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El Salvador: Bajos niveles de lectura suponen un problema estructural educativo

El problema de desempeño lector de la niñez está directamente vinculado con las condiciones sociales y culturales de la familia, concluye un estudio realizado por la Fundación para la Educación Superior (FES).

2021-12-12

Por La Prensa Gráfica / El Diario de Hoy

La FES presentó este viernes el estudio "¿Y si no aprendo a leer?: Un análisis del desempeño de la niñez salvadoreña y la desigualdad", en el que explora la relación entre el desempeño lector de la niñez y sus realidades socioeconómicas, con el nivel de ingreso del hogar, nivel educativo de sus padres y el capital cultural de las familias. El texto de la FES tiene su base en la prueba Early Grade Reading Assessment, EGRA, (evaluación de la lectura inicial) realizada en 2018 por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, también conocida por sus siglas en inglés, USAID. Los estudiantes de segundo y tercer grado son capaces de reconocer sólo 8 y 9 letras respectivamente, cuando deberían reconocer 35 letras correctamente, según los Indicadores Dinámicos de éxito en la Lectura (IDEL).

Se estima que los niños de primer grado leen entre 35 y 59 palabras por minuto, los de segundo entre 60 y 84, los de tercero entre 85 y 99, los de cuarto entre 100 y 114. "Los problemas educativos se arrastran, no son problemas de una vez; si el sistema no los reconoce el origen se sigue arrastrando y se agranda", explica Carolina Rovira, decana de Economía y Negocios, de la Escuela Superior de Economía y Negocios ( ESEN).

En el caso de la comprensión lectora no existe un parámetro, pero los estudiantes de segundo grado responden correctamente el 55 % de las preguntas luego de leer una historia y el 77 % al escuchar una historia, detalla el estudio. En el caso de los estudiantes de tercer grado, esos porcentajes aumentan a 71 % y 78% respectivamente. Esto, señala el estudio, está directamente vinculado con el capital cultural que se mide a través de variables como la mamá sabe leer, el papá sabe leer, le leen a veces o siempre en casa y si en el hogar hay disponible material de lectura adicional.

De acuerdo con datos de 2018 de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), sólo un 21,7 % de estudiantes de segundo grado tiene mayor capital cultural, mientras que en el tercer grado lo tiene un 24,7%.

El estudio indica que cuando hay un menor capital cultural, los estudiantes carecen de refuerzos de hábitos, de conocimiento y de habilidades en el entorno familiar que les faciliten, aceleren o regulen la adquisición de la lectura. Según el documento, las diferencias por género y área de residencia también inciden en el aprendizaje escolar. La niñez del área urbana resulta más favorecida que favorecen a las niñas que viven principalmente en el área urbana y la niñez del área rural es desfavorecida.

El análisis expone también la importancia del nivel educativo de los padres y la importancia que dan a la educación (el capital cultural), las estrategias de acompañamiento a los procesos educativos y las posibilidades de dedicar tiempo y recursos a la lectura. "A nivel de país es difícil que la sociedad pida el desarrollo humano equitativo e integral si nuestros niños no están universalmente aprendiendo a leer. Que todos los salvadoreños sepan leer debería ser el objetivo no solo del sistema educativo, sino de la sociedad como un todo", añadió Rovira.

La FES recomienda que el sistema educativo debe, por ejemplo, incorporar desde las escuelas el fomento activo y frecuente de la lectura, así como la exposición a material de lectura de forma cotidiana, para generar una diferencia en el aprendizaje. "Estos problemas educativos se arrastran, no es un problema de una vez. Si el sistema no reconoce el origen de la problemática, el problema se va arrastrando a lo largo de la escolarización y se va agrandando", afirmó Carolina Rovira, coordinadora académica de la FES y decana de Economía y Negocios de la Escuela de Economía y Negocios (ESEN).

"Es un desafío educativo importante y urgente de atender, como se ha señalado no se resuelve en el instante, pero se debe comenzar para encaminar el desarrollo del país", puntualiza José Everardo Rivera Bonilla, director General de la ESEN. Entre las dificultades que los niños enfrentan para aprender a leer, a parte de la falta de ese hábito en los padres, también está que los libros no son frecuentes en casa. Muchas veces las familias cuentan solo con ejemplares de Biblias, texto no adecuado para tal fin.

Acompañamiento de familia

La investigación evidencia la importancia del rol que la familia de los estudiante desempeña en el fomento del interés que los menores aprendan a leer. De hecho, en particular, muestra el papel desempeñado por las mujeres en la formación educativa de los niños; considera también que en los hogares esa responsabilidad rivaliza con otras tareas, como: las tareas domésticas, laborales, afectivas, de salud, entre otras.

Tal acompañamiento está condicionado al nivel educativo de las madres. Supone que las madres más educadas apoyan con más agilidad el proceso de aprendizaje de sus hijos. Esa disposición las hace adquirir material adicional de lectura y didáctico, practican la lectura con ellos, estructuran el tiempo de las actividades diarias incluyendo las académicas, mantienen comunicación activa con los docentes y hasta costean refuerzos académicos.

En cambio, las madres con menos años de escolaridad se suelen limitar a motivarlos y preguntar por las tareas pendientes. Destaca también el rol de las abuelas. 'Para cerrar brecha y lograr un sistema educativo sólido se toma de 10 a 15 años, en el mejor de los casos, y eso es uno de los valladares que debe solventar la política educativa, hay que plantear objetivos de mediano y largo plazo", concluyó Carolina Rovira.

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