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Gaby Asturias, combatiendo al covid-19 con innovación desde Guatemala

Especial Centroamérica Inspira 2020: Destacamos a Gabriela Asturias. Estudió primero Neurociencia en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, y actualmente cursa el tercer año de medicina, en la Universidad de Stanford en California. Viajó de Estados Unidos para estar en su país durante la pandemia.

2021-01-18

Por Christa Bollman / Ilustraciones: Luis Barahona (Garabatos)

Proponer soluciones que históricamente no se creían posibles es, en palabras de Gabriela Asturias, la definición de ser visionarios. "Estamos proponiendo algo nuevo", dice y con ello se refiere a la creación colectiva y disruptiva de una herramienta de información en tiempo real, un ALMA -con mayúsculas- que contribuye a prevenir casos de COVID-19.

El Massachusetts Institute of Technology (MIT) por medio de su revista la seleccionó como una de 35 jóvenes menores de 35 años de edad - Gabriela cumplió 25- con las ideas más innovadoras en Latinoamérica, en 2020.

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La incluye entre los más visionarios. Gabriela estudió primero Neurociencia en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, y actualmente cursa el tercer año de medicina, en la Universidad de Stanford en California. Viajó de Estados Unidos para estar en su país durante la pandemia.

La Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt) de Guatemala premió con el Reto de Innovación Abierta, el proyecto presentado por la Fundación Desarrollo Guatemala ( FUNDEGUA). Es la organización sin fines de lucro que Asturias preside, y la cual co creó ALMA para detectar casos potenciales de COVID-19, clasificarlos en riesgo clínico bajo y alto, brindar recomendaciones de seguimiento según el riesgo de cada caso. Su cobertura es nacional. "Con ALMA queremos empoderar a las personas con la información y el papel de esta herramienta es hacer que la persona entienda la enfermedad y sepa como cuidarse", explica.

Gabriela lidera el proyecto, pero detrás de ALMA hay muchas almas más, personas dedicadas a que la Asistente Logística Médica Automatizada, como se explican sus siglas, funcione. Solo en el último mes no ha habido un solo contagio entre quienes han aprovechado la tecnología. "Es como hablar con una amiga en Facebook o Whatsapp", dice hoy, pero llegar a eso no fue tan sencillo, y ha sido necesario adaptarlo, para que sea culturalmente apropiado en todas las comunidades.

A Gabriela, Juan Roberto Alvarado la buscó un día antes de que en Guatemala se hiciera público el primer caso de una persona contagiada de COVID-19, en marzo. "Estaba en exámenes finales, en Stanford, pero a la semana siguiente empezamos a trabajar. Se sumó Juan Luis López, ambos ingenieros en Computación graduados de la Universidad Francisco Marroquín y Alejandra Paniagua, graduada en medicina de la UFM, doctorada de las universidades de Pensilvania y de Columbia, especializada en Salud Pública y Epidemiología. Todos trabajaron ad-honorem. "ALMA representa el sueño de mejorar el sistema de información de salud en Guatemala.

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Se ha convertido en una herramienta para recolectar datos de COVID-19 y otras enfermedades en tiempo real y podría mejorar la vigilancia epidemiológica y la toma de decisiones de salud en Guatemala y otros países", explica Paniagua. "Es un espacio en donde puedo poner en práctica mi pasión por la tecnología, acompañado de jóvenes que compartimos la visión de poner al alcance de los guatemaltecos un sistema (de prevención) rápido y eficaz", dice Alvarado.

López, indica que ALMA es prueba de lo esenciales que son las instituciones bien intencionadas y la colaboración entre éstas, para maximizar el valor aportado y tener un impacto positivo".

Juan Roberto Alvarado, un apasionado por la tecnología comparte ese sueño desde su especialidad: 'Para mí ALMA es un espacio en donde puedo poner en practica mi pasión por la tecnología. Es un privilegio poder hacerlo, acompañado de un equipo de jóvenes que compartimos el compromiso de aportar a Guatemala y la visión de poner al alcance de los guatemaltecos un sistema (de prevención) rápido y eficaz."

Juan Luis López, por su parte indica que ALMA es prueba de lo esenciales que son las instituciones bien intencionadas y la colaboración entre éstas, para maximizar el valor aportado y tener un impacto positivo."

La participación de todos los sectores y poder comunicarse con un lenguaje específico para cada uno ha sido, para la co creadora de ALMA y presidenta de Fundegua, lo más difícil. En otras palabras: "Todos tienen prioridades diferentes y se requiere alinearlas en un objetivo común".

"Queríamos donar una estrategia y proveer una respuesta tecnológica para que las autoridades la ejecutaran a nivel nacional. Logramos sumar a muchos sectores. También conocimos de cerca la burocracia y la dificultad para responder ante algo urgente. Sin embargo, no se ha dimensionado el potencial de esta tecnología". Esos fueron solo algunos obstáculos por los que el sistema no pudo implementarse desde el sector público, pese que contó con el aval de la Comisión Presidencial contra el Covid -19 (Coprecovid).
Aún existen barreras que impiden aprovechar mejor la tecnología: "Hay resistencia, temores que impiden agilizar el sistema de salud, pero la pandemia puede ser el catalizador para proponer una solución innovadora", dice Gabriela, mientras explica cómo ha evolucionado ALMA.

De la neurociencia y la medicina a la estrategia y la comunicación

La decisión de crear ALMA significó que Gabriela pusiera temporalmente en pausa otros intereses y así le tocó asumir una responsabilidad que incluyó convertirse en estratega y buscar alianzas entre instituciones públicas, privadas y de sociedad civil, aun cuando los resultados obtenidos no fueran desde el principio los deseados y hubiera que buscar otras opciones y apoyos.

Son necesarias las sinergias para ser eficaz y que las propuestas de solución sean viables. La habilidad de poder juntar a diferentes sectores es clave. La desnutrición crónica, por ejemplo, no es prioridad en todos los sectores. El Covid afectó a todas las personas en la vida privada y profesional, y por se produjo un intercambio positivo, aunque aun falta enfrentar otros obstáculos.

A quienes tienen más años de edad y tiempo de trabajar en las empresas, Gabriela Asturias, les diría: "Mi experiencia con el sector privado guatemalteco es que existe interés y hay fundaciones dedicadas, pero muchas veces la responsabilidad se delega en personas que ven la inversión social como caridad". Se refiere a "una misión filantrópica, sin una agenda estratégica de impacto real".
Reitera que le sorprende cómo puede confundirse la filantropía con la inversión social.

Lecciones de una innovadora

1. Tropiezos burocráticos

"El sistema no pudo implementarse desde el sector público, pese que contó con el aval de la Comisión Presidencial contra el COVID -19 (Coprecovid). "Queríamos donar una estrategia y proveer una respuesta tecnológica para que las autoridades la ejecutaran a nivel nacional. Logramos sumar a muchos sectores. También conocimos de cerca la burocracia y la dificultad para responder ante algo urgente. No se ha dimensionado el potencial de esta tecnología, pero la pandemia puede ser el catalizador para una solución innovadora".

2. Conectar con comunidades

"Queremos crear un personaje que encarne la identidad cultural de la región en donde se implemente, crear estrategias de comunicación fuertes. De esa forma, tendremos un sistema con respaldo científico por medio del cual la información llegue de forma apropiada. El problema es la falta de capacitación formal ante una enfermedad nueva, se requiere, que cada persona entienda la enfermedad y sepa cuidarse. Hacer llegar el conocimiento a las comunidades es complejo".

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