16/04/2024
04:24 PM

Una imprenta renace con el negocio electrónico

  • 20 agosto 2014 /

Donnelley se expande más allá de la tinta y el papel para incursionar en la producción de componentes de tecnología.

Nue­va York, Estados Unidos.

Impulsada por su exigen­te e impaciente presidente ejecuti­vo, R.R. Donnelley & Sons Co. está ingresando en el naciente merca­do de componentes electrónicos impresos como antenas delgadas y plegables RFID, sensores y bate­rías. Pero la empresa enfrenta una variedad de competidores y una economía desafiante.

El gigante estadounidense de la impresión, fundado hace 150 años y con sede en Chicago, busca crecer. Pronostica que sus ingre­sos aumentarán hasta 12,7% este año, a US$11.800 millones frente a US$10.500 millones, luego de cre­cer menos de 1% en 2013. Las ven­tas del segundo trimestre subieron 12,9%, pero se debió principalmen­te a compras. Los ingresos genera­dos por negocios en marcha subie­ron 0,8%.

El presidente ejecutivo Thomas J. Quinlan III busca diversidad más allá de los ingresos por impresión con tinta y papel, que representa alrededor de 24% de las ventas, un descenso frente a 70% en 2000. La empresa comenzó a buscar nue­vas líneas de negocios para com­plementar sus operaciones prin­cipales de impresión, y apostó al campo emergente de electrónicos impresos, un término amplio para un rango de tecnologías en las cua­les las impresoras producen com­ponentes al depositar eléctrica­mente capas de tinta conductora de un grosor preciso.

La empresa indicó en agosto que cerraría una impresora subsidiaria en Argentina, argumentando las condiciones empresariales desfa­vorables en ese país. La presiden­ta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, invocó una ley antite­rrorista y amenazó con presentar cargos penales contra Donnelley, pero su gobierno luego dio mar­cha atrás. Funcionarios dijeron a la prensa local esta semana que la denuncia contra los accionistas es­tadounidenses de la empresa es por “quiebra fraudulenta”.

Los electrónicos impresos tie­nen un gran potencial pero enfren­tan desafíos significativos, según Harry Zervos, analista principal de IDTechEx. Las antenas para etiquetas pasivas RFID generarán ventas de unos US$9.000 millones este año. Ahora, según IDTechEx, sólo alrededor de 1% de las antenas para esos aparatos son impresas. La gran mayoría se produce a tra­vés de un proceso llamado grabado químico, que enfrenta presiones re­gulatorias porque emplea químicos peligrosos.

Durante los próximos 10 años, los electrónicos impresos podrían capturar hasta 50% del mercado medido por unidades, dependien­do del precio de los materiales, afir­mó el presidente ejecutivo de IDTe­chEx, Raghu Das.

Donnelley también debe com­petir con rivales como Palo Alto Research Center Inc. (o PARC), el laboratorio de Xerox Corp., que se asoció con la noruega Thin Film Electronics ASA. Otros rivales in­cluyen una sociedad entre la ale­mana Mühlbauer Group y Novacen­trix, de Austin, Texas. Novacentrix afirmó que planea implementar un sistema de producción integra­da para antenas impresas RFIC de bajo costo y a base de cobre, para vender el año próximo.

Donnelley trabaja para reducir el costo al desarrollar nuevas tintas y procesos de integración. Su uni­dad de Investigación y Desarrollo ya se ocupa de eso.

Los primeros productos basa­dos en la investigación, antenas para RFID y etiquetas NFC, comen­zaron a producirse este año en una planta de impresión de Donnelley en el estado de Illinois. Las etique­tas NFC y RFID pueden ser incorpo­radas en rótulos de embalaje, cal­comanías y etiquetas del tamaño de tarjetas de crédito que pueden ser cargadas con información digital y luego leídas por teléfonos inte­ligentes u otros aparatos a través de redes inalámbricas de corto al­cance. Los sensores en ese tipo de etiquetas también pueden recolec­tar información.

En su sede de Grand Island, Donnelley trabaja para refinar es­tos productos y desarrollar otras aplicaciones.
La compañía desarrolla prototi­pos de antenas y baterías delgadas y flexibles para un rango de etique­tas para sensores, que son trozos de película transparente con elec­trónicos ultra delgados impresos en su superficie con tinta conduc­tora electrónicamente.

Los senso­res pueden medir trauma e incli­nación, temperatura, humedad, luz o la presencia de nicotina en, por ejemplo, un auto alquilado.

La empresa compra algunos de los sensores y fabrica otros. Im­prime las baterías ultra delgadas y las antenas en la película, e integra otros electrónicos usando su pro­pio proceso. El resultado se parece a una calcomanía transparente con una imagen en el frente.

Las etiquetas de sensores fun­cionales se fabrican al imprimir varias capas de tinta especiali­zada en una película de poliéster. Las tintas incluyen materiales conductores como plata, cobre y dióxido de manganeso, según Ronnie Sarkar, vicepresidente sénior de innovaciones de tecno­logía. Las partículas deben estar suspendidas de forma uniforme en tinta que debe ser estable du­rante largos períodos de tiempo y bajo condiciones cambiantes durante su envío. Las partículas también deben adherirse perma­nentemente con las propiedades eléctricas deseadas.

Para fabricar las baterías, la tin­ta se deposita, capa tras capa, con un grosor preciso sobre un delgado sustrato de metal flexible como alu­minio. Cada capa tiene una función distinta. Un polímero mantiene a las capas en su lugar. Dos bandas delgadas, que funcionan como co­nexiones eléctricas, sobresalen.

Donnelley les envió paquetes de demostración a los clientes para conocer su opinión inicial. Al jefe no le gusta esperar. “Como le puede decir cualquiera que me conozca, la paciencia no es una de mis vir­tudes”, dijo Quinlan.