Por AFP
La 'Sala de Bienvenida para la niñez migrante no acompañada y familias retornadas' busca optimizar la asistencia a los menores deportados, dijo a periodistas la primera dama guatemalteca, Patricia de Morales, tras inaugurar las instalaciones.
El espacio, con capacidad para recibir a 150 personas diariamente, cuenta con una clínica médica, área para la lactancia materna, electrodomésticos, equipo informático, juegos electrónicos y de mesa y cunas.
Datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) indican que entre enero y abril pasados fueron deportados a Guatemala 1.095 niños y adolescentes desde México y Estados Unidos.
El jefe de misión de la OIM para el norte de Centroamérica, Jorge Peraza, indicó que las instalaciones son vitales en momentos que el presidente estadounidense, Donald Trump, intensifica las acciones contra la migración indocumentada.
En 2015, Estados Unidos detectó la llegada de más de 60.000 niños sin acompañantes adultos procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, lo que fue calificado por autoridades norteamericanas como una crisis humanitaria.
La 'Sala de Bienvenida para la niñez migrante no acompañada y familias retornadas' busca optimizar la asistencia a los menores deportados, dijo a periodistas la primera dama guatemalteca, Patricia de Morales, tras inaugurar las instalaciones.
El espacio, con capacidad para recibir a 150 personas diariamente, cuenta con una clínica médica, área para la lactancia materna, electrodomésticos, equipo informático, juegos electrónicos y de mesa y cunas.
Datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) indican que entre enero y abril pasados fueron deportados a Guatemala 1.095 niños y adolescentes desde México y Estados Unidos.
El jefe de misión de la OIM para el norte de Centroamérica, Jorge Peraza, indicó que las instalaciones son vitales en momentos que el presidente estadounidense, Donald Trump, intensifica las acciones contra la migración indocumentada.
En 2015, Estados Unidos detectó la llegada de más de 60.000 niños sin acompañantes adultos procedentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, lo que fue calificado por autoridades norteamericanas como una crisis humanitaria.