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Sector construcción de Guatemala: De un año de atrasos a uno de crecimiento

El rubro de la construcción guatemalteco tiene los fundamentos para continuar avanzando en 2021, tras retroceder en -10,1% el año pasado.

2021-09-11

Por Christa Bollman / Revista E&N

El 2020 será recordado, no solo como el año del Covid-19, sino como ese período de tiempo en el que el trabajo invadió la privacidad del hogar, cambió las relaciones laborales y sociales. El impacto se sintió fuerte en las familias y repercutió en el sector inmobiliario y de la construcción.

Efectos, los hubo de cal y de arena en los momentos de mayor incertidumbre.

Más de un año después de que la pandemia obligara a miles de personas a abandonar oficinas y negocios o a cambiar de actividad productiva y reinventarse, constructores, desarrolladores, corredores de bienes raíces e inversionistas se mantienen a la expectativa de la evolución de un sector que ha debido acomodarse a las nuevas necesidades de quienes buscan un lugar donde vivir de acuerdo con la nueva normalidad.

El 2020 fue un año de atrasos y ajustes, pero se prevé un crecimiento positivo del sector, analiza Pedro Ramírez, presidente de la Cámara Guatemalteca de Corredores de Bienes Raíces. Guatemala se proyectaba con un crecimiento económico positivo y, pese al cierre parcial de la economía el año anterior, el sector de la construcción -por considerarse esencial- no detuvo sus actividades. Por esta razón, el impacto negativo fue menor de lo que se esperaba.

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Debido al impacto económico generado por el Covid-19, el comportamiento del sector de la construcción, en 2020, reflejó una caída del -6.1%, según datos oficiales del Banco de Guatemala al mes de noviembre. Inicialmente se proyectaba que el sector tendría un crecimiento del 4% para el año 2020, pero a raíz de la pandemia cayó en 10.1%, describe Juan Carlos Salazar, presidente de la Asociación Nacional de Constructores de Vivienda (Anacovi), adscrita a la Cámara de la Construcción de Guatemala.

Ante este escenario, "una de las estrategias de desarrolladores inmobiliarios fue parar y replantear algunos proyectos, estudiarlos y desarrollar otras opciones", recuerda Ramírez.

Los ofrecían con características distintas y algunos, incluso cambiaron de sector socioeconómico y sector geográfico. Hay oferta en nuevas ubicaciones, en donde antes se había reducido el interés.

Los proyectos siguieron adelante, porque hay compromisos que cumplir, con los compradores o inversionistas. Sin embargo, la falta de transporte público a raíz de la pandemia obligó a los desarrolladores a asumir costos adicionales. "Hubo que llevar a los trabajadores a cada obra, pues no tenían como movilizarse", agrega Ramírez. Los protocolos de bioseguridad también significaron incurrir en costos. Además, la mano de obra y los insumos también se han encarecido.

Foto: Estrategia y Negocios

Demanda seguirá en aumento

La construcción seguirá siendo vital para la economía guatemalteca. En 2021 se estima que el sector inmobiliario aporte entre 4.5% y 5 % del Producto Interno Bruto. Según datos del Banco de Guatemala (Banguat), confirmados por la Cámara de la Construcción, este año la proyección del sector construcción es positiva, ya que se proyecta que crecerá 7.6 % en comparación con el 2020.

Nunca antes en la capital hubo tanta construcción de edificios. Según datos de la Municipalidad de Guatemala, en el último tiempo se han autorizado 143 licencias de construcción equivalentes al desarrollo de proyectos inmobiliarios: 81, en 2019; 55, en 2020; y 7 en lo que va de 2021.

La construcción de edificios es la opción ante la escasez de tierra en el área metropolitana.

Por su parte, la Municipalidad de Guatemala ha identificado algunos polos de oportunidad en diversas zonas de la capital, basada en la posibilidad de transformación y gestión ambiental en las zonas 18, 19, 6, 7, 11, 1 y 3.

Algunas zonas residenciales tradicionales conservan el interés de los compradores, y a ello se refiere el presidente de Anacovi: "Un polo de desarrollo es un sector geográfico identificado por un ente gubernamental con un interés para transformarlo, pero hay zonas o sectores de desarrollo afuera de dichos polos. No solo en la ciudad de Guatemala sino también en los alrededores y en otros departamentos. Zonas como la 15 y 11 son ejemplos con un alto interés por parte de los compradores".

Guatemala tiene una población muy joven por lo que el requerimiento de vivienda para los próximos años crecerá sin parar al menos los próximos 15 a 20 años. "La ciudad tiene que evolucionar y debemos crear comunidades", advierte Ramírez.

Por su lado, a Salazar le parece interesante el fenómeno de 4 Grados Norte, en la zona 4 de la capital. Los jóvenes millenials empezaron a ocupar apartamentos. En esa área hay apartamentos considerados pequeños, hasta de menos de 50 m2, pero hay una comunidad. "Pueden trabajar, hacer ejercicio, caminar y divertirse en el mismo lugar, y establecer relaciones en la comunidad", destaca.

"Hemos visto cómo se desarrollan muchos proyectos en muchas zonas, podemos contar más de 100 solo en este periodo. Pero hay una tendencia que considero muy importante, y es la tendencia de integrarse a la ciudad y ya no pelearla. El mejor ejemplo es lo que está pasando en la zona 4 en donde se puede apreciar muy bien la interacción entre diferentes desarrolladores", analiza.

De acuerdo con datos que aporta la Cámara de Corredores de Bienes Raíces, la demanda de vivienda individual y de propiedad horizontal sigue en aumento. Se espera que en 2030 la población de 2015 se haya duplicado y de acuerdo las estadísticas oficiales de 2019, en Guatemala viven a la fecha más de 17 millones 600 mil habitantes.

"El país está creciendo y la demanda de inmuebles también, no solo en la ciudad de Guatemala, sino en ciudades intermedias, como Coatepeque, en Quetzaltenango, Cobán o Santa Lucía Cotzumalguapa, en Escuintla", y en zonas de mayor crecimiento poblacional.

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