En junio de 2010, Nicaragua se declaró oficialmente "País Libre de Minas", lo que constituyó una hazaña como nación, ya que era el más minado de Centroamérica, como resultado del conflicto armado en los años 80.
Cinco años después, E&N explora, registra y comparte los diversos ángulos, los testimonios de sus protagonistas, los resultados positivos de esa hazaña nacional e internacional y, sobre todo, los desafíos de la Nicaragua Post Desminado, en este Especial de tres entregas.
Por: Roberto Fonseca L. - estrategiaynegocios.net
En 1983, Marvin Pinell, con apenas 15 años, se vio forzado a abandonar su vivienda en El Porvenir, municipio de Jalapa, junto a su familia debido a los frecuentes hostigamientos y bombardeos de la Contra, asentada en el vecino país.
Pinell y su familia emigraron a Teotecacinte, el pueblo más cercano, ubicado a unos 20 kilómetros y, semanas después también salieron de allí por la misma razón, rumbo al valle de Jalapa. Nicaragua, en ese entonces, vivía una cruenta guerra civil entre sandinistas y contras.
Mientras duró el conflicto armado (1979-1990), la comunidad de El Porvenir fue zona de guerra. Nadie, excepto las tropas sandinistas, permanecían en ese lugar ubicado a unos 340 kilómetros de la capital nicaragüense. Sus tierras estaban ociosas, ya que la gran mayoría de ellas se encontraban minadas. La guerra y el abandono acabaron con los vestigios del poblado.
Hoy, sin embargo, cinco años después que concluyó el Plan Nacional de Desminado Humanitario en Nicaragua, que trajo consigo la destrucción de 8.427 minas sólo en el municipio de Jalapa, departamento de Nueva Segovia, la realidad de sus pobladores, productores y cooperados, es diametralmente distinta. Del cielo a la tierra.
"He trabajado en el tabaco toda mi vida, como obrero, pero desde hace 5 años trabajo como pequeño productor. Empecé sembrando 2 manzanas (1,4 hectáreas), después 8 manzanas (5,6 hectáreas) y ahorita cerré con 12 manzanas de tabaco (8,4 hectáreas), en alianza con la empresa Tabaco de Oriente. La siembra me ha resultado bastante bien, siembro tabaco de sol", afirma Pinell.
Bajo de estatura, tez morena, figura menuda, Pinell recuerda que tras el desminado regresaron a cultivar con bastante miedo, pero ahora ese sentimiento ha desaparecido. Con el apoyo financiero y técnico de la empresa Tabacos de Oriente de Nicaragua, S.A., propiedad del célebre tabacalero Néstor Plasencia, el pequeño productor ha logrado rendimientos agrícolas de 30 a 32 quintales por manzana.
La cosecha de tabaco de sol arranca en octubre-noviembre y concluye alrededor de mayo. Se siembra y cosecha de forma escalonada. En esa temporada, Pinell trabaja con su familia y genera empleo también entre 30 a 40 personas de la localidad. Su objetivo es cultivar y cosechar hojas sanas y de buen grosor, que tengan peso y calidad.
"En mi familia hemos mejorado económicamente, ahora trabajamos para lo de nosotros", dice orgulloso. Posee una camioneta usada y ha adquirido bombas y motores para riego, motivado por seguir expandiéndose como pequeño productor de tabaco.
Centenares de productores afectados
El conflicto armado concluyó oficialmente en Nicaragua a mediados del año 90, sin embargo no desapareció la amenaza latente de las minas antipersonales y antivehículos, ocultas en 74 de los 153 municipios del país. Menos en Jalapa, perteneciente al departamento de Nueva Segovia, el más afectado en todo el país. Aquí el desminado se prolongó por una década y obligó a involucrar a 2 Frentes de Operación del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Nicaragua, integrado cada uno por unos 100 zapadores.
La Cooperativa de Servicios Múltiples "Campesinos Activos de Jalapa" (CCAJ-RL), aglutina a 600 socios, todos pequeñas y pequeños productores de café, frijol, maíz, arroz y de ganado, entre otros. Su gerente general, Eddy Gutiérrez, estima que entre 60% a 70% de sus asociados tenían sus tierras afectadas por las minas antipersonales.
"Las zonas minadas eran zonas con un gran potencial productivo, el potencial de café por ejemplo era enorme y eso se había perdido, la parte de la montaña, de la cordillera Dipilto-Jalapa, fue abandonada, porque eran zonas de guerra. Así que en los tiempos del conflicto, Jalapa estaba limitado a producir sólo en la parte del valle, donde no había peligro", refiere Gutiérrez.
Pone como ejemplo del resurgir productivo de Jalapa, el cultivo de café. Mientras duró el conflicto, estima que del municipio no salían ni 4.000 quintales, en cambio en la cosecha pasada (2014-2015), se produjeron más de 100.000 quintales, pese a que la plaga de la roya ha golpeado durísimo a pequeños caficultores de Nueva Segovia, que siembran café arábigo.
"Nuestra economía ha dado un salto considerable después del desminado, este trajo un enorme empuje a la diversificación de la producción, hoy de las zonas afectadas salen cosechas de frijol, de café, de tabaco, hay ganado y se está desarrollando de nuevo la producción forestal", asegura Gutiérrez.
El gerente general de la cooperativa de servicios múltiples señala que él y su familia tenían 2 fincas afectadas por minas, una ubicada en San Pedro del Norte y otra en Buena Vista Chiquita. La primera se llamaba "San Pedro" y la segunda "Guadalupe". En ambas se cultivaba café.
Por tanto, tras casi una década de labores sin interrupción, los zapadores detectaron y destruyeron 8.427 minas antipersonales en ese municipio ubicado a unos 300 kilómetros de la capital nicaragüense. Las áreas barridas sumaron 510.199 metros cuadrados. Las minas antipersonales correspondían a los modelos M-14, PMD-6, PMN, POM-Z, PP MI-SR II y; la antitanque PT-MI-K.
Gutiérrez destaca que tras el desminado, todas esas tierras han recobrado su plusvalía. En el pasado, estima que una manzana de tierra en las áreas afectadas podía adquirirse por US$20 ó US$30, sin embargo ahora, mínimo cuestan US$1.500 por manzana, ya que se observa más inversión pública porque se han mejorado los caminos de acceso, se ha introducido la energía eléctrica a las comunidades y se han construido nuevas escuelas.
Vendió su casa por una miseria
Uno de los que resultó seriamente perjudicado en la guerra es José Vidal Blandón, quien en 1983, tras los constantes bombardeos y hostigamientos al poblado de Teotecacinte, municipio de Jalapa, se vio forzado a vender su vivienda en US$600 porque pensó que jamás regresaría y emigró hacia San Isidro, Matagalpa. Sin embargo volvió en 1992, tras el fin del conflicto armado de los años 80.
"Volví con C$30 córdobas (US$6.00 al tipo de cambio oficial de esa época), y me dediqué a cultivar hortalizas. Ahora tengo seis años de dedicarme a sembrar tabaco de sol, con el apoyo de la empresa Tabacos de Oriente de Nicaragua S.A., de don Néstor Plasencia. Cultivo 25 manzanas que tengo que rentar, porque no tengo terreno propio", dice Vidal.
"El cultivo de tabaco es el rubro que está generando ganancias en Teotecacinte, está moviendo la economía local, generándole ingresos a los dueños de gasolineras, de comercios de agroservicios, a los propietarios de tierras", señala.
Vidal también reconoce que el rubro también está generando empleos. En su caso, con 25 manzanas sembradas de tabaco de sol, asegura que brinda trabajo a 70 personas, en el periodo de noviembre a abril.
"Si no se sembrara tabaco aquí en Teotecacinte, quedaría mucha tierra ociosa y un montón de gente en el desempleo. Imagínese, si se nos va la gente, familiares, a Costa Rica y a Estados Unidos, sin el tabaco sería peor", razona Vidal.
época de vacas gordas
Humberto Pérez, ex Alcalde de Jalapa en los periodos 1996-2000 y 2004-2007, no duda de que tras el proceso de desminado que concluyó en 2010, todos los sectores del municipio, incluyendo la Alcaldía, se están beneficiando del renacimiento económico y productivo de esa localidad fronteriza con Honduras.
"Nosotros tenemos 300 kilómetros de frontera. Jalapa es una punta de plancha que entra a Honduras, toda esa punta es la frontera y hay 112 comunidades, en toda esa frontera había minas. En las zonas agrícolas, de montaña, en todos lados había minas. Sé de casos de gente que quería vender sus fincas, porque habían minas, pero no podían, nadie las quería", señala Pérez.
Incluso, recuerda que hubo ex combatientes del Ejército y de la Contra que intentaron desminar por su cuenta, de forma artesanal, contratados por los productores, y la mayoría murió o salió lisiado en el intento. Al respecto, cabe señalar que en Jalapa el Programa de Asistencia a Víctimas de la OEA llegó a registrar 90 sobrevivientes de minas.
"Cuando empezó el desminado, vinieron barriendo de noreste a sureste en toda la frontera, comunidad por comunidad. Ha habido gente que ha reportado minas después que ellos (los zapadores) pasaron, es producto de que hay minas (o artefactos explosivos) que se las llevó la corriente por los aguaceros. No podemos decir que estamos 100% libres, porque he oído decir que en Europa se siguen hallando minas de la Segunda Guerra Mundial. Pero, no ha habido accidentados", refiere Pérez.
El exalcalde destaca que al desminarse, se ha registrado un repunte en todos los rubros productivos, incluso en los de exportación. Cita el caso del café, al respecto asegura que en 1979 en Jalapa se producían unos 80.000 quintales, cifra que fue superada en la última cosecha 2014-2015 cuando se sacaron más de 140.000 quintales, incluyendo de montañas a 1.400 metros de altura.
Además, afirma que está saliendo más producción de tabaco, de arroz, de frijoles y de maíz. También más producción de ganado y hasta forestal.
Asimismo, el CENAGRO III registra en el departamento de Nueva Segovia un total de 65.067 cabezas totales de ganado bovino, mientras CENAGRO IV registra 98.507, cifra que representa un aumento de 33.440 cabezas de ganado en una década.
Pérez insiste en que durante su administración municipal, cada año se recaudaban alrededor de C$6.7 millones de córdobas en impuestos (más de US$360.000), y ahora estima que se recaudan C$15 millones de córdobas (alrededor de US$555.000), cifra que representa más del doble.
Ante el renacimiento económico y productivo de Jalapa, Pérez sugiere que se invierta en la industrialización de algunos rubros o en brindarle valor agregado, en ese sentido, recomendó instalar fábricas de puros para generar más puestos de trabajo o para procesar harina de maíz. "Sacamos maíz de Jalapa, lo vendemos y terminamos comprando Maseca", dice irónicamente.
Llega inversión extranjera
En los años 60 incursionó Jalapa en la siembra de tabaco de sol y de tabaco tapado, de la mano de Anastasio Somoza Debayle y de socios cubanos, entre ellos Daniel Rodríguez. Después irrumpió Sixto Plasencia, el padre de Néstor Plasencia, líder del Grupo Plasencia. Hoy está entre los inversionistas que apuestan por Jalapa.
José Luis Pérez, Administrador de las fincas del Grupo Plasencia en Jalapa, confirma que Tabacos de Oriente de Nicaragua S.A. sembraba alrededor de 135 manzanas de tabaco tapado en el año 2005 en el valle de Jalapa, pero ahora con el "boom" del tabaco nicaragüense ha adquirido nuevas propiedades y en la última cosecha se cultivaron 238 manzanas.
"El municipio de Jalapa tiene las condiciones climáticas y de suelos apropiadas, para que el cultivo de tabaco se desarrolle. Aquí se presentan las horas luz adecuadas para que la hoja tenga la finura, la elasticidad adecuada, en especial para la capa", explica Pérez.
La empresa Tabacos de Oriente de Nicaragua S.A. asegura que está entre los mayores empleadores de la zona, ya que durante la temporada de tabaco, que comprende el verano (de noviembre a abril) emplean alrededor de 700 personas en labores de campo. Si incluyen el resto del personal, sumarían alrededor de 800 personas.
Asimismo, 16 años atrás, una manzana de tierra (equivalente a 7.050 metros cuadrados) se vendía entre US$1.000 a US$1.500, mientras ahora puede alcanzar hasta los US$10.000 si tiene agua, elemento clave para el cultivo del tabaco.
También recuerda que a inicios de los años 90 sólo había una casa comercial -Servicios Agrícolas Gurdián-que vendía agroquímicos y fertilizantes. Hoy podrían contarse más de 20 establecimientos de ese tipo. Los bancos también brillaban por su ausencia, mientras ahora, todos han establecido sucursales en Jalapa.
Mejoran sus niveles de vida
Los hermanos Juan e Ismael Jirón, de Teotecacinte, no ocultan los beneficios obtenidos de la siembra de tabaco de sol. Al contrario, se enorgullecen de conseguirlos con trabajo duro durante seis meses. El primero compró una camioneta para trabajar y envió a su hijo a la universidad y; el segundo, compró un camión también para transportar la cosecha, reparó la vivienda que está derrumbándose y adquirió motor y bomba para riego.
"Mi proyecto es comprar otro equipo de riego y un tractor, para tener una empresita más seria", dice con cierta timidez Juan Jirón.
Su hermano Ismael, un poco menor, empezó sembrando 3 manzanas y aumentó hasta 10 manzanas en la última cosecha. Su meta es llegar a 20. Cultiva en tierras ajenas, de parientes y familiares. Paga hasta US$200 dólares por manzana, con la característica de que deben estar cerca de los ríos, para disponer de riego.
También ha mejorado la paga a los trabajadores del campo. Según este pequeño productor, antes se pagaba C$17 córdobas por día, 18 años atrás, hoy se paga C$140 córdobas por día trabajado. La jornada es de 8 horas, comprendiendo de las 6:00 am a las 2:00 pm. Además del pago del día, devengan el séptimo día si trabaja de lunes a sábado.
"No empleamos a niños, si hay mano de obra infantil viene la multa y ésta es muy cara, no resulta. Sólo se contratan mayores de edad, hombres y mujeres", dice Ismael Jirón.
La esperanza de todos estos pequeños productores de tabaco del municipio de Jalapa es que los puros nicaragüenses sigan despuntando entre los mejores del mundo, y que la demanda internacional se incremente. Sueñan porque se abran nuevos y buenos mercados.
Nota:Este reportaje fue realizado en el marco de la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas, del International Center for Journalists (ICFJ), en alianza con CONNECTAS.