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Tras renuncia de Evo Morales en Bolivia, sandinistas arremeten contra opositores en Nicaragua

Dirigentes del partido del presidente Daniel Ortega advirtieron a opositores que 'no se enreden' por lo ocurrido en Bolivia porque en Nicaragua 'los revolucionarios están armados'.

2019-11-19

Por AFP

La renuncia forzada del expresidente boliviano Evo Morales despertó temores en el gobernanate Frente Sandinista de Nicaragua, que desató una agresiva campaña con amenazas de cárcel y balazos contra sus opositores.

Dirigentes del partido del presidente Daniel Ortega advirtieron a opositores que 'no se enreden' por lo ocurrido en Bolivia porque en Nicaragua 'los revolucionarios están armados'.

Para la oposición, esos mensajes son una forma de atemorizar a la población para que no se manifieste.

'Entramos a una etapa de radicalización del régimen producto del miedo que sienten al ver lo que pasó en Bolivia', reaccionó en Twitter el exdiputado opositor Elíseo Núñez.

La renovada presión la vive un grupo de mujeres que inició una huelga de hambre en un templo católico en la ciudad sureña de Masaya para exigir la liberación de 130 opositores presos.

La policía y simpatizantes sandinistas rodearon la iglesia para asediar a las huelguistas e impedir que sus allegados les lleven agua.

Nicaragua arrastra las consecuencias de la crisis política iniciada por las manifestaciones de 2018 que pusieron en jaque al gobierno de Ortega, cuyas fuerzas de seguridad reprimieron las protestas dejando 325 muertos, centenares de detenidos y 62.500 exiliados, según grupos humanitarios.

Evo Morales renuncio el 10 de noviembre luego de tres semanas de protestas a raíz de denuncias de irregularidades en los comicios del 20 de diciembre. Morales dimitió tras perder el apoyo del ejército y la policía.

Ortega, un aliado de Morales, atribuyó su caída a 'un golpe de Estado', y advirtió que tendrá como consecuencia la pérdida de credibilidad en los procesos electorales.

'Hemos apostado a la vía electoral, pero lo de Bolivia es una prueba de fuego para que se pueda sostener la mínima confianza en la vía electoral', declaró Ortega la semana pasada en un acto público.

De lo contrario, advirtió, 'los pueblos se sentirán con todo el derecho de tomar las armas para buscar el poder por la vía revolucionaria'.

El economista Juan Sebastián Chamorro, miembro de la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD), calificó lo dicho por Ortega como una 'bravuconada' y una amenaza de destruir lo poco que queda de institucionalidad.

Cierran filas

'Aquí los revolucionarios estamos armados (Policía, Ejército y pueblo organizado) y si algo sabemos hacer los sandinistas es vencer', expresó en Twitter Carlos Fonseca Terán, hijo del fallecido fundador del FSLN, Carlos Fonseca Amador.

Juan Carlos Ortega, hijo del mandatario, acudió la semana pasada con un grupo de seguidores a las oficinas de la cúpula empresarial, donde recordó una frase del líder nacionalista Augusto Sandino: 'La libertad no se conquista con flores, sino a balazos'.

Empresarios interpretaron sus palabras como una amenaza en su contra.

El presidente del parlamento y cercano a Ortega, Gustavo Porras, en una reciente arenga a sindicatos sandinistas, llamó a estar movilizados 'ante cualquier acción del enemigo', porque 'si nosotros no actuamos, ellos quisieran actuar como sucedió en Bolivia'.

'Nosotros nos estamos preparando como movimiento sindical porque sabemos que si llega a ganar la derecha, viene a quitarnos todo', dijo a la AFP el dirigente obrero, Luis Barbosa, en referencia a las reivindicaciones obtenidas en los 12 años de gobierno de Ortega.

Los sindicatos sandinistas protagonizaron duras jornadas de protestas durante los gobiernos liberales en la década de 1990, que paralizaban al país semanas enteras.

'No tenemos temor' por la crisis en Bolivia, pero 'existen millones de dólares para desestabilizar a este país', apunto Barbosa, tras acusar a Estados Unidos de financiar con esos fines a organismos no gubernamentales, de derechos humanos y medios de comunicación.

La exguerrillera sandinista e historiadora Dora María Téllez consideró que 'el síndrome de Bolivia y las protestas de abril es a lo que Ortega le tiene terror, porque teme a la movilización popular'.

Téllez indicó que ese 'terror' explica que, tras la caída de Morales, los sandinistas 'sacan a los paramilitares a la calle, amenazan con asesinatos a opositores y dicen que están dispuestos a matar otra vez'.

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