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Claves de Management del CEO de Volaris: Liderar es un Resultado

El también fundador de la aerolínea de bajo costo, Enrique Beltranena, responde: ¿qué es lo que hago para liderar a tantas personas y preservar su cariño y afecto?

2018-08-03

Por Enrique Javier Beltranena, Founder & CEO at Volaris

Si bien en ocasiones he tenido que ser firme, incluso duro, en mi liderazgo, puedo afirmar que es una cualidad que con frecuencia busco fortalecer y practicar, por el genuino interés que siento por las personas, su bienestar y el cómo contribuyo positivamente en ello desde mi posición al frente de la organización y como miembro de nuestro equipo.

Cuando me piden tips de liderazgo, sin dudar, pienso en al menos una docena de recomendaciones que desde mi experiencia me han servido para avanzar, crecer y aprender y hoy se los comparto:

1. Conecta con la gente. Nunca desaproveches la oportunidad para generar una conversación sobre la persona. Cada contacto en mi vida diaria es una oportunidad para preguntarle a las personas por su bienestar y por su familia. Ello me ayuda a i r aprendiendo los nombres de las personas y cómo voy amarrando historias de su vida a sus nombres, no se me olvidan. Suelo hacer conversaciones especialmente en lugares difíciles. En la empresa cuentan historias de conversaciones que yo he tenido en los ascensores, que muchas veces ni siquiera recuerdo.

2. Conoce a tu gente. Nunca abandones el avión sin saber de tu tripulación (literal y metafóricamente). En los momentos difíciles de la empresa o de las personas hay que estar allí y saber dónde están las personas que trabajan con nosotros. ¡A un buen padre nunca se le pierde un hijo! Y para mí, dirigir a nuestro equipo, representa una de las formas en que ejerzo mi paternidad 'profesional'.

3. Comparte tu experiencia y conocimiento. Nunca desaprovecho la oportunidad para dar un consejo, especialmente cuando veo que alguien lo necesita. Muchas veces mis embajadores a nivel directivo me preguntan, al cabo de cierto tiempo, cómo es que estoy enterado de tal o cual situación de uno de los embajadores de la empresa. En mis conversaciones con ellos me voy enterando de las cosas que les aquejan y muchas veces, con enorme discreción, me acerco a ellos y les pregunto y los aconsejo, lo mínimo que puedo brindarles, es una perspectiva diferente.

4. Asume un rol de acompañamiento activo con tu equipo. En la empresa se habla de los hijos o de las hijas del CEO. Generalmente son chavos o chavas que llegaron de la universidad, o los conocí en la universidad en una clase o una conferencia. Llegan a trabajar a Volaris y van construyendo su carrera en la empresa. Yo me preocupo personalmente por ellos, busco apoyarlos, saber de sus vidas personales, algunos se han casado entre ellos y me ha tocado apoyarlos en sus relaciones de pareja. Me fascina verlos crecer, madurar, tener hijos… y en algunos casos los he visto partir para hacer carrera en grandes empresas. ¡Y me enorgullece! Yo creo que cuando uno es genuino en sus relaciones, lo que importa es el bienestar de las personas… -para mí, ver que cada persona que ha llegado a mi vida comienza su carrera y vida personal, se sube en su propia nave y está listo para tripularla, es una celebración-. Hay ocasiones que me vienen a ver unos años más tarde y tienen historias fabulosas. También vienen a verme los que han tenido un escaño difícil… y con cariño enorme les brindo mi consejo.

5. Rodéate de gente extraordinaria a quien llamar familia. Mis directores son como mis hermanos. Ahora, a esta edad, ya puedo decir que generalmente son menores que yo, así que les digo que son mis hermanos menores. Yo no tengo familia consanguínea en México, porque soy guatemalteco de nacimiento y llegué para formar Volaris en el 2005. Poco a poco, esas personas con las que paso todo el día en la empresa se vuelven una extensión de mi hogar, más allá de una relación de trabajo y una amistad. Les llego a querer de tal forma, que sus penas de familia, sus hijos enfermos, sus padres delicados de salud, sus preocupaciones se van volviendo mías. Algunos de ellos tienen casi 17 años de venir trabajando conmigo. Son héroes de mil batallas y hemos caído juntos en el campo de guerra. No tenemos secretos y el cariño es enorme. Aún en la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) me refiero a ellos como mis hermanos pequeños.
Fortalece tus cimientos familiares. Si bien ningún miembro de mi familia consanguínea trabaja aquí, su rol es invaluable en mi vida y en la historia que voy forjando en el día a día. Mis hijos saben las penas de los embajadores y directores y ellos las de mis hijos y esposa. Sabemos cuando enferman, cuando tienen algún logro, se casan, tienen hijos y les acompañamos juntos en sus vidas. Por ellos sostengo que directores y embajadores son parte de mi familia: la Familia Volaris.

Foto: Estrategia y Negocios

6. Cómo me dirijo a ellos. Todos saben en Volaris que no hay un CEO encerrado en un piso sin acceso. Yo soy parte del piso de trabajo. Paso mucho tiempo de mi día allí y comemos informalmente juntos, a veces bajo a tomar un café con algunos de ellos, trabajo como sobrecargo, cargo valijas o chequeo pasajeros sin ningún problema. Cuando les hablo lo hago como un papá lo hace con sus hijos. Empiezo con mucho tacto, voy dando ejemplos, me voy acercando a ellos y de repente como dicen ¡ya hasta los "gueyeo"! A los nuevos les choca a veces porque vienen acostumbrados al CEO que nadie puede tocar. Para mí es vital, poder hablar como ser humano con seres humanos y no sentirme en el Olimpo de los CEOs.

7. Alimenta tu espíritu. La formación espiritual es clave. Yo soy una persona espiritual que busca vivir en congruencia con mi religión. Hablo de ello con naturalidad con mis embajadores en total respeto a sus creencias, para recordarles que cada vez que recurran a mí con cosas muy delicadas donde solo una conversación de amigo y cariño cabe, estaré dispuesto a hablarles de Dios y juntos recordar que de Su mano se gestan caminos rectos, que no hay renglón torcido que él escriba, que todo es para bien y que hay que pedir Su ayuda y guía. El trabajo humano para mí es una continuación de la Creación, gracias a esa labor continua, hay muchas personas que se han casado, confesado o rezado en algún momento. El amor a la Virgen de Guadalupe es algo que se lleva en el ADN del corazón de Volaris. La empresa está encomendada desde hace años a Ella y en la entrada de la misma está a mi puño y letra, la consagración de nuestro trabajo y de nuestras vidas a Ella.

8. Recuerda tener un tren de aterrizaje. En la vida se puede dejar volar la imaginación solo si se le dan alas para planear y un buen sistema de navegación. Siempre procuro incentivar que las personas no permanezcan claras en su realidad. A los sobrecargos cuando llegan a la empresa, les hablo de la magia del volar y de la magia de la aviación. Les invito a preservar su polo a tierra y que no se mareen por subirse a un ladrillo. Tenemos programas de liderazgo trascendental dónde hacer el bien es clave. Hablamos en la empresa de valores y virtudes, las vivimos a través de nuestros programas de Responsabilidad Social buscando impactar a la sociedad. Cada embajador en la empresa tiene la oportunidad de hacer el bien, más allá de su propia tarea en la empresa. Así multiplicamos nuestro atractivo para las nuevas generaciones jóvenes que se integran a nuestra familia.

9. Alimenta tu capacidad de asombro. Cada despegue y cada aterrizaje es una oportunidad de tener contacto con viajeros frecuentes o con personas que utilizan a la aviación por primera vez. Hemos acuñado un término en Volaris, que es la "humildad operacional" y le recuerdo a cada miembro de nuestra Familia Volaris que siempre lleven en su maleta, una buena dosis de ella, pues ésta será su contacto permanente con la realidad.

10. Ponle alas al corazón. A los que portan alas en el uniforme les recomiendo que se las pongan en el lado izquierdo del pecho, cerca del corazón, donde debemos llevar siempre lo que somos, nuestras familias y a quien servimos con nuestra vocación. SIEMPRE CERCA.

11. Mantén calibrada tu brújula. Recomiendo y me recuerdo constantemente llevar una brújula cerca, una brújula moral que nos recuerde siempre de dónde hemos venido y hacia dónde vamos.

Volarismente

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