Centroamérica & Mundo

2016: pesos colombianos bajo el colchón

Si en 2015 no durmió por la depreciación del peso colombiano, el 2016 es muy probable que recupere algo de horas de sueño.

    2015-12-18

    Por: Manuel Restrepo*

    En este fin de año, el principal tema de coctel entre mis amigos colombianos es su gran preocupación por cómo su dinero en pesos vale cada vez menos en el mundo. Si miramos la gráfica del peso colombiano en relación con el dólar americano, tienen razón en estar preocupados, ya que sus activos colombianos en relación con el dólar americano valen un 40 por ciento menos de lo que valían a finales del 2014. La preocupación se incrementa en esta época, cuando mis amigos quieren comprar los regalos navideños por Amazon y se dan cuenta que toca optar por los regalos de la industria nacional, o bien, cambiar el espíritu navideño por una satisfacción más espiritual y menos material.

    Aunque nadie tiene la bola de cristal para saber a dónde el peso estará cotizando, se me dificulta creer que el peso colombiano en relación con el dólar busque niveles superiores a $3.500, y sobre todo lo supere en el 2016. Para el inversionista que está desesperado de ver la depreciación de sus activos en moneda local, y está pensando en invertir en dólares americanos u otra moneda de países desarrollados, le sugiero como a mis amigos que debe tener cuidado de vender sus pesos en el piso que se encuentra.

    Hay varias razones para creer esto: esta semana pasada finalmente ocurrió el gran evento del año en términos de política monetaria, donde la Reserva Federal de Estados Unidos decidió subir tasas de interés después de 11 años que no veíamos un alza. Esto generaba gran temor en los mercados ya que un alza en tasas de interés implica un menor atractivo para invertir en países con mayor riesgo que la primera potencia, ya que el diferencial de retorno se vuelve menor. Esto es conocido como el ‘carry trade’. En consecuencia, la implicación directa al fenómeno de alza de tasas de interés en EE.UU. es una salida de dinero de países emergentes, entre los que se incluye Colombia, y una entrada de dinero a EE.UU., lo cual genera mayor demanda por dólares, y una depreciación para el peso.

    Los mercados financieros se adelantan

    Es verdad que el alza en tasas de interés en EE.UU. recién comienza. Sin embargo, los mercados financieros ya han descontado las noticias con anticipación. En otros términos, aunque la Reserva Federal continúe su política de subir tasas de interés durante el 2016, los mercados financieros ya han descontado gran parte de esta movida desde 2015, y por ende, es difícil ver mayor pérdida de valor en la divisa.

    Asimismo los grandes flujos de inversión en Colombia ven las oportunidades desde un punto de vista macroeconómico. En este sentido, hay detalles microeconómicos en Colombia como las reformas fiscales necesarias que necesita el país. Pero mientras las materias primas no recuperen su valor internacional, en especial el petróleo, por más que los políticos se maten en hacer las mejores reformas los grandes fondos de inversión no van a ver mayor interés en el país. Recuerde que el 40 por ciento de las exportaciones en Colombia son petróleo y derivados, y si estas han perdido un 67 por ciento de su valor en 18 meses, claramente el país no puede tener el mismo atractivo como destino de inversión.

    El ‘gran error’ de entrar en pánico

    La buena noticia la dimos en nuestra columna anterior, donde afirmamos que vemos limitada la caída en los precios del petróleo, ya que se espera una restricción en la producción del crudo por varios pozos petroleros en EE.UU. que no le dan los costos para operar en los niveles actuales. Por ende, como nos enseña la ley de la oferta y demanda, a mayor escasez e igual demanda, los precios suben. Esto es nuevamente una razón para que la salida de dinero de Colombia se frene.

    Como dice un gran amigo gestor de portafolios internacionales, "tenga cuidado que no le vayan a tomar la foto allá en el pico". Asimismo le aconsejo al lector, tenga cuidado de no entrar en pánico y comprar dólares como objetivo de inversión cuando la depreciación puede estar "al toque de la esquina".

    Eso sí, aproveche para recordar el gran valor no material que tienen estas fiestas de final de año.

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