El consorcio familiar salvadoreño Rodifa S.A. de C.V invirtió US$5 millones en Acantilados un nuevo hotel boutique en El Salvador.
El complejo se encuentra a unos 40 kilómetros de San Salvador y menos de 35 desde el Aeropuerto Internacional monseñor óscar Arnulfo Romero y Galdámez.
El complejo ocupa un área de 5.000 m2, que incluyen un edificio de siete niveles (con 19 habitaciones), restaurantes, salones para eventos, piscinas y un estacionamiento con capacidad para 300 vehículos.
Los salones se distribuyen en un "ball room" con capacidad para 300 personas; dos salones (Meduzas y Caracol) con capacidad para 40 personas cada uno, previstos para congresos, capacitaciones.
Su restaurante Fausto se especializa en una fusión gastronómica entre la cocina salvadoreña y el acento peruano. Un área con capacidad para atender a 300 personas al aire libre.
"Cuando compramos el terreno hace 10 años pensamos que en algún momento le apostaríamos a nuestro país y muchas personas nos decían que no lo hiciéramos. Creemos en El Salvador y pese a las adversidades sabemos que nuestra gente puede salir adelante", dijo Blanca Daysi Orellana de Martínez, gerente general de Acantilados.
El hotel tiene un diseño minimalista. Las habitaciones son temáticas y están configuradas en sencilla, doble e imperial. Asimismo, odos los cuartos tienen vista al mar y las amenidades de cualquier hotel de ciudad.