Centroamérica & Mundo

ONU alerta sobre aumento de la ansiedad en el mundo y un descenso en la esperanza de vida por COVID-19  

Según Naciones Unidas seis de cada siete personas en el mundo ya se sentían inseguras, previo al COVID-19, y esa sensación se ha agudizado con la pandemia

2022-02-09

Por E&N

La pandemia del COVID-19 está generando más temor en el planeta de manera que la sensación de protección de la población se encuentra por debajo del mínimo en casi todos los países, incluidos los más ricos, advirtió este martes (08.02.2022) las Naciones Unidas en su estudio sobre Las nuevas amenazas para la seguridad humana en el Antropoceno.

La entidad recordó que durante los años previos a la pandemia, seis de cada siete personas en el mundo ya se sentían inseguras, sentimiento que no solo era elevado sino que en la mayoría de los países, con datos disponibles, iba en aumento.

Sin embargo lo anterior no ha mejorado, incluso las naciones con algunos de los niveles más elevados de salud, riqueza y educación muestran un mayor grado de ansiedad que hace diez años, de acuerdo con el análisis de Naciones Unidas.

Por otra parte evidenció que por segundo año consecutivo hay un descenso en la esperanza de vida a nivel mundial debido al COVID-19 y a un empeoramiento de todos los parámetros de medición del desarrollo humano.

Foto: Estrategia y Negocios

El estudio especificó que en 2021, a pesar de alcanzarse el Producto Interno Bruto (PIB) más alto y de la creciente disponibilidad de las vacunas contra COVID-19, la esperanza de vida a nivel mundial se redujo, por segundo año consecutivo, con un descenso promedio de 1,5 años si se compara con la tendencia anterior a la pandemia.

A lo que añadió la grave amenaza que representa el cambio climático. De acuerdo con la investigación, aunque se produzca una moderada reducción de las emisiones contaminantes, los cambios de temperatura podrían ocasionar la muerte de 40 millones de personas de aquí a fin de siglo.

Otras amenazas

Asimismo destacó otras amenazas que han ido adquiriendo mayor prominencia en los últimos años como las relacionadas con las tecnologías digitales, las desigualdades, los conflictos, y la capacidad de los sistemas de salud para enfrentar los nuevos retos, como la pandemia del COVID-19.

Precisó que aproximadamente 1,200 millones de personas viven en zonas afectadas por conflictos, y casi la mitad de ellas (560 millones) en países habitualmente no considerados como frágiles, lo que demuestra la necesidad de reexaminar la noción tradicional respecto a qué países son más vulnerables a los conflictos.

Según los autores del estudio, la lucha contra estas amenazas exigirá que los responsables políticos las aborden conjuntamente considerando los principios de protección, empoderamiento, y solidaridad de manera que se creen sinergias, y no contradicciones, entre la seguridad de las personas, la salud del planeta, y el desarrollo humano.

"Uno de los aspectos fundamentales de acción práctica destacados en el informe apunta a fortalecer un sentido de solidaridad global a partir de la idea de seguridad común. Esta idea asume la noción de que la seguridad de una comunidad depende la seguridad de las comunidades adyacentes. Esto se observa claramente con la pandemia actual: los países se ven en gran medida impotentes para prevenir la propagación transfronteriza de las nuevas mutaciones", explicó la secretaria general adjunta de las Naciones Unidas, Asako Okai.

Foto: Estrategia y Negocios

Redefinir el desarrollo

En ese contexto los expertos de la investigación llamaron "a reforzar la solidaridad internacional y a elaborar un nuevo enfoque de desarrollo que permita a las personas vivir sin carencias, miedo, ansiedad e indignidad".

El administrador del Programa de la ONU, Achim Steiner, destacó que la mayoría de las personas tienen una sensación de preocupación por el futuro, una impresión que se ha visto agravada con la aparición del COVID-19.

"En nuestro afán desenfrenado por el crecimiento económico seguimos destruyendo nuestro entorno natural mientras aumentan las desigualdades, tanto dentro de los países como entre ellos", sostuvo.

Steiner planteó que ha llegado el momento "de prestar atención a las señales que emiten las sociedades que sufren un estrés inmenso y redefinir el verdadero significado de progreso. Necesitamos un modelo de desarrollo adecuado para este objetivo que esté construido alrededor de la protección y la restauración de nuestro planeta, y que ofrezca nuevas oportunidades sostenibles para todos".

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