lugar donde encontrarse, donde poder jugar. "No todo el mundo tiene un internet de 150 megas en la casa, no todo el mundo tiene una computadora de US$2.000, no todo el mundo puede ir a mirar al jugador en la semana cómo entrena. Lo que hicimos fue darles eso, un espacio donde puedan competir, donde puedan estar con la gente, con la posibilidad de ver a sus pares y donde puedan potencialmente encontrarse a las estrellas: como ir a ver a la Masía a los jugadores del Barcelona, o a la casa amarilla a los jugadores de Boca".
La proyección de ingresos de esta parte era enorme, pero se frenó por la pandemia (abrió a inicios de 2020) y ya tenía dos ciudades interesadas en su franquicia (Tegucigalpa y Lima), algo que se va a retomar pronto. Y no podemos olvidarnos de los productos físicos, relacionados con la marca del equipo.
El más obvio es el de las camisetas, pero acaban de lanzar una línea de zapatillas (también los primeros en América Latina): 1NF1N1TWO Destino, desarrollada junto a 1NF1N1TE, compañía mexicana fundada por un grupo de gamers y dedicada al diseño, producción y exportación de calzado premium (se trata de empresas independientes, no tienen que ver con el equipo).
